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Descifrando el Karate total

Descifrando el Karate total

Las piezas de un puzzle no encajan si queremos que todas funcionen de la misma manera. Esto mismo pasa con la historia del Karate. Muchas veces se oye y se lee discutir sobre Karate, y se llega a la conclusión de que jamás se llegará a un total entendimiento puesto que no se tienen los mismos conceptos de las cosas.

Un precepto en filosofía, al menos desde Tomás de Aquino, es que no se puede discutir de un concepto si los contertulios no tienen la misma idea del mismo. Es decir, si para mí un banco es un lugar donde sentarse, y para mi interlocutor es una entidad financiera, jamás llegaremos a un acuerdo de cómo funciona un banco.

Esto mismo pasa cuando se discute sobre Karate. Y por lo que he podido comprobar, no es una nueva discusión, sino que, por sorprendente que parezca, es incluso más antigua ¡que el propio arte marcial!.

Antes de llamarse Karate Do, ya se discutía sobre qué era… y no había acuerdo sobre ello, quizá porque no se puede unificar algo que ha nacido para no ser único, si acaso unitario, y aun con ello, su fuerza radica en la propia personalización de la forma y la estrategia.

Pero aun más, la historia, origen, finalidad y desarrollo ha sido, en muchas ocasiones, muy diferente, por eso, en este “Karate unitario”, pero nunca único, una de las características inevitables son los estilos. Suponiendo una agresión pretender estandarizar una forma que nace del individuo y de su experiencia, y no del conjunto.

Y sin embargo, ante la obviedad de las diferencias notables de estilos, seguimos empeñados en un fin común… por eso se han creado monstruosidades como el llamado “karate oficial/olímpico/federado”… o como se le quiera llamar a ese “monstruo de Frankenstein” que no tiene nada que ver con el Karate original/ancestral (Karate Koryu), por mucho que se quiera vestir de “tradicional”; me refiero por supuesto al sistema propio de la WKF.

Algo que no consiguió entender el Karate japonés, es que el Karate Do, antes de serlo, y de ser ni tan siquiera Karate, sino Tuidi, o Te… (para esto tampoco hay consenso) se refería a las artes marciales del antiguo Reino de las Ryu Kyu.

Al incluir toda una cultura marcial con todas sus diferencias y particularidades en otra, en este caso el Budo/Bujutsu japonés, se intentó sistematizar en un solo método que pudiera controlar la Butokukai (sociedad de las artes marciales), bajo los auspicios del gobierno japonés.

Hoy en día, se considera que a partir de una famosa reunión acontecida el 25 de octubre de 1936 (actual día mundial del Karate) se establecieron las bases para que el Karate se entendiera como este estilo “unitario” al que me refiero, incluyendo ceremonias y trajes de práctica. Aun con ello, lo cierto, es que no todos los estilos o fórmulas de las artes marciales de Ryu Kyu siguieron inmediatamente esta estela.

Y es que, en efecto, al hablar de aquel “Karate Koryu” o primitivo, debiéramos traducirlo como las artes marciales de Ryu Kyu, al igual que hoy, cuando hablamos de las artes marciales de Japón (Budo/Bujutsu), nos referimos al Ju Jutsu, Kenjutsu, Sumo, etc. o en China, si hablamos de Wushu: Wing Chun, Tai Chi Chuan, Shuai Jiao…

Por esto, insisto, si hablamos del Te/Toudi/Tode/Karate-Jutsu/Karate-Koryu de Ryu Kyu, tenemos conceptos tan dispares como los estilos que usan armas, los que se centran en técnicas de golpeo, los que se basan en la lucha, o los que dan gran énfasis a sistemas gimnásticos o energéticos; así como en sistemas pensados para las diferentes castas del reino, incluyendo desde los sistemas reservados a la realeza, los propios de la nobleza militar, o incluso aquellos pertenecientes a clases plebeyas.

En las sucesivas reuniones entre los maestros que brincaron del siglo XIX al XX, se hablaba de devolver eficacia al Karate… por lo que se entiende que si deseaban recuperar esta funcionalidad, es porque notaban que esta se estaba perdiendo.

Cuando hoy en día se reúne los expertos, se ha llegado al acuerdo de que la deportivización del Karate ha anulado técnicas sumamente eficientes para el combate, haciendo del Karate una espada de filo romo, asumiendo además, que en otras ocasiones en el pasado no existían estas prácticas. Sin embargo, podemos asegurar que las prácticas deportivas son inherentes al Karate, por muy atrás que nos vayamos.

Los retos consensuados, por mucha seriedad que se le confieran, no dejan de ser prácticas deportivas o deportivizadas, si se prefiere.

La realidad es que incluso en muchas poblaciones, en los cruces de caminos principales de determinados barrios se adoptaba la costumbre de colocar una piedra donde enfrentarse en retos consensuados, creando prácticas como, en el caso de los estilos sureños, el Kakie ó el Kakedameshi, para los cuales existen incluso formulas formales dentro de los estilos de Karate. Esto también sugiere que determinadas técnicas de los kata, sólo tienen sentido dentro de estas lógicas, y no responden tanto, como se tiende a pensar, a un sistema de lucha no consensuada.

También, además de este tipo de práctica, se pueden encontrar sistemas de combate libre (jiyu kumite) que terminaban con la rendición de uno de los adversarios, como el Iri Kumi empleado en Goju Ryu.
En el siguiente estudio puede el lector extender su conocimiento respecto a estas prácticas:

Kake-Kumite/Kakedameshi: El Combate Libre Original de Karate

Este tipo de sistemas se han seguido practicando hasta el día de hoy. De hecho, en Kyokushin Karate, antes de la regulación del sistema característico de Knock Down, en los años sesenta, lo común era realizar este tipo de prácticas poco restrictivas en cuanto a las normas.

Tal y como contaba en una reciente entrevista con Kaicho Bernard Creton, durante su formación en los años setenta en Nueva York con Kaicho Tadashi Nakamura, era el tipo de entrenamiento habitual.

Así mismo, otras formulas presentes en el Karate Okinawa, son heredadas directamente de sistemas energéticos/gimnásticos chinos, similares al Qi Gong, Pakua ó Tai Chi Chuan. Entendiendo que el acondicionamiento es una parte fundamental en la práctica de cualquier luchador, tanto como lo es la meditación, estática y dinámica. Es más, algunos de los patriarcas originales fueron monjes e introdujeron su filosofía basada en el budismo en las prácticas físicas y la etiqueta moral del Toudi (Karate Koryu/ancestral).

Y es que esto, al igual que los sistemas consensuados de práctica, con más o menos restricciones, son en efecto una herramienta más para el desarrollo de las capacidades marciales, y también lo sabían los antiguos maestros, tanto de Okinawa, como de China, Tailandia, Japón… donde existen también practicas acordadas de combate.

Cuando se refieren a prácticas menos restrictivas, basadas normalmente en una mezcla de técnicas de enganche (kakie), junto con golpes (atemi), derribo (nage waza), controles (sume waza), luxaciones (kansentsu waza), etc. y se refieren a “combates reales” –kakedameshi o Iri Kumi- debería entenderse más como combate libre realista, ya que existía un protocolo y una intención de no dañar seriamente al contrincante. El propio hecho de que se inicie con la colocación de los antebrazos cruzados (kumite: cruzar las manos) y se finalice con la rendición, ya está enmarcando una práctica acordada, y por lo tanto una herramienta realista, pero no real de combate, reservando la realidad para la defensa personal.

El Karate, quiso entrar con todas las consecuencias en Japón, ya que aun en 1936 se seguía considerando a los habitantes de la isla como “chinos de Okinawa”, y por lo tanto, japoneses de segunda, de hecho, algunos de estos maestros, ni tan siquiera hablaban japonés, sino el idioma de Ryu Kyu, el Uchinaguchi, por lo que se les consideraba en baja estima y poco pulidos.

En aquella época, quien otorgó el impulso definitivo para que le Karate ingresara en la Butokukai y fuera reconocido como un Gendai Budo (Nuevo arte marcial) fue Jigoro Kano, fundador del Judo, por lo que los karatekas no tenían intención de rivalizar con el Judo en su práctica, ni tampoco con el Kendo, que también les brindó sus dojos. Entonces, fueron desarrollando, a partir de sus prácticas deportivas que ya existían en Okinawa, nuevas formas de Karate, con el fin de crear un sistema de percusión complementario y no rival de los sistemas japoneses.

La práctica del combate acordado en Ryu Kyu, se llamaba Kakedameshi, y partía del Kakie, en que, siempre con contacto con el rival, los duelistas empleaban sus técnicas de golpe, luxación y derribo, a modo de close combat para someter al rival.

Al eliminar los derribos y controles, utilizaron todo un arsenal de sistemas que existían dentro de la práctica del Kobujutsu (lucha con armas tradicionales de Okinawa), pero también del Kendo (Combate reglado con shinai japonés) para desarrollar un nuevo sistema de Karate en distancia larga y con las manos vacías; una especie de Kendo con puños y pies, y en muchas ocasiones, al igual que en esta práctica deportiva, “con armas sin filo”.

A su vez, se fue relegando la práctica real del análisis del kata (bunkai) a los mismos círculos cerrados de los que emergía el Karate-Koryu/Tuidi. Una práctica que, inevitablemente, cada vez fue alejándose más de los fundamentos originales, creando una nueva práctica, más similar a una práctica de coreografía pautada, que a las posibilidades mucho más realistas de las técnicas y tácticas recogidas en los katas originales.

En el caso de la influencia del Kobujutsu, era una forma natural que ya había nutrido en origen al Tuidi, de su particular sistema de uso de la biomecánica, y también del combate en distancia larga.

En cuanto a la influencia del Kendo, -y no del Kenjutsu, como de hecho fue en origen- supuso, junto con otras artes extranjeras, como el Savate francés, Muay Thay o Boxeo inglés, la plena deportivización de los estilos japoneses de Karate, especialmente el Shotokan posterior a Funakoshi.

Con todo, debemos huir, una vez más, de crear una historia lineal de un solo estilo. Pues a principios del siglo XX parece que había más de doscientos sistemas de Karate diferentes, y no todos ellos, y ni mucho menos al tiempo, asumieron la oficialidad de que ahora goza ese sistema japonés de Karate Do nacido en Okinawa.

Otra cuestión que en ocasiones se destaca, es que se sustituye la técnica marcial Jutsu, por la vía espiritual Do, pasando del Karate Jutsu al Karate Do, al igual que en Japón se hizo con el Kenjutsu, Ju Jutsu, etc.

Este hecho ha sido contestado y criticado en ocasiones, exponiendo que se debería volver a un mayor Jutsu en detrimento del Do, cuando realmente, y desde muy temprano, las tradiciones marciales de Ryu Kyu se imbuyeron de la influencia moral del Budismo, que hacía que ese Karate Jutsu Koryu (antiguo) tuviera un importante componente moralista y de crecimiento espiritual.

Artistas marciales como Takahara Pechin (1683-1762), contribuyeron a que se incluyeran estos preceptos morales heredados de Shaolin en la práctica temprana de Te/Toudi de Ryu Kyu.

En este sentido su legado fueron unos Principios Éticos, basados en tres aspectos o valores:

• IJO. (形状, Keijô, forma). La forma, la compasión, la humildad y el amor.

• FU. (腑, entender que). Las leyes, la comprensión completa de todas las técnicas y formas del Karate.

• KATSU (鬠, hacer un lazo ( o nudo) superior). La dedicación, la seriedad del Karate que debe entenderse no sólo en la práctica o en el combate real, sino además en la esencia y la técnica.

Según transmitieron sus sucesores, algunos preceptos de Takahara fueron:
“Uno tiene el deber consigo mismo y con su prójimo”.

«Karate Jutsu es una forma de vida, la manera de entender y preservar el Karate Jutsu es a través de los kata, por medio del kata y sus aplicaciones es como se pueden enseñar las técnicas de combate real”.

A Takahara se le considera estudiante del mítico Pechin Matsu Higa (1647-1721) a quien se le atribuye la idea de evolucionar de Okinawa-te a Bushi-te, es decir la idea de otorgar a las artes civiles de combate una posición digna de las “artes aristócratas o caballerescas” relacionándolas con los clásicos valores corteses de las élites sociales, siempre imbuidos de principios y valores rectores del comportamiento.

Durante el siglo XX hubo maestros que entendieron que los concepos Jutsu y Do no se contraponen. Así, en el letrero del primer dojo de Masutatsu Oyama, antes de la fundación de Kyokushinkai, se leía Nihon Oyama Karate Jutsu, evolucionando posteriormente a la International Karate Do Organization Kyokushinkaikan.

En esta misma línea, Kaicho Bernard Creton en los años ochenta fundó su propia versión nombrándola Karate Do Renmei Karate Jutsu Kai. Puesto que ambos conceptos son y han sido siempre complementarios.

La búsqueda de un Karate funcional, que además supusiera un desarrollo espiritual o vital del adversario, es el origen de sistemas como el citado Karate Kyokushin de Mas Oyama, que crea su propia tradición a partir de la información que pudo recopilar en vida, y por supuesto de su propia experiencia vital.

Oyama y sus sucesores, quisieron idear un Karate moderno y japonés; por lo tanto basado en los preceptos del Budo Samurai, descifrando, y en ocasiones simplificando los katas a través del estudio, tanto de las tradiciones del Karate que habían heredado, como de otros sistemas a su alcance, tanto japoneses, como el Kobujutsu, Nihon Kenpo, Judo ó Aiki Ju Jutsu, como extranjeros: Taikiken, Boxeo tailandés y occidental, y otros.

No obstante, añadieron a la práctica del estilo un sistema deportivizado, que promoviera una lucha concertada realista en cuanto a la fortaleza e intensidad del combate, si acaso, aun más intenso que un combate real, al restringir los golpes de puño a la cara: el Knock Down Karate (Full Contact Karate).

Con ello se pretendía incentivar la filosofía de resistencia y perseverancia de Osu no Seishin, eje central del Karate de Oyama. Sin embargo, Kyokushin no ha sido ajeno a los problemas derivados de la deportivización, por lo que sesenta años después de la fundación del estilo, nos encontramos con dificultades similares a las vividas por otros estilos, que ha ido olvidando la verdadera funcionalidad del arsenal técnico del Karate, creando mayor distancia cada vez entre la técnica, forma y combate (kihon, kata, kumite).

Del Kyokushin, no obstante, surgieron otras ramificaciones que procuran cubrir vacíos en su práctica: Kickboxing, que incentiva el combate en larga distancia añadiendo los puños a la cara, Ashihara Karate y sus derivados, que promueve las técnicas de Sabaki (giros tácticos y manipulación física del contrario), All Round Fighting, Kudo y MMA, que procuran sistemas de lucha en todas las distancias y posibilidades, etc.

Es en la idea de All Round Karate que en World Independent Budo Kai, estamos trabajando para fomentar, a partir de la práctica realista del Kihon y Kata, un sistema de combate tan moderno, que sea capaz de recuperar y/o conservar las verdaderas esencias del Karate Koryu, y si acaso seguir evolucionando hacia la mayor eficiencia de los luchadores, sin olvidar las demás tradiciones y sistemas que componen una práctica eficiente del Karate Do, preocupado por la aplicación del mismo en cualquier aspecto de la vida real del artista marcial.

Nuestro Karate aspira a la plenitud.

 

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Ya a la venta! Kyokushin Karate: Budo Esencial

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Sumérjase en el Budo a través de la mirada de los más grandes maestros de Kyokushin: Mas Oyama, Jon Bluming, Steve Arneil, Loek Hollander, Bernard Creton, Hatsuo Royama, Shokei Matsui… y otros muchos.

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KYOKUSHIN KARATE: BUDO ESENCIAL

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El poder del pensamiento único

El poder del pensamiento único

El célebre Daimyo Yamamoto Tsunetomo, autor del Hagakure, escribió:

“El pensamiento único es el más potente”

La idea de pensamiento único tiene connotaciones diferentes en nuestra Europa actual, que en el Japón de la era feudal.

Esta idea, en Europa, fue desarrollada en su origen por el filósofo Arthur Schopenhauer, y posteriormente Ignacio Ramonet y otros aplicaron el concepto al tipo de desarrollo social, propio de la izquierda, basada en una pirámide tecnocrática de jerarquía social.

El concepto moderno, según Schopenhauer, es el de aquel pensamiento que se sostiene a sí mismo, de modo que constituye una unidad lógica independiente. Posteriormente, esto fue redefinido por Herbert Marcouse como pensamiento unidimensional, como crítica a un pensamiento global dirigido hacia unas características sociales determinadas, y en relación a las élites dominantes que no permiten la diversidad de pensamiento, la negación y la crítica.

El término, en el concepto del Budo, tiene cierta relación en cuanto a varios aspectos relacionados con la orientación del pensamiento comunitario, y se caracteriza por un concepto diferencial, esencial e individualista; en Budo, el pensamiento único, trata de la detención y control del pensamiento propio.

Un pensamiento único, o unificado, en el que todos los miembros de la comunidad cooperan por un objetivo común, es en efecto, potente y valioso. Otra cosa, es que la idea del pensamiento común tenga un fin moralmente reprobable o sea socialmente válido.

En este sentido, se entiende que la diversidad de la sensibilidad humana considera como positiva su finalidad. Es decir, si todos entendemos que el reciclaje y el cuidado de la naturaleza es un elemento de valor para nuestro desarrollo social, ese pensamiento único ayudará a que todos los miembros del grupo social contribuyan positivamente al cuidado del medio ambiente. Si por el contrario, una parte del grupo social considera que otra de las partes es el origen de los problemas de su civilización y merecen el exterminio, ese pensamiento único aprobará atrocidades como el Holocausto promovido por Adolf Hitler en la Alemania Nazi.

Es necesario, por lo tanto, apoyarse en valores universales aprobados por toda la comunidad, de tal manera que puedan ser ratificados por los componentes de todo el espectro social, y aun en distintas generaciones, como por ejemplo la Declaración de Derechos Humanos.

Convencionalmente, la práctica de las Artes Marciales -entendiendo cada dojo como una pequeña sociedad compuesta por una pirámide jerarquizada con un objetivo de desarrollo personal y cuidado de la sociedad-, se nutre de los valores propios de Budo, recogidos en siete virtudes en la obra de Inazo Nitobe, Bushido, escrita como compilación de la tradición Samurai: Benevolencia, Valor, Humildad, Lealtad, Respeto, Honestidad y Rectitud.

Además, cada escuela se nutre de su propio sistema de valores, en el caso de Kyokushin, el lema es:

Cabeza baja (humildad), ojos altos (ambición), boca cerrada (respeto) y buen corazón (amor filial), Los padres son el punto de partida.

Junto con un conjunto de promesas de participación recogidas en el Dojo Kun, que expresan los compromisos de los participantes con el fin de mejorar su carácter a través del entrenamiento: entrenamiento constante, atención a las enseñanzas, abnegación, cortesía, humildad, sabiduría, fuerza; y en resumen, comprender el verdadero significado del camino marcial a través de la práctica.

Este pensamiento único de toda la comunidad promueve un sistema de valores fuerte y unificado, que tiene como fin avanzar hacia la paz mundial.

Por otra parte, en el contexto en que se escribió el Hagakure, propio de la mentalidad y filosofía Budista, el pensamiento único supone una mirada hacia el interior del individuo.

En la práctica del Karate el pensamiento único está bien definido por el Kime, fuerza fisico-mental de determinación hacia un objetivo. También Kiai la unificación de la energía físico mental exteriorizada mediante un grito.

Todos tenemos tendencia a un pensamiento que divaga en muchas ideas a la vez. De manera natural, nuestra mente tiende a funcionar de forma automática, permitiendo que estos pensamientos circulen libremente, sin filtro, como pelotas de pin-pon rebotando dentro de nuestra cabeza. Lo que provoca “pensamientos rumiantes”, que nos llevan inevitablemente a detenernos en las emociones más duras, tendentes a provocar un estado de estancamiento emocional: dolor, ira, tristeza, melancolía, miedo, rechazo… Obviando, a su vez, aquellas que resultan más atractivas de digerir: alegría, ilusión, esperanza, optimismo…

Los sistemas de alerta de nuestra mente se alteran ante la presencia de las emociones que provocan alarma, ya que naturalmente estamos diseñados para ocuparnos de las situaciones críticas en primer lugar. Sin embargo, tendemos a confundir esta alerta con un rechazo a las demás sensaciones, ya que las emociones consideradas positivas suelen corresponder a proyectos de presente y futuro, mientras que las negativas se alimentan del pasado; de lo ya experimentado de alguna manera, y que rechazamos; o de previsiones pesimistas para el futuro en base a este aprendizaje, que pueden ser reales o propias del prejuicio ideológico. Es decir, el miedo a la muerte no está alimentado por la experiencia real, sino por el prejuicio natural a ella, ya que nadie la ha experimentado realmente en varias ocasiones y ha aprendido en base a sensaciones reales empíricas.

Podemos imaginar que nuestras emociones son como las olas del mar, y nosotros somos un surfista.

Obviamente todas las olas que vengan van pasar por nosotros y de alguna manera, las vamos a experimentar, pero nosotros elegiremos la más conveniente a nuestro fin para surfearla.

No quiere decir que evitemos las que no nos convengan, tan solo las dejamos pasar, para que se rompan en la orilla.

Los surfistas experimentados, son capaces de atravesarlas navegando o sumergirse en el agua para no ser arrastrados por la ola que no desean. Esto mismo se hace con las olas emocionales mediante técnicas de distracción. La emoción seguirá estando, pero cada vez se irá más lejos hasta desaparecer. Para ello, empleamos meditación; unificamos el pensamiento y lo paralizamos; para posteriormente centrarnos en la emoción más conveniente.

Otra técnica de entrenamiento es temporalizar las emociones, no permitiendo que una misma emoción nos invada por más de 10 minutos.

Durante esos diez minutos, en los que se pasa por las diferentes fases de la experimentación y reconocimiento de la emoción, hay que buscar estrategias de distracción. El fin es encadenar la emoción con otra nueva más liberadora, que permita que podamos dejar pasar esa “ola” que nos está reteniendo dentro de una emoción no deseable, y escoger otra más “sobrellevable” que distraiga el pensamiento.

No podemos luchar contra las olas del mar, ya que la fuerza de la naturaleza es inevitablemente más fuerte que nosotros, pero podemos aceptar sus condiciones con amabilidad: ¡Ningún surfista está obligado a lanzarse al mar! Lo hacen por disfrute y conexión con la naturaleza.

Durante el entrenamiento diario en Kyokushin Karate, podemos entrenarnos en esta práctica desde el mismo inicio de la sesión. Sentados de rodillas, en una postura ligeramente incómoda (seiza), aceptamos con amabilidad y dignidad esa posición, que nos mantiene en una cierta tensión que recibimos como una alerta de nuestros impulsos, bajo el propósito de unificar el pensamiento en la práctica rigurosa del entrenamiento. No luchamos contra el dolor, lo aceptamos, y nos servimos de la respiración profunda para tal fin.

Incluso el momento en que llega la hora de ir al dojo y nos invade una emoción de pereza: preparar el karategi y la mochila, salir de casa, cambiarse… el propio proceso ritualizado de doblar adecuadamente el karategi y el obi (traje de práctica y cinturón) se pueden convertir en un ejercicio de distracción para dejar pasar esa emoción. Ritualizar esta práctica, mientras nos alimentamos de las emociones positivas vividas en relación con su uso, nos pueden animar a acudir al entrenamiento (keiko) para mejorar un día más.

El sentimiento de dignidad que ofrece el ritual nos compromete también con la práctica, ya que le aporta valor y profundidad.

Este sistema de preparación de la vestimenta, fue ritualizado por los antiguos samuráis del periodo Edo. La forma de realizar la lazada de la hakama (falda-pantalón propia de los samuráis), era usado como un periodo de meditación para centrarse en la aceptación de la muerte y la frugalidad como forma de vida.

Atención plena. La mente del samurai

Las terapias relacionadas con el Mindfulness (atención plena) que se basan en la meditación budista y en el estoicismo clásico, hablan de tres tipos de mente: Mente emocional, racional y sabia, según el tipo de estado por el que nos dejemos guiar.

El concepto de “mente sabia” fue desarrollado en 1993 por Marsha Linehan en su terapia para el tratamiento de las personas diagnosticadas de trastorno límite de la personalidad: la terapia dialéctico conductual. Esta terapia tiene entre sus objetivos la regulación del afecto, el aprendizaje de habilidades y la aceptación del cambio como algo inherente a la vida.

Cuando nos encontramos en el uso activo de la “mente emocional”, percibimos lo que nos pasa en función de lo que sentimos en ese instante. Si nuestras emociones son muy intensas, podemos distorsionar la interpretación que hacemos de las situaciones y de nuestras circunstancias y actuamos «en caliente». Pero, también, podemos encontrar la motivación, la pasión y la energía que necesitamos para alcanzar nuestras metas, para ayudar a los demás o para sobreponernos a las dificultades.

Por otro lado, cuando se activa nuestra “mente racional”, observamos nuestra vida desde la lógica y el empirismo. Nos centramos en los hechos y en la razón, dejando aparcadas las emociones, y actuamos «en frío». Este estado nos permite llevar a cabo planes, seguir instrucciones, dirigir equipos y tareas, etc.

Ambos estados tienen sus funciones y beneficios. Por ello, aunque a veces podamos anhelar desactivar alguno de ellos, necesitamos tanto de la razón como de la emoción para vivir. Nuestro objetivo último es el de integrarlos, utilizando la «mente sabia», y aunque no logremos mantenernos en este estado continuamente, si lo logramos, conseguimos cierta distancia del problema a resolver (maai) para verlo con lucidez, encontrar soluciones o al menos relativizar su gravedad.

La definición que el teólogo y filósofo catalán Joame Balmes dio en el siglo XIX al respecto es:

“La razón es fría, pero ve claro; darle calor y no ofuscar su claridad; las pasiones son ciegas, pero dan fuerza; darles dirección y aprovecharse de su fuerza.”

En el libro “La meditación del guerrero”, el autor y artista marcial Richard L. Heigth explica el tipo de mentalidad que, en el mundo actual, con su estrés y rapidez, deberíamos adoptar del antiguo mundo samurai:

“Debemos imaginar un campo de batalla con solo samurai rodeado de múltiples oponentes que intentan matarlo.

La atención de cualquier novato salta de un oponente a otro en un ansioso intento de defenderse.

Tal intento cansa pronto al guerrero, que será derrotado.

Un guerrero experto dirige su atención de manera uniforme en todas las direcciones. Pero aun y así, experimenta ansiedad mientras planifica mentalmente su estrategia. Su pensamiento y su ansiedad pueden ser su perdición si sus oponentes son verdaderamente hábiles.

La atención de un maestro samurai, al igual que la del guerrero experto, se reparte uniformemente, pero él permanece tan tranquilo como la superficie de un lago en calma, sin tener una idea predeterminada de cuales pueden ser sus acciones. Su cuerpo elegirá la acción correcta sin un solo pensamiento.

Necesitamos que nuestras acciones, en un mundo tan apresurado, fluyan desde la profundidad de la consciencia. La meditación ayuda a expresarse de forma natural.”

La forma natural de combate, contra uno o varios oponentes, al igual que en el enfrentamiento con la propia existencia, es aceptar las diferentes situaciones como las acepta el agua, adoptando la forma de su recipiente y buscando la salida en forma de movimiento y cambio. Si no encuentra una grieta para seguir su curso, se evaporará, pero siempre buscará la salida de una forma creativa, de lo contrario se estanca, enferma y muere. El agua acepta y entiende el cambio. Y nosotros somos agua.

En sus enseñanzas Buda no entiende a los humanos como formas fijas o estáticas, sino que nos describe como un serie de cinco procesos cambiantes: Procesos del cuerpo físico, de los sentimientos, las percepciones, las respuestas y el flujo de conciencia que los experimenta a todos.

Nuestro sentido del Yo surge por el apego e identificación con uno de estos procesos. Nos podemos identificar con nuestro rol social, con nuestros deseos, con nuestro deber, con nuestros sentimientos o incluso con nuestra situación económica, eligiendo arquetipos que nos protegen como una armadura. Sin embargo, estas armaduras nos pueden llegar a ahogar y convertir nuestra identidad deseada en una tumba en vida hecha del prejuicio y falsa identidad, provocando miedo a la pérdida y la derrota.

Si acepto que ese no es mi mundo, y que puedo ser nada y todo a la vez, superando mis propias barreras, podré adoptar un pensamiento flexible y creativo, sin necesidad de anclarme en emociones que no me permiten fluir con mi propia corriente.

Toda evolución positiva pasa por la aceptación amable del cambio. Y esta evolución debe estar dirigida por un pensamiento unificado, una voluntad de pensamiento único hacia la liberación personal.

 

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KAMAE: Manos de diablo, corazón de Buda.

KAMAE: Manos de diablo, corazón de Buda.

KAMAE

El Kamae está en el corazón, no en una manifestación física.” (Chooki Motobu)

C. Motobu

En Karate no hay una posición determinada de combate (karate ni kamae nashi)… Para comprender esta aparente paradoja debemos percibir que la verdadera posición de combate es interior… No hay que tener imágenes prediseñadas, se trata de fluir de un modo natural. Para cultivar este estado mental conviene practicar Fudoshin…” (Kenwa Mabuni)

K. Mabuni

Las posturas de Karate (kamae) permiten que el cuerpo ejecute mensajes del cerebro y realice los movimientos requeridos de la forma más fácil y económica posible. Por supuesto, la postura física debe ir acompañada de cierta preparación psicológica… Cuando se acerca un enemigo, casi todos automáticamente plantan los pies firmemente en el suelo, extienden los brazos y, por medio de la actitud física, representan la determinación mental de resistir el ataque… Un gato con el pelo erizado, el lomo arqueado y enseñando los colmillos advierte al perro que se acerca que no tolerará tonterias… El gato, en otras palabras, ha asumido una postura de batalla…” (Mas Oyama)

M. OYAMA

La mente humana es una con el cielo y La Tierra”

Nuestra circulación sanguínea corre paralela a los ciclos del Sol y la Luna”

La inspiración representa la blandura, la espiración, la dureza”

Adaptarse a las condiciones cambiantes”

La respuesta debe suceder sin pensamiento consciente”

La distancia y la postura determinan el resultado del encuentro”

ver lo invisible”

esperar lo inesperado”

(Ocho preceptos del Quanfa, Bubishi)

Ilustración Bubishi

El Kata, con toda su aparente rigidez, confiere libertad al Kumite, pues compone las conexiones naturales entre mente, cuerpo y espíritu” (Claudio Alessi)

C. ALESSI, el kamae interior

Es una constante en las artes del Budo entender que Kamae (posición de combate) es una forma ecléptica (adaptable al practicante) de predisposción al combate.

Por encima de ser una serie de posturas fijas, se trata de una actitud mental concreta, que se acompaña de una serie de posiciones ergonómicas que permiten una mejor economía de movimiento ante una amenaza.

También, en la tradición china, se estudian una serie de posturas previas al combate ritual que identifican a los combatientes como miembros de una tradición marcial específica. Esto también se extrapola al tipo de cortesía marcial o saludo, y tiene más que ver con la filosofía y tradición del linaje de la escuela.

Con ello, todos los autores coinciden en que el kamae adecuado es aquel que mejor se adapte al practicante para el tipo de tarea combativa que va a realizar.

Un dato curioso es que, en el caso concreto del Karate tradicional, muchos de sus kamae proceden de sistemas previos de lucha armada.

En la edición del Bubishi, traducida y comentada por Patrick McCarthy, se nombra un dato curioso respecto a la influencia de la lucha armada en el desarrollo del Karate y viceversa, en la que se explica que el Jefe de la segunda generación de la escuela de tradiciones militares de Satsuma (región y clán que conquistó Ryu Kyu en el siglo XVI) fue adiestrado en la lucha con aperos de labranza y herramientas cotidianas, para que a su vez, instruyera a los granjeros de Satsuma, y así evitar posibles invasiones, tal y como un siglo antes habían hecho los habitantes de Ryu Kyu, precisamente contra el clan Satsuma. Este adiestramiento para-militar, fue ocultado en una forma de danza folklórica llamada Jigen Ryu Bo Odori.

Reproducción de la danza Bo Odori de Satsuma publicada por el investigador Andreas Quast.

Según los estudiosos en la materia, no está claro qué tradición influyó en la otra, si la okinawense en Satsuma, o viceversa. Lo que parece claro es que, también en los kata de Karate, se realizan una serie de posiciones que tienen más que ver con la lucha armada, que con la aplicación de las técnicas de mano vacía.

Así en el libro Advanced Karate de Masutatsu Oyama, explica claramente:

…Dado que el Karate es un arte de combate, comparte ciertas posturas con otros métodos de lucha, pero está especialmente cerca de la esgrima japonesa (Kendo). De hecho, varias posturas de Karate se han tomado directamente del Kendo. Tal vez la similitud surja del hecho de que la espada, una vez que entra en contacto violento con el cuerpo de un oponente, puede significar una muerte súbita, al igual que un sólo golpe de Karate devastador significa destrucción inmediata…”

kendo
Karate Shobu ippon

Esta idea, sin duda influenciada en el Karate japones moderno, principalmente la escuela Shotokan, por la estrecha vinculación entre el Kendo y el Karate, desarrolla el sistema de competición por puntuación Shobu Ippon, en el que, al igual que en Kendo, los practicantes se lanzan con una técnica limpia para conseguir la máxima eficacia en una sola acción. Este tipo de pelea requiere de cierta distancia respecto del oponente y una guardia más bien extendida al frente y con una mano más avanzada que la otra. Es una forma estratégica que caracteriza principalmente a las escuelas que provienen de la tradición okinawense de Shuri Te, con sus acciones penetrantes y rectilíneas.

Según Sosai Mas Oyama, este tipo de acciones tienen también origen en el Shorinji Kenpo (escuelas derivadas de la tradición de Shaolin del norte). De hecho, el Shorinji Kenpo de la escuela Renshinkan, fue una fuente principal para el desarrollo posterior del Kumite específico de Kyokushin, debido a los frecuentes contactos de Oyama con esta escuela, con el objetivo de poder practicar Jissen Kumite, o combate con contacto pleno. Tanto es así, que el propio Sosai específica que Kyokushin se influye tanto del Karate de Okinawa, como del Kenpo japonés.

Oyama, Jion Kamae, originario de Shorinji Kenpo
shorinji kenpo

Cuando el combate es más cercano, se hace necesario la elevación de la guardia, por motivos obvios de defensa de la cabeza, por lo que en la tradición del Kyokushin primigenio, el combate en distancia corta segúia las directrices de la línea Naha te, a través de la fuente de Goju Kai de Gogen Yamaguchi, optando por un movimiento de manos (normalmente mano abierta) que no se mantienen fijas, si no, que al igual que en la costumbre de Tensho Kumite (combate sobre kata Tensho) se procura desorientar al adversario con golpes y/o atrapes de mano abierta, y optando por la posición neko ashi dachi; similar a como lo siguen realizando en otros sistemas como el Muay Thai.

En este caso, en que la distancia es menor, y no es siempre posible defender todos los golpes, se necesita un particular desarrollo de la musculatura interior del cuerpo, y una serie de kamae que potencien la tensión de cadenas musculares y permitan defender los ataques principales del adversario, obviando los que resulten secundarios o no sean capaces de lastimar.

Uno no tiene que defender todos los ataques del oponente cuando no hay poder en el golpe”

Uno debe intentar anticipar el ataque en su origen”

En una confrontación real uno debe pegar a la cara primero, porque esto es lo más efectivo”

(Pensamientos de Chooki Motobu)

Mas Oyama fue un admirador de la figura del karate Okinawense Chooki Motobu.

Podríamos pensar a priori, que con la globalización del mundo, y el desarrollo de los denominados deportes de combate propios de occidente, la guardia del boxeo occidental ha sido definitiva en la creación de un nuevo tipo de guardia que hoy en día realizan comúnmente los practicantes de Kyokushin (KUMITE NO KAMAE), y sin duda, la influencia del Boxeo es una de las bases para el estilo de combate Knock Down de Kyokushin y también del Kickboxing, como extensión del estilo. Sin embargo.

Este tipo de guardias no son exclusivas de occidente y aparecen claramente recogidas en la tradición del Bujutsu japonés y su origen chino, y se pueden encontrar en los kamae de ciertas armas de Okinawa, como el tekko, tonfa, sai...

Es conveniente ver la presentación de los kata de Kobudo para enteder ciertos elementos relacionados con el kamae. Tekko Jutsu

Por otra parte, vemos que es habitual que en los kamae tradicionales de Okinawa aparezcan posiciones de brazo con el reverso del puño apuntando hacia abajo, curiosamente igual que en el Boxeo occidental antiguo. Según los historiadores, se debe a que el boxeo ingles no contó con reglas fijas hasta finales del siglo XIX, cuando se prohibieron las patadas y se comenzó a usar el guante.

Los guantes de boxeo favorecen la protección del rostro y evitan provocar cortes con los nudillos en la cara del adversario. Los golpes con los nudillos que provocan tanto cortes, como noqueos, debido a apuntar a puntos precisos, son una especialidad característica del karate.

La guardia de Mabuni es igual que la de los boxeadores del XIX
El kamae empleado en Kobudo con las manos armadas es el mismo que en Karate.
Boxeo antiguo

En la tradición de Kyokushin, Sosai Oyama confiere importancia fundamental en concreto a dos kata: Tensho y Kanku.

De Tensho nos dice que es el kata más característico de la escuela, y que es un estudio de todas las defensas bajo la premisa de la teoría del punto y el círculo.

Tensho es un kata de la línea Naha te, que estudia el combate en distancia corta, y evoluciona como un homenaje a Sanchin, siendo una representación de los opuestos Yin Yang o Go Ju (duro y blando).

En su última técnica, que consideramos energética, se encierran, no obstante una serie de kamae propios de la distancia corta, que comúnmente podemos denominar JUJI KAMAE o guardia cruzada.

Juji kamae
Aplicación de Juji kamae al Kumite deportivo
Guardia cruzada propia de la escuela de esgrima fundada por Miyamoto Musashi

Este tipo de guardia con las manos superpuestas en torno al abdomen y al pecho, procuran la protección del torso de los ataques del adversario, además de la capacidad de trabar sus brazos.

No se trata de una posición fija, sino que por el contrario evolucionan continuamente a formas de defensa, utilizando el poder de los codos y anclando los brazos con la fuerza de la musculatura corporal. Es una posición que se puede ver en los combates de Kyokushin a corta distancia.

Esta guardia tiene algunas variantes en que el cuerpo se posiciona de forma lateral, para evitar contacto frontal con el adversario como GARYU KAMAE, que suele resultar después de una defensa, o TASHIN KAMAE, que es la misma posición que juji kamae, pero usada desde el lateral y que probablemente provenga del kamae de espada SHIN KAMAE (verdadera guardia)

Shin no kamae
Tashin kamae
Garyu kamae

Podemos encontrar estas guardias en alguno kata superiores, como por ejemplo Saifa, en que tras el primer pasillo, en que se acaba con un uraken; que se convierte en kamae, se evoluciona a un neko ashi dachi, con una guardia lateral previa, en que utilizamos Garyu Kamae para prevenir ataques de los costados.

Se continua a una guardia frontal con una preparación de la pierna llamada NEKO KAMAE (guardia del gato).

Neko Kamae

También en Seienchin, antes de finalizar el kata, se cierran los brazos con las manos abiertas en una guardia denominada KAISHU KAMAE, que se suele considerar como una atracción de la cabeza del rival.

Kaishu kamae

Kanku Dai es un kata Shuri te y se define en Kyokushin como el kata supremo, sobre el que se extrae incluso el emblema del estilo, una vez más influenciado por la teoría del punto y el círculo, sobre la que Sosai insiste que es la única forma posible de máxima eficiencia en combate.

Kanku en su origen, es un sistema compilado por los habitantes de Ryu Kyu, de las enseñanzas de un funcionario chino, al que llamaban Ku Shan Ku, y que enseñó su estilo en el antiguo reino.

Según se interpreta se trata de un estilo que permite luchar en la oscuridad, pues se basa en los principios de Ataru (tantear) y Utsu (golpear).

La posición final de Shuto mawashi uke de Kyokushin, que tiene su origen en el Taikiken en su ejecución, es sin embargo, en su finalización, un kamae fijo, que proviene de guardias propias de Shuri te, y por ende del kamae propio de la lucha armada a dos manos, tal y como se realiza en otros sistemas como el Nihon Tai Jitsu o el Aikido. Sin embargo, la mano atrasada se pega el cuerpo para favorecer el agarre de tipo hikite y la kinestesia, es decir la sensación física de la mano que está preparada para contra atacar.

Shuto Mawashi uke es el inicio del kamae enshin kamae, o guardia circular
En esta guardia, Enshin kamae en contacto con el rival, se tantea al adversario para después atacar o defenderse.

El primer Kamae del Kanku de Kyokushin es diferente al de otras variantes del kata, en que las manos se elevan directamente unidas por encima de la frente para posteriormente abrirse en un círculo concéntrico al cuerpo.

En Kyokushin este círculo se repite de forma ascendente y descendente, tratándose de un estudio de un kamae transcedental propio de la tradición del Shorinji Kenpo.

En un momento dado, las manos se posicionan a cada lado del cuerpo formando el kamae MAEBANE KAMAE, es una posición de no agresión, que es capaz de recibir ataques en sus diferentes alturas (jodan, chudan y gedan) además de seguir los principios de la persuasión al atacante, por tratarse de una postura en la que no se cierran los puños.

MAEBANE KAMAE
CHUKEN KAMAE

En la psicología humana, los puños cerrados frente al oponente sólo tienen dos salidas posibles, la disuasión del atacante, o el combate al sentirse este amenazado.

Con las manos abiertas en situación de calma, podremos apaciguar y persuadir al agresor de su amenaza a la vez que estaremos preparados para defendernos, anticipar, agarrar…

Los movimientos laterales posteriores no responden tanto a una defensa real, sino a una preparación o kamae a ambos lados, pues recordemos que se trata de una forma de pelea nocturna, en la que además se ofrece la opción de defenderse en el punto vulnerable de la guardia, es decir por el lateral, con movimientos de evasión.

El resto del kata es una sucesión de elementos en los que se tantea dónde está el rival tocándole para a continuación golpear en la dirección de nuestra mano o pie.

De este kata, en relación con la influencia posterior del Shorinji Kenpo, tambien nacen una serie de posturas defensivas que Oyama denomina JION KAMAE, y que también se llaman ZANSHIN KAMAE, cuando se trata de una guardia de finalización tras el derribo del oponente. Pues la palabra zanshin hace referencia directamente al estado de alerta.

Es algo también habitual en los combates de Kyokushin tras noquear al adversario, y que en sistemas como Shorinji kenpo, corresponde más bien a la guardia inicial previa al ataque.

JION KAMAE
Detalle de dos púgiles de la Grecia Clásica

Otro kamae, cuya historia explicaré por lo curiosa de la misma, es el denominado TANSHIN KAMAE, según cuenta Sosai Oyama en Advanced Karate, es una posición también original de China, que se hizo popular debido a un enfrentamiento histórico entre un monje de Shaolin llamado Tan Shin y un grupo de malhechores.

El monje, que llevaba un sutra sagrado en la mano, lo quería proteger a toda costa, por lo que lo apretó junto a su cuerpo, mientras extendió su otro brazo, defendiéndose de los ataques con la misma mano que le servía de defensa, para lo cual anticipaba usando su larga guardia, o cortaba los ataques atacando a las articulaciones.

Esta guardia ha sido recogida en el Kata Sushiho de Kyokushin, en la que desde la posición Neko ashi dachi se avanza con tres pasos, en seiken tsuki jodan, y el cuerpo mucho más ladeado de lo habitual. Con el fin de llegar a la máxima extensión del brazo.

TAN SHIN KAMAE

Por último, y para no hacer este artículo interminable, es necesario explicar que los kata están llenos de formas simbólicas y guardias naturales, en ocasiones tratamos de ver en los símbolos aplicaciones poco realistas, siendo formas puramente calisténicas o el final de una aplicación que termina en esa posición, como el MANJI UKE final de Pinan sono go, que representa una esvástica budista, y es realmente el final de una aplicación de anticipación y derribo, y no un doble bloqueo como en ocasiones se ha visto.

La primera defensa de Pinan sono ni, HAIWAN UKE, lejos de ser nuevamente un doble bloqueo de uchi uke y judan uke frontal, en una suerte extraña de defensa frente a un ataque múltiple, la mano elevada se está realmente preparando para entrar en acción complementando la defensa del brazo avanzado en una técnica a la que Gichin Funakoshi denominaba HASAMI UKE.

Bunkai del inicio de Pinan sono Ni
MANJI UKE. I. Pérez Robles

En la tradición de Budo Karate, el kamae fijo no existe, es por eso que se tiende a realizar los ejercicios de Ippon Kumite y sus derivados desde un SHIZEN KAMAE o posición de YOI DACHI, en que el receptor está preparado mentalmente, e incluso física y espiritualmente, y aparentemente tan sólo está erguido frente al agresor. Pues el deseo del karateka no es más que vencerse a sí mismo, y sabe que el mejor combate es el que no se hace.

Secuencia de Zanshin no kamae, espíritu de alerta. S. Décosterd
ZANSHIN KAMAE
MAS OYAMA MAEBANE NO KAMAE
 

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Karate millennial o el fracaso de no saber dónde estás

Karate millennial o el fracaso de no saber dónde estás

Quizá está reflexión sea producto de un pensamiento propio de mi generación, no obstante, siguiendo la historia de las Artes Marciales, y fijando como hilo conductor la creación de fórmulas eficaces y adaptables a la personalidad y capacidades de cada maestro, no saber dónde está cada uno y sobre todo, hacia dónde debemos orientar nuestro desarrollo, es un reflejo de estancamiento y desorientación.

En otros artículos he reflexionado sobre la diferencia entre “tradicionalista” y “tradicional”, y también sobre el concepto de Shuhari, por lo que no los volveré a explicar (que para eso están los otros artículos y Google)

Por cierto, la razón de estas referencias generacionales y mi actitud, tan solo son un guiño poético hacia quienes copian mis artículos y se los apropian, además de servir como aplauso a una actitud generacional.

Si exploramos y analizamos el pensamiento de los grandes personajes que han configurado la historia del Karate, estamos refiriéndonos casi siempre a innovadores, que sin embargo han respetado ciertas tradiciones, dándoles diferentes sentidos (marciales, filosóficos, conductuales, rituales, prácticos…) y entre ellos, apilándose como la argamasa que conforma una estructura, están los practicantes (seguidores, o como decimos hoy “followers”)

Aquel que rompe la nueva línea, se convierte en hereje para la masa “follower”, acusándole de acabar con una tradición, que ciertamente suele ser siempre una construcción reciente, normalmente de no más de cincuenta años (quizá dos, o a lo sumo, tres generaciones)

El motivo es que las Artes Marciales, con su misticismo, y su exotismo oriental, se revisten de un misterio propio de su enseñanza codificada, en base a gurús del conocimiento; que son los maestros, poseedores, teóricamente, de los conocimientos secretos más avanzados.

Esta ruptura en base a un deseo de reorientación marcial, ha ocurrido en muchas ocasiones, por supuesto, en cambio, en otras ocasiones, la ruptura se ha debido a razones socio- económicas y personales- Pero hoy hago referencia a las otras, en las que afortunadamente, se debe al deseo de evolución del estudiante; convertido en maestro, que ha cumplido su proceso SHU HA RI y considera, en base a su experiencia, que sabiendo de dónde viene, dónde está y hacia dónde quiere ir, debe completar su desarrollo, hacer su maleta y fundar una nueva versión de su arte, que inspirado y apoyado en los conocimientos anteriores, es algo completamente nuevo y personal, producto de una lógica evolución del entendimiento marcial.

Este proceso tiene lugar gracias a la permeabilidad de la información en el entrenamiento y la capacidad de conectarse a otros métodos. Es decir, un maestro tiene un estudiante, que a su vez, tiene unas experiencias marciales reales propias, quizá diferentes de las de su instructor, que le aportan algo a su bagaje técnico y filosófico.

Este estudiante tiene dos opciones, continuar de por vida en una situación de encajonamiento de sus practicas marciales y mantener un estilo tradicional, por lo tanto inmutable y sin adaptación a nuevos retos o tendencias, o combinarlas, trasvasando informaciones complementarias para crear un estilo personal.

No se trata tampoco de abandonar una práctica, e ir saltando de una a otra olvidando lo anterior, ya que aunque el espíritu deba ser el de un nuevo comienzo, cada vez que se afronta una actividad diferente, las capacidades físicas y mentales ya están acondicionadas por el trabajo previo y no se deben obviar, sino adaptarse para construir un arsenal propio de conocimientos, capacidades y experiencias, sirviendo al objetivo de sentirse protagonista de la existencia individual.

Cuando a este nuevo arsenal técnico, lo incluimos dentro de la filosofía anterior, se le llama estilo tradicionalista.

Quizá este punto pueda explicarlo, ya que podría caer en ciertas contradicciones con algunos pensamientos filosóficos como el Confucionismo, que se basa en el orden social impermeable, y sin embargo está complementado en sociedades como la japonesa, por el Budismo, que prima la auto realización, incluso dentro de una estructura que impida el transvase social.

A continuación describiré ciertos recorridos partiendo de un nexo suficientemente documentado, y que se puede ver con más extensión en mi artículo:

Genealogía del Kyokushin

https://kyokushin-sipr.webnode.es/historia/genealogia-del-kyokushin/

Selecciono para ello a la figura más icónica, clave y hasta controvertida de las artes marciales del siglo XX, que es Masutatsu Oyama.

Considero que Oyama es la clave fundamental de conexión de muchas experiencias previas y posteriores, siendo sin duda, el número uno en la jerarquía de maestros fundamentales para la construcción del presente, sin entrar en que este presente sea mejor o peor, sino hablando de un plano de realidad social y pragmatismo. Y paso a justificarlo.

Mas Oyama recoge dos líneas fundamentales del Karate de Okinawa, revisionadas en Japón durante el siglo XX, Shuri Te y Naha Te.

Shuri Te, corresponde a las tradiciones marciales entorno al palacio de Shuri. Es decir a las castas nobles de la antigua sociedad de Okinawa.

Evoluciona con las visiones y aportaciones de los distintos maestros de Okinawa (Azato, Itosu, Matsumura, Sakugawa, Yara, Kushanku…) hasta la refundación de esta línea por Gichin Funakoshi, ya en Japón. Desde el Karate Shotokan de la familia Funakoshi, nos retrotrae a los estilos norteños chinos, relacionados con Shaolin del norte y los estilos derivados, que a su vez recogen elementos de distintas tradiciones marciales del continente asiático.

Naha Te, tiene relación con los estilos energéticos y marciales propios del Sur de China, sobretodo los de la Grulla, que en Okinawa son compilados principalmente por Kanryo Higaonna, quien tras aprender con Aragaki la tradición de Too-de (antiguo nombre del Karate) basada en el estilo Puño del Monje, se entrena en China, y transmite esta tradición a sus discípulos okinawenses, entre los que destaca Choyun Miyagi; patriarca del Goju Ryu, una escuela que se divide entre la versión okinawense, y el Goju Kai japonés encabezado por Gogen Yamaguchi y el maestro coreano So Neishu; principal mentor de Oyama.

Además, Oyama, entrena y se relaciona con muchos otros estilos de Karate okinawense y japonés, recogiendo para su escuela un kata propio de la tercera gran línea del Karate de Okinawa, Tomari Te. Me refiero al Yantsu, como se puede leer en mi artículo “El misterio del kata Yantsu”

El misterio del kata Yantsu

Otras bases fundamentales de la construcción personal de Oyama, fueron:

Judo: que aprendió con Masahiko Kimura, principal referente del llamado Kosen Judo; una derivación deportiva de la creación de Jigoro Kano, muy famosa en la época, en los clubes universitarios. Permitía mayor trabajo de Ne Waza (lucha en el suelo)

A su vez, el Judo se considera una compilación de diversas escuelas de Jiu Jitsu tradicional hasta llegar al Kodokan Jiu Jitsu de Kano, que se refundará como Judo y se desarrollará con figuras como el maestro Mifune (Quien posteriormente entrenará a Jon Bluming)

Aiki Ju Jitsu: Es una derivación de varias escuelas de Ju Jitsu antiguo compiladas a principios de siglo XX por Takeda Sokaku, que dio origen a escuelas modernas como el Aikido o el Hapkido coreano, y cuyo mayor exponente fue Yoshida Kotaro; con quien Oyama aprendió técnicas de Kobudo, Yawara Jutsu (una forma japonesa similar al Karate) y Tai Jitsu (similar al Jiu Jitsu)

A través de esta relación, Oyama se identificó y relacionó con escuelas de Nihon kenpo, que estaban desarrollando en ese momento formas de combate de contacto peno similares al Bogu Kumite okinawense.

Boxeo occidental: Las bases de este deporte europeo con orígenes remotos, basados en los sistemas griegos del Pugilatos y el Pankration, refundadas en el siglo XIX y desarrolladas a lo largo del siglo XX, aportaron a Oyama referencias para las confrontaciones deportivas.

Artes Marciales Coreanas: Oyama, durante su juventud aprendió Chabee, que es una forma antigua de combate similar al Ju Jitsu japonés.

No es de extrañar que el gusto de Oyama por las formas de pateo, estuvieran asociadas a su propia cultura coreana, bien por su entorno infantil, o por las influencias de Yoshikata Funakoshi, quien desarrolló para el Karate japonés las patadas altas, o incluso So Neishu, quien también era coreano.

Muay Thai: La tradición combativa de Tailandia, basada en el arte marcial Thai Boran que es una evolución de sistemas chinos e indios anteriores, influyó en Oyama a la hora de desarrollar sus golpes de pierna, que fueron modificados, respecto a la forma original del Karate japonés, aprendida por Oyama en su juventud.

Taikiken: Es un arte marcial japonés, creado por Konichi Sawai, consejero de Oyama, quien era 5º dan de Judo, a través de su estudio del sistema chino Yi Quan de Wu Shu.

Todas estas tradiciones son integradas por Oyama para crear, en fases crecientes de estudio, una forma de interpretación marcial a la que se denominó Kyokushin y que en su filosofía se inspira en la vida de Miyamoto Musashi, quien era la máxima referencia de Oyama en torno a su concepción de Budo.

Kyokushin es la clave para desarrollos deportivos y marciales posteriores, como por ejemplo el Kickboxing de Kenji Kurosaki, el Kyokushin Budo Kai de Jon Bluming, o los sistemas Sabaki propios de Ashihara y sus sucesores, entre otros.

A través de los nombres clave de Kurosaki y Bluming, principalmente, se combinó el Kyokushin de Oyama con el Muay Thai (por parte de Kurosaki y otros) y el Judo (con la aportación de Bluming), y junto con la línea paralela del denominado Brazilian Jiu Jitsu de la familia Gracie, nacen las actuales MMA, que se han apoderado de la atención del gran público en la actualidad.

Oyama fue capaz de completar su línea Shuhari a través de su estudio y experiencia, de igual forma que Jon Bluming hizo lo propio, muchos les consideraron herejes a la práctica “tradicional”, y sin embargo son claves fundamentales para el desarrollo presente de las artes marciales, llegando a altos niveles de eficiencia marcial y deportiva.

Claramente todas las referencias personales nombradas en este artículo siguieron procesos de Shuhari, para llegar a creaciones propias respetando tradicionalismos y rompiendo tradiciones.

Sin duda, para ello experimentaron fases de aprendizaje, experimentación, comprensión, asimilación, frustración, rechazo, reformulación, ajuste, inclusión, expectativa, iluminación, creación, formulación, divulgación y transmisión, (como mínimo) Creando en todos estos pasos un camino personal hacia una auto realización, que pasa por responderse a las preguntas clásicas “¿Quién soy?, ¿De dónde vengo? ¿A dónde voy?” y por supuesto “¿Dónde estoy”?

Cuestiones como conocer la posición propia en la vida, ya aparecen formuladas en tratados antiguos como el Bubishi, y la mejor comprobación a esta pregunta suele pasar por la experiencia.

Las artes marciales, con todas sus derivaciones, deben obligatoriamente tener un plano de experiencia real, sea cual sea su objetivo (que pueden ser varios) bien sea la realización, la defensa personal, la guerra o el combate deportivo.

Si el objetivo no se consuma de una manera realista, se pierde la esencia de la práctica y se convierte en un ritual anecdótico y muerto.

Reconocer los orígenes y evoluciones de la práctica, dan pistas sobre la identidad y el plano en el que cada uno puede desarrollar su aprendizaje, y con él, llegar a conclusiones sobre la eficiencia de la propia práctica, pues somos el resultado de un largo recorrido en el que surgieron ciertas necesidades para afrontar cuestiones reales.

Este conocimiento nos dará la pista de hasta dónde podemos llegar y qué debemos tener en cuenta en nuestra práctica para un objetivo concreto, y a su vez, saber si nosotros, o nuestra escuela tenemos ciertas carencias que podemos cubrir para resolver problemas contemporáneos a nosotros mismos.

Al ser seres sociales, somos producto de nuestra propia generación, que se establece durante nuestra infancia y juventud en base a la sociedad en que vivimos y a los procesos históricos globales en los que nos vemos inmersos.

En el tiempo comprendido entre la edad en que empezamos a ser conscientes del entorno de una manera abstracta, y la edad plena del comienzo de la edad adulta (entre los 8 y los 20 años aproximadamente) es cuando construimos, como individuos dentro de un grupo, nuestras principales herramientas de entendimiento del mundo y del tiempo en que nos ha tocado vivir. Durante toda nuestra vida tendemos a aplicar a la realidad de nuestro entorno, esta construcción social basada en el pensamiento colectivo, que es la generación de cada uno.

Por todo ello, alguien de mi generación versado en las artes marciales, no debería pensar tanto en integrarse en un estilo nuevo, como en incluirlo en un bagaje marcial más amplio.

La diferencia entre integración e inclusión, es un pensamiento propio del tiempo actual gestado por la generación que ha alumbrado este comienzo del milenio, en el que se aboga por primar la tolerancia hacia agentes externos.

En una experiencia integradora, se supone que un agente externo (sea cual sea) debe asumir una tradición o construcción nueva, con el fin de adaptarse a esa nueva situación física o filosófica, sin embargo, en una experiencia inclusiva, se trata de añadir los conceptos, costumbres, etc. a una situación personal que no desea rechazar lo que uno es en su origen.

El motivo por que me decanto por la inclusión en todas sus facetas, por encima de la integración, es mucho más claro si lo situamos en sus opuestos.

El antónimo de inclusión es exclusión, es decir apartar, mientras que el opuesto de la integración, es la desintegración, que en Castellano tiene una connotación terrible de desaparición.

En nuestra experiencia marcial, tanto como en nuestra situación social, no veo una necesidad de integración si no es deseada, sin embargo, debería existir un derecho de inclusión de cualquier situación, al igual que ocurre con las técnicas marciales.

El inmovilismo lleva al estancamiento, y el estancamiento a la frustración y la pérdida.

Aportar es la base de la evolución social positiva.

Integrar conlleva el riesgo de olvidar otros aportes positivos, mientras que incluir, supone una alianza de fuerzas, energías, estrategias o técnicas que nos permitirán una evolución, situándonos en referencias de localización de nuestro estadio actual, lo que nos permitirá abrir nuevas puertas para el futuro, pudiendo recoger, a su vez, experiencias del pasado.

Por ello considero un fracaso no saber dónde está cada uno… Y más en la época de Google maps 😉

Cuando pienso en una actitud “millennial” trasvasada al mundo del Karate, me es inevitable nombrar la figura de Bernard Creton y su método Karate Jutsu Kai.

Kaicho Bernard Creton no es generacionalmente un «Millenial», pero su escuela, nacida a mediados de los años ochenta, sí lo es.

Se entiende que las características propias de la generación “Millennial” son la auto realización, innovación, emprendimiento, inclusión, capacidad multi tarea, preparación académica, método científico, gran nivel de exigencia en el desempeño y desarrollo tecnológico…

Tras estudiar y conocer personalmente la figura de este maestro y su trayectoria, se pueden entender bien las claves de su Karate, en torno al fin y comienzo del milenio.

El método es áltamente inclusivo de las distintas tendencias que se aúnan en la experiencia de su fundador.

Por una parte, Karate Jutsu Kai, se define como un desarrollo científico del Karate Kyokushin de Mas Oyama, con una aportación exógena procedente del la teoría filosófica – científica coreana del Triorigin, que conforma la explicación del sistema en base a la ciencia.

Por otra parte la escuela hace una revisión del Karate Shotokan anterior a la reforma de Nakayama, y del Goju Ryu de Okinawa, complementando la formación con técnicas de Judo, Kickboxing y Tai Chi Sujok. Además desarrolla un método propio de All Round Fighting, basado en la idea de Jon Bluming.

Esta nueva versión es la gran creación de su fundador, Kaicho Bernard Creton, 10º dan, en base a sus conocimientos y experiencias en todos estos terrenos.

Las aportaciones técnicas a una base de Kyokushin tradicionalista como la mía, que a su vez se complementan con Judo/Ju Jitsu, Kobudo y Qi Gong, fundamentalmente, hacen que al incluir el sistema en un método consolidado, se esté creando a su vez otra línea de trabajo cada vez más extensa, refinada e infinita, ofreciendo una gran variedad de posibilidades de trabajo.

Esta misma inclusión es propia de la tendencia que promovía entres sus estudiantes el propio Masutatsu Oyama.

Analizando a sus distintos discípulos, se llega a la conclusión que bajo una misma línea tradicionalista, abrió un sin fin de soluciones posibles a las diferentes sensibilidades de cada uno.

Por eso hay que entender que Kyokushin es más una forma de entender y de relacionarse con las artes marciales, es decir, una actitud, que un solo conjunto de técnicas.

Al identificarme plenamente como Kyokushin, también estoy adquiriendo un compromiso con su pasado y su desarrollo, ya que el estilo, por si solo, da las claves para ello.

Si tuviera que definir cual es mi arte marcial debería darle muchos nombres y apellidos para concretarlo (Karate Do Kyokushin Jutsu Budo Kai… o algo así) pero lo que me identifica es la forma y la actitud, muy por encima de la técnica de competición, e incluso de las diferentes materias a estudiar.

Esta inclusión en base a la filosofía del Budo, en su amplio espectro, es lo que se intenta albergar en una plataforma marcial como World Independent Budo Kai, un organismo con una tendencia ampliamente inclusiva de métodos relacionados con el Budo. Una agrupación propia del nuevo milenio, que nos invita a saber quiénes somos, de dónde venimos, a dónde vamos y dónde estamos: Budo Millennial.

Linaje WIBK Karate

 

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El estilo de las mil formas (II)

El estilo de las mil formas (II)

Hace un tiempo escribí un artículo en el que analizaba las variaciones técnicas de Kyokushin y otros estilos en torno al kata, y razonaba en base a las necesidades propias de la evolución del arte.

«El estilo de las mil formas»

El estilo de las mil formas

Hoy presento el mismo análisis en relación al Kumite.

Sosai Oyama aplicando una técnica de derribo

Desde mi punto de vista, kata y kumite no son dos elementos separados, ni tan siquiera los veo como si fueran dos ramas de un mismo árbol, sino que se trata de un continuo, ya que kata es un método de enseñanza y entrenamiento del Kumite, entendiendo que la particularidad del Karate es basar el entrenamiento en la triada tradicional KIHON, KATA y KUMITE. Junto a ellas, deben situarse, al menos en mi experiencia, KOKYU HO (técnicas de respiración) y KIHAKU (intensidad del ejercicio en base a la condición física)

Estos cinco puntos, a los que se les pueden y deben añadir de manera complementaria otros, representan los mínimos de la formación en Karate.

El estilo Kyokushin es a menudo representado en su crítica como un estilo moderno, de gran intensidad y dureza física, disciplina y poseedor de una gran gama y variedad de técnicas de atemi (golpeo) y con la carencia de los golpes de brazo y puño al rostro como contrapunto, así como de derribos y trabajo de Ne waza (suelo). No obstante, esta definición es hecha por críticos que no están versados lo suficiente en el estilo, sus variantes y sus herederos.

Oyama realizando una técnica sobre Kurosaki

El punto en común del estilo de Karate Kyokushin de Oyama, no es tanto la propia técnica, como la intencionalidad y la filosofía sobre la que se apoya.

SUI) Andy Hug | Shinkyokushinkai blog
Shihan Francisco Filho y Sensei Andy Hug

En el aspecto técnico se caracteriza por la convivencia de movimientos lineales y circulares, siendo así una amalgama entre las líneas tradicionales de Shuri-Te y Naha-Te, con alguna aportación propia del Tomari-Te (como puede usted leer en exclusiva en este blog, en mi investigación “Los misterios del Kata Yantsu”) y técnicas propias de otras artes marciales, en concreto Taikiken, Boxeo, Judo, Thay Boxing, Kobudo, Aiki Ju Jitsu, Nippon Kenpo y Chakuriki principalmente, aunque quizá, siguiendo las indicaciones de Sosai en sus libros principales, podríamos incluir otras fuentes menos directas y de diversas procedencias.

Mas Oyama derribando e inmovilizando a un toro

Una vez expuesto este apartado de orígenes de Kyokushin, se hace más comprensible la idea de los sucesores de Sosai Oyama, de seguir desarrollando métodos compatibles con estas sensibilidades marciales.

El método característico propio de la idiosincrasia del Kyokushin es el combate de contacto pleno, llamado Knock Down, que se desarrolla en contraposición al Shobu (combate por puntos) tomando líneas propias del Muay Thay y bases de Boxeo, con la influencia del Nippon Kenpo (como se puede ver en el artículo de este blog «Full Contact Karate»)

https://senseiivan.wordpress.com/?s=full+contact+karate

Desde principios de la década de 1960, el estilo (el puro estilo), tendió a ramificarse y a seguir caminos naturales dentro del estudio del combate, con la única pega, de que al no tratarse de la ortodoxia política de la asociación propia del estilo (Kyokushin Kai-Kan), hubo quien vio estas desviaciones como grupos separados, sin embargo, con continuas confluencias a lo largo del sendero, ya que la forma natural del Kyokushin es la aplicación técnica al combate.

Daido-Juku Kudo - Wikipedia, la enciclopedia libre
Kudo

Cabe mencionar que el estudio del Kumite de Oyama a lo largo de los años 40 y 50, se basó, según las fuentes, en sistemas de lucha total (Kakuto ó Kakedameshi, incluyendo golpes de mano al rostro, técnicas de pierna a los genitales, derribos y luxaciones) En los libros publicados por Sosai existen capítulos dedicados a la lucha en el suelo, sobretodo en relación a la liberación de inmovilizaciones propias del Judo/Ju Jitsu, y una gran variedad de técnicas de luxación de pie (Advanced Karate)

Advanced Karate

Tras los primeros enfrentamientos entre el Karate de Oyama y las escuelas de Muay Thay (primero el propio Oyama en su gira por el sudeste asiático, y pocos años después tres de sus estudiantes) Kenji Kurosaki; uno de esos tres retadores a las escuelas tailandesas, sube la dirección de las manos, y desarrolla, junto con Osamu Noguchi, el Kickboxing japones, que no deja de ser una normativa paralela a las competiciones de Knock Down, en que a diferencia de ellas, no se llevan guantes, y por lo tanto no se golpea al rostro con las manos desnudas. En esta línea, conviven y siguen confluyendo infinidad de ramificaciones del estilo.

Kenji Kurosaki
Kenji Kurosaki, 10° dan Kyokushin. Creador del Kickboxing

Junto a ello, sumando a la tradición del Kyokushin, como derivación también del Judo, es Jon Bluming; un famoso Judoka, quien tras estudiar Kyokushin, une estos dos bagajes marciales, y crea el primer sistema japonés-europeo moderno de combate híbrido entre Karate y Judo, el All Round Fighting (también denominado Sei Karate Kyokushin Budokai) al que con el tiempo, y la influencia del propio Kurosaki, implementará el Kickboxing y posteriormente el Sambo de Rusia. Esta será la base de las actuales MMA junto al Brazilian Ju Jitsu de los Gracie.

Kaicho Jon Bluming, Kyokushin Budokai, Ne Waza

De esta confluencia nacerán estilos híbridos plenamente japoneses, como el Kakuto do Daido Juku (actualmente Kudo), y otras escuelas y agrupaciones, tanto japonesas, como extranjeras, tales como: Seidokan, Shidokan, Ashihara, Sabaki, Karate Jutsu Kai, K-1, Kyokushin Boxing-Profight Karate, WIBK All Round, etc. y más en la actualidad: Ichi Geki Kickboxing, Shinken Shobu, Senshi y otros sistemas, entroncándolos en las líneas del Kickboxing y las MMA, o ambas.

WIBK All Round Fighting,  Budo Cup (Suiza)

Todos ellos con la misma sensibilidad marcial de la filosofía de Kyokushin, aunque con diversos métodos de entrenamiento, debido a distintas influencias.

Cabe destacar que el primer combate oficial de la historia de UFC, fue entre Gerard Gordeu (actual 9° dan de Kyokushin Budokai, y alumno de Jon Bluming) y un luchador de Sumo (Teila Tuli)

Desde el punto de vista del arte marcial puro del Karate Kyokushin, es decir, aquel que a niveles físicos contempla Kihon, Kata, Kumite, Kokyu y Kihaku, nuestro arsenal debe estar preparado y acondicionado para pelear en cualquier distancia y situación, siendo el combate real el verdadero propósito de nuestro Karate.

Si aplicamos el kata tradicional, sin limitaciones normativas deportivas, Kyokushin ofrece una variedad enorme de posibilidades que incluyen todas las distancias, la lucha armada y desarmada, el combate de pie y en el suelo, ya que se trata principalmente de un sistema pensado para la defensa personal global, y no un deporte de contacto que se limita tan solo a una normativa.

Shihan Iván Pérez Robles, aplicando técnicas de Goshin

Los límites de Kyokushin son los del propio movimiento y condición humanos, tanto a niveles físicos, como mentales y espirituales.

Este es el sistema completo de Kyokushin según Sosai Mas Oyama, su fundador, tal y como lo recoge en sus publicaciones.

Mas Oyama Sosai And GogenYamaguchi Soke | Karate martial arts, Kyokushin  karate, Goju ryu karate
Kyokushin way (Oyama y Yamaguchi)

Es probable que una gran parte de los practicantes realicen especializaciones en el mejor de los casos, o sistemas reducidos, no obstante, en este artículo no hay invención, sólo estudio y transmisión, que debería ser la divisa de cualquier Sensei.

Por otra parte, una vez más, Shuhari (repetir, asimilar, crear) es el objetivo de un Budoka. ¡Cuidado con Shu Shu Shu, pero también con Ri!

The Secret of kyokushin Karate 2 volumes by Mas Oyama Oyama Masutatsu
 

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Carta de Sosai Oyama, 1975

Carta de Sosai Oyama, 1975

Hace unas semanas, durante una conversación con un grupo de budokas uno de ellos observó que la figura de Sosai Oyama estaba cada vez menos presente en las distintas manifestaciones de Kyokushin, como por ejemplo, su imagen en los campeonatos.

Sosai es aún la representación viva del Karate Kyokushin, y su forma de pensar una inspiración para todos nosotros.

Hoy recojo esta carta escrita por Sosai Mas Oyama en 1974, con motivo de la presentación del 1er Torneo Mundial celebrado en 1975.

La fuerza de sus palabras continúa hoy vigente.

Organización Internacional de Karate Kyokushin Kai Kan.

Director Mas. Oyama

El mundo de hoy se enfrenta a numerosas crisis que parecen ser nuestra piedra de toque y desafío para la unidad mundial y un mundo de paz.

Nos enfrentamos a la disminución de los recursos naturales, el desacuerdo desafortunado y desagradable entre países. Norte y Sur, Este y Oeste y la situación crítica de los débiles, pobres y hambrientos. Estas condiciones son universales y requieren que cada hombre haga un esfuerzo personal y serio para crear un mundo mejor. Podemos hacer esto, mediante autodisciplina, dedicación y sincero propósito a través del Karate.

En el pasado, el Karate era conocido generalmente como una de las artes marciales que consistía en técnicas de lucha poderosas y misteriosas. Sin embargo, la creencia oriental es que el Cielo, o Dios, nos proporcionó un cuerpo y habilidades físicas como un medio para nuestra supervivencia y progreso. El principio fundamental del Karate, por lo tanto, es la utilización eficiente de estos movimientos corporales básicos naturales que siempre han existido con nosotros y se usan en todas partes y para todos los propósitos. La habilidad técnica y la habilidad de usar el cuerpo, la mano o el pie como arma se refinó y pulió, y luego incorporó una disciplina espiritual, y ahora se conoce como las Artes Marciales desarmadas del Karate. El Karate adecuado no necesita armas.

El carácter chino 武術 (Bu Jutsu), significa Arte Marcial y consta de dos partes, «Alabarda» (una combinación de lanza y hacha de batalla) y «el derribo de armas», es decir, la represión de las hostilidades. Este concepto de no agresión como una forma de vida, fue considerado por el hombre en la antigüedad, incluso antes de la invención de la escritura china.

Sin embargo, los hombres han continuado luchando entre sí y destruyéndose unos a otros. Todos somos conscientes de adónde nos ha llevado esta agonía, sufrimiento y forma de vida innecesaria. Todos los estudiantes de artes marciales deben ser conscientes de la inmensa tristeza e infelicidad causadas por este conflicto. Debemos aprender a respetar siempre a los demás y abstenernos de la violencia.

La historia de la guerra y la invención y el progreso de las armas modernas han contribuido cada vez más a la lamentable condición que tenemos hoy en el mundo.

En Hiroshima, una bomba atómica mató a 240,000 personas y desde entonces, se han perfeccionado otras bombas que son capaces de mil veces más destrucción y horror.

Cuando pensamos en el significado y las posibles consecuencias de todas estas mejoras en la tecnología y la guerra, solo podemos sentirnos desconcertados y aprensivos. Se ha vuelto absolutamente vital para nosotros, como miembros de la raza humana, abandonar nuestras armas y cultivar un espíritu de amistad y cooperación.

En esta era de energía atómica y armas altamente desarrolladas, el Karate puede parecer pasado de moda, anticuado e incluso visto como un arte marcial «Tigre de papel». El Karate, sin embargo, sigue siendo un arte moderno y poderoso. Cuando se desarrolla paso a paso, a través del entrenamiento diario, el Karate se convierte en una disciplina muy poderosa y una contribución tremenda para nuestra sociedad.

Hoy en día, hombres cada vez más destacados en todo el mundo, han mostrado un mayor deseo de aprender el camino del Karate, en lugar del camino del arma. Se han vuelto críticos de una sociedad llena de violencia y miseria y están recurriendo a la disciplina del Karate en su búsqueda de la paz. Nos hace sentir que estos hombres tienen un profundo amor por la humanidad y un verdadero respeto por la vida humana.

Los seguidores del Karate deberían examinar cuidadosamente la pregunta sobre la lucha del hombre por la existencia. Deberían investigar seriamente e investigar la esencia y el significado de la vida.

Cuando presenté el Karate al mundo occidental, hace veinticinco años, nadie estaba familiarizado con la palabra o principios del Karate. Las personas que asistieron a mis demostraciones me miraron como si estuviera un poco loco. Pero, siempre he creído sinceramente que el camino del Karate es beneficioso para toda la humanidad, por lo que decidí establecer la Organización Internacional de Karate, con la esperanza de poner el Karate a disposición de todos los hombres. Mi sueño más preciado en estos últimos veinticinco años ha sido celebrar algún día un Torneo Mundial de Karate.

A medida que nuestra organización creció y se expandió por todo el mundo, también aparecieron muchos otros tipos de Karate, la mayoría de ellos sin un verdadero espíritu de artes marciales. Y junto con la moda del Karate llegaron los bribones y los charlatanes que se hacían pasar por hombres de Karate, que solo deseaban explotar y engañar a los sinceros amantes del Karate.

Ha sido muy difícil para nosotros, que seguimos sólo el Karate puro, pero nuestro sueño finalmente se ha hecho realidad y ahora celebraremos este Torneo Mundial y demostraremos a todas las naciones, un Karate verdadero y adecuado. No sólo las reglas de nuestro torneo, que se han probado tantas veces, sino también nuestro significado y concepto del Karate Spirit se convertirán en un ejemplo de la capacidad del Hombre para lograr una autodisciplina extraordinaria, fortaleza espiritual y progreso a través del Karate adecuado.

La humanidad no se limita sólo a un mundo de peleas y peleas. Tenemos otro mundo con maravillosas virtudes: entendiéndonos, simpatizando, amándonos y teniendo compasión. Estas virtudes divinas deben usarse para que caminemos de la mano hacia nuestra meta. Con todas nuestras fuerzas, debemos esforzarnos por preservar este hermoso, abundante y fuerte mundo de amistad.

Espero que este Torneo Mundial sea fructífero y sirva como un monumento para la paz mundial y la amistad, y que nuestro espíritu de Karate refleje en todo el mundo, nuestra creencia de que nosotros, que luchamos con las manos vacías, somos los nuevos arquitectos de un nuevo y mejor mundo. ¡Mis amigos!

Nos vemos en la primavera de 1975 en Tokio.

Fuente: Del original en inglés de Kyokushin Karate Davao

 

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SWISS TOUR

SWISS TOUR

Las últimas semanas en Ginebra han supuesto un intenso y fructífero trabajo lleno de actividades de diferente índole con nuestros amigos de WIBK Suiza y el Kyokushin Karate Club Géneva.

Tras realizar los exámenes de grado de los distintos grupos del KKCG, avalados por WIBK y Swiss Kyokushin Karate, emprendimos un mes lleno de actividades de enseñanza y promoción.

En primer lugar, las instalaciones de las Piscinas Municipales de Lignon acogieron a una gran variedad de escuelas de artes marciales de la ciudad, así como a varios estilos y escuelas, con el fin de realizar una muestra de la gran gama de especialidades.

Al comenzar la semana del 10 de junio de 2019, se inauguró un proyecto que finalmente se ha materializado tras importantes acuerdos entre el KKCG, escuelas públicas de Ginebra y el ayuntamiento de la ciudad, orientados a la formación de los niños y jóvenes en torno al Bushido, y principalmente el Karate Kyokushin, como medio formador integral de todo ciudadano.

Comenzamos trabajando con con la Escuela Les Libellules, que depositó su confianza en el KKCG y WIBK para formar a 400 niños y niñas, acompañados de sus profesores, en métodos de Defensa Personal y conceptos relacionados con la seguridad y el acoso escolar «Bullying».

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Shihan Iván Pérez Robles y el organizador Sensei Sacha Décosterd, junto con sus colaboradores, desarrollaron 23 sesiones enfocadas a la autoprotección eficaz en las distintas edades (desde los 4 a los 13 años) y en diferentes situaciones.

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la semana concluyó con una demostración multitudinaria en la que los 400 jóvenes, junto con miembros del KKCG realizaron un encuentro junto con una demostración de Karate bajo la dirección de Shihan Pérez Robles y Sensei Décosterd.

Durante esos días, y la semana posterior, Shihan Iván, además, impartió cursos para formar nuevos monitores que serán el futuro de la delegación suiza.

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También contamos con la presencia del Instructor de la Escuela de Karate Du Riad de Alsacia: Senpai Alexis Warth, campeón de Francia.

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La tercera semana se desarrolló la «Budo Week: The Art of Fight» (Semana del Budo: EL ARTE DEL COMBATE) en la que Shihan Pérez Robles y Sensei Décosterd impartieron un campamento de verano para niños y adolescentes en la que se dio a conocer un trabajo multidisciplinar de BUDO TRADICIONAL y ALL ROUND FIGHTING, pasando por  los diferentes aspectos que los componen, tanto los más tradicionales, como los más innovadores.

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Karate-do (Kyokushin, Jutsu Kai, Koshiki, Shotokan), Judo, Ju Jitsu, All Round Fighting, Boxeo, Kick Boxing, Sanda, Muay Thai, Qi Gong, Taikiken, Goshin Jutsu, Kobudo (bo, sai, nunchako, jo) Kenjutsu, Kendo, Sumo, Ninjutsu y Crossfight.

 

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El estilo de las mil formas

El estilo de las mil formas

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¿Ya no se hace así? ¿Ha cambiado? ¿Este kata es nuevo?…

Muchas veces me encuentro con esta pregunta entre los practicantes. Y es que un mismo kata en una misma escuela puede tener variaciones, ¡por no hablar de distintos estilos!

¿Por qué cambian los katas?

En ocasiones se modifican por necesidades o avances técnicos en base a la práctica o a la realidad. En otras ocasiones cambian por modas, en esto la competición tiene que ver. Hay veces en que los katas se modifican como en el juego del “teléfono estropeado”, un mensaje que pasa de uno a otro en una fila, hasta que es repetido por el último integrante de una forma desvirtuada respecto a la información inicial.

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¿Son los katas dogmas de fe que no pueden variar? O por el contrario ¿hay que adaptarlos al practicante, y por lo tanto aceptar las ligeras variaciones individuales?

En esta controversia, que muchos solucionarían diciendo HAY QUE UNIFICAR EN BASE A MÍ, parece que nos llevan la contraría los maestros originales, quienes entendiendo el espíritu de cada kata los adaptaron a sus necesidades.

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Miremos un kata actual, hagamos una comparativa desde una perspectiva histórica: Kata original chino, evolución respecto al karate okinawense, el paso a Japón y derivaciones de forma para la competición.

Otra comparación, es escoger el mismo kata en distintas escuelas. En ocasiones no tienen nada que ver, no ya la forma, o la dirección, sino que siendo el mismo kata en origen, cambia hasta el nombre.

Useishi, Gosjushiho (Sho-dai) y Sushiho son en principio el mismo kata.

useishi Shorinji ryu

Gojushiho sho Kanazawa Shotokan

Sabemos que en ocasiones estas variaciones han atendido a cuestiones políticas –normalmente relacionadas con la identificación de organizaciones/estilos diferenciados- Pero, dejándonos de escepticismos y críticas negativas, en la mayoría de los casos es una información que los maestros que los han estudiado nos han querido transmitir a las generaciones posteriores. Y es que el Karate ha de estar vivo, ya que no se trata de un arte marcial tradicional, sino de un arte marcial tradicionalista.

¿Cuál es la diferencia? Las artes marciales tradicionales son las que no varían su forma y se mantienen intactas, con las mismas técnicas y ritos a través del tiempo, rememorando su fundación. Sin embargo las tradicionalistas, son las que empapadas de la tradición, se permiten seguir evolucionando y sumando, con el fin de adaptarse a los tiempos, y este es el sentido del Karate.

En el caso del Kyokushin Karate, nos encontramos en la actualidad con una gran variación de líneas de trabajo, debido a todas las escuelas que nacen a partir de la idea de Sosai Oyama, quien en vida fue adaptando los katas y las formas de Shotokan y Goju Ryu (principalmente) hacia unas líneas propias, basadas en la simplicidad del movimiento y la aplicación práctica y lógica de cada bunkai.

Si analizamos el kata Seipai de Kyokushin, y lo comparamos con el original de Goju, podríamos aseverar que se trata de dos katas diferentes, habría que hacer un estudio profundo del bunkai original de ambos katas para encontrar aplicaciones comunes. Sin embargo, Kyokushin no posee en su línea generalizada bunkais preestablecidos, y la información que encontramos en los textos publicados por Sosai, sobre el kata concreto, no da a lugar para un bunkai demasiado elaborado, por lo que se ha de recurrir a líneas de trabajo más profundas, introducidas también por Sosai en otros apartados de sus obras literarias, como Advanced Karate.

Mas Oyama #1

Seipai Okinawan Goju ryu

Seipai So-Kyokushin

Seipai WIBK Karate Jutsu kai

Quizá, para entender esta variación, habría que estudiar con atención los escritos técnicos de Sosai Oyama, donde situa en alta estima un kata que aparentemente no se encuentra dentro del programa de Kyokushin, El Gankaku (También llamado Chinto), y podríamos teorizar si en efecto, en algún momento se integró o fusionó Seipai con Gankaku, creando una nueva forma con características de ambos.

Volviendo al kata Sushiho de Kyokushin, encontramos dos líneas principales de trabajo, digamos genéricamente, la ideada por Sosai y la desarrollada por Shigeru Oyama, la cual ya aparece en el vídeo de los años 70 “The strongest karate” ejecutada por el propio Shigeru Oyama, cuando aun operaba en IKO bajo la dirección de Sosai, esto denota que a él no le importaba demasiado qué línea seguir, siempre que se entrenara fuerte, pues como él explicaba, el kata es un medio para desarrollar el combate, que realmente es lo importante.

Shushiho Shigeru Oyama

Sushiho IFK Línea Arneil

Sushiho IKO-Matsui

En la actualidad, estamos viendo como muchas escuelas están recuperando katas que habían caído en desuso y otras están volviendo a métodos de kihon más similares al Goju Ryu actual, obviando así las líneas que generalmente se realizan en Kyokushin, quizá demasiado simples para muchos practicantes que requieren un karate técnico algo más complejo y elevado. Se han recuperado posiciones como Siko dachi, diferentes tipos de Sanchin dachi, se varían el ibuki y muchos atemis (golpes), se revisan los bunkais, es decir, se trata de volver a poner al Kyokushin en la misma habitación que el resto de estilos de Karate.

Gekisai dai Kyokushinkan

Gekisai dai Shinkyokushin

Tekki sono ichi IKO1

Tekki sono ichi Kyokushinkan

Tekki Sono Ichi WIBK

¿Hasta dónde puede ir esto? Obviamente, el desarrollo del arte marcial sólo tiene los límites del desempeño humano, así que no es esa la cuestión. Quizá la cuestión podría ser ¿Esto es Kyokushin, o es otra cosa? Seguramente debamos hablar hoy de estilos derivados, y si aun las cuestiones en común son tantas como para no poder diferenciarlos, debamos hablar del Kyokushin de tal o cual maestro…

Seienchin shinkyokushin Talán

Seienchin IKO1 Isobe

Seienchin IFK Arneil

Seienchin WIBK Kyokushin Pérez-Robles

Sin embargo, haciendo una reflexión más profunda ¿Hubo alguna vez un Kyokushin de Oyama? O por el contrario, salvo algunas líneas fundamentales, ¿el Kyokushin de Oyama fue un arte ecléptico ritualizado por sus seguidores?

Mas Oyama Pinan

Sin duda no es el kata el que nos identifica, tampoco el kumite, aunque puede ser una seña identificativa más visible. En Kyokushin nos diferenciamos por la actitud, por el espíritu de Osu!img-20161211-wa0032

 
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Publicado por en 13 May, 2017 en Otros

 

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Fallece Sigeru Oyama Soshu

Fallece Sigeru Oyama Soshu

El mundo de las Artes Marciales viste de luto para dar adiós a uno de los grandes de verdad, un maestro legendario que sobrepasa la órbita de un estilo para ser un icono del Bushido, Soshu Sigeru Oyama, 10º dan (1935-2016)

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Soshu Oyama es una referencia importantísima para millones de personas en todo el mundo, para mí, y aunque no tuve la oportunidad de conocerle personalmente, un auténtico ídolo. Un maestro que supo combinar como nadie el Karate Kyokushin y el Kobudo, llegando a crear su propia línea dentro de la escuela de Mas Oyama, la cual desarrolló posteriormente ya en solitario, dentro del estilo Oyama Ryu (World Oyama Karate/Oyama International Karate) junto con su hermano Yashuhiko Oyama.

Nació en Japón en 1935, dentro de la familia que acogió a un jovencísimo niño coreano de nombre Yeung Yee, y que posteriormente tomaría el nombre de esta familia al nacionalizarse japonés; Masutatsu Oyama, fundador de Kyokushinkai.

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A muy temprana edad Shigeru Oyama, pasó a formar parte del dojo de Mas Oyama, llegando a convertirse el maestro principal «Saiko Shihan» de la Organizacion Internacional de Karate Kyokushinkai-kan.

En septiembre de 1966 superó la prueba máxima de Kyokushin, el Giaku Niun Kumite, o combate de los cien hombres.

Sosai Oyama le envió, junto con Tadashi Nakamura, a Nueva York para expandir el Karate en los Estados Unidos.

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Alguno de los más emblemáticos competidores de los primeros tiempos, como Willy Williams, fueron alumnos suyos.

Shigeru Oyama, fue protagonista de demostraciones aun emblemáticas.

Demostración junto a Tadashi Nakamura

En 1981, junto con su hermano, abandona IKO kyokushinkaikan, y funda su propia línea de Karate, Oyama Ryu.

Fue autor de libros y vídeos como «Perfect Karate» y recibió importantes premios y reconocimientos a los largo de su vida, llegando a ser recibido por varios Presidentes de Estados Unidos.

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Poseía el grado máximo de 10º dan y a sus 80 años seguía impartiendo clases en su dojo de Nueva York y en seminarios por todo el mundo.

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OSU!

 

 

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