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¿Premiar a todos o la gloria del Olimpo?

¿Premiar a todos o la gloria del Olimpo?

Es un debate abierto entre los profesionales del deporte si se debe premiar a todos los participantes de una competición para valorar su participación, o si por el contrario se debe premiar tan solo al ganador.


El lema del Comité Olímpico Internacional es “Lo importante es participar”, sin embargo, la medalla de oro sólo es para el campeón, y aunque existen otros premios (plata, bronce y diploma olímpico) esto sigue estando reservado para los inmediatos clasificados en la competición.


Se consideran dos tipos de motivación: Extrínseca; cuando viene de fuera, e intrínseca, referente a la motivación personal.


Hoy en día los modelos educativos más avanzados huyen del conductismo (premio/castigo) que trata de que un agente externo refuerce o castigue de cara a moldear una conducta deseable.


Teorías como la “Pedagogía del Oprimido” de Paulo Freire acentúan la importancia de la liberación del individuo por medio del diálogo entre el educador y el educado, de tal forma que su interrelación convierta a ambos en sujetos que se prestan a ser inter educados, y eliminen la figura del opresor (el que educa) y el oprimido (el educado).


En la educación tradicional (educación bancaria) el receptor es un recipiente de información y el educador vierte el conocimiento que a él le interesa que se aprenda, normalmente con un fin concreto. Esto deja de lado el auto descubrimiento y la capacidad reflexiva frente al aprendizaje, así como el espíritu crítico, que fomenta la libertad personal.


Por otro lado, los avances en el conocimiento son menos profundos y abundantes pues el sistema se basa en la repetición de patrones impuestos y elimina la creatividad, fundamento natural del Humanismo.


Dentro del sentido filosófico del deporte encontramos dos conceptos que aunque aparentemente puedan parecer contrarios, son en realidad complementarios:


Por un lado está la universalización del deporte. Que todo el mundo tenga derecho a realizar deporte como una actividad esencial para la salud y para el desarrollo humano.


Por otro lado está valorar el desarrollo de las marcas humanas a través de la competición. Esta teoría argumenta que a través de premiar el logro humano, las marcas deportivas, y por lo tanto del desarrollo físico de la humanidad, han aumentado considerablemente con la práctica de la competición deportiva.


En este sentido el debate surge entre premiar la participación o la capacidad para ser mejor que los demás.


Es innegable que todo esfuerzo merece una recompensa, sin embargo esta recompensa tendrá más valor si es intrínseca, es decir de auto satisfacción, ya que, un esfuerzo completo es un éxito total. Sin embargo, ¿qué valor tiene conseguir ser una punta de lanza para la humanidad desafiando las marcas deportivas propias y las generales, si el resultado será el mismo se haga lo que se haga?


Ante este último argumento, es lícito que el lector piense que el deporte base suele estar lejos de modificar los records humanos. Sin embargo, es innegable que esta superación es el resultado de las marcas previas, reconocer la excelencia y superar la frustración, otorgando valor educativo a la derrota, como marca de ajuste personal y signo de humildad ante el reconocimiento al que ha sido mejor, así como crear nuevas metas en base a expectativas de mejora.


Desde mi punto de vista, creo que es diferente reconocer la participación, a premiar a todos los participantes. En ese sentido, el valor simbólico de la medalla o el trofeo debería preservarse para reconocer la excelencia en la prueba. Si se quiere otorgar un recuerdo de la participación es mejor hacerlo mediante otro detalle que mantenga la diferencia entre el que ha sido el mejor, al que no lo ha conseguido, dando, no obstante, esperanzas a los demás, de que puesto que otra persona ha conseguido el logro, otra puede repetirlo o superarlo, pues quien lo hizo era tan sólo otra persona.


Otra cosa distinta, es que el detalle final reconozca la marca personal en la participación, por ejemplo en una carrera, que se reciba una medalla con el tiempo realizado, o un diploma, tiene un sentido práctico y orientativo, sin embargo el ganador seguirá siendo reconocido como vencedor final de la prueba.


En las artes marciales hay mucha confusión con los premios y los niveles, y para diferenciarlos conviene definirlos:


Premio: Recompensa, galardón o remuneración que se da por algún mérito o servicio.


Nivel: Altura que algo alcanza o a la que está colocado.


Mérito: Acción o conducta que hace a una persona digna de alabanza.


Campeón: Persona que obtiene la primacía en el campeonato.


Definidos estos conceptos, resolvemos que la primacía en una prueba tan sólo la obtiene el que gana, y por ello es destacado con un premio que reconoce el mérito, y el hecho de que los inmediatamente posteriores obtengan su medalla y lugar en el podio, también debería contribuir a que el ganador sea consciente de que hay varios que están cerca de alcanzarle.


Que se reconoce el mérito al esfuerzo, sin embargo esto no es suficiente para alcanzar la primacía en el resultado final, aunque se pueda premiar una determinada marca personal de esfuerzo.


Que un nivel no corresponde a un premio, sino a llegar a una altura predeterminada.
Por lo tanto, un grado no es un premio, ni se obtiene tras una competición, sino que se llega tras alcanzar unos niveles mínimos.


Que todos ganen, es equivalente a que todos pierdan, ya que no se alaba el mérito particular y especial que hace diferente al campeón.


Que hay que reconocer individualmente el esfuerzo de cada uno, pues independientemente del resultado la marca personal es un indicador de mejora, pero no en la misma medida del que lo ha hecho mejor que el resto.


Por último, pondero, que la motivación intrínseca y basada en hechos reales, debería ser más importante que cualquier reconocimiento externo, que puede o no llegar.


Humidad: Virtud que consiste en el conocimiento de las propias limitaciones y debilidades y en obrar de acuerdo con este conocimiento.


Modestia: Ausencia de vanidad o engreimiento. Es una forma de humildad que consiste en la moderación, recato y la sencillez.


La diferencia principal entre ambas es que la humildad es una forma personal de comportarse y aceptarse a uno mismo, mientras que la modestia tiene un componente social basado en el deseo de aceptación de los demás; es reprimirse en el concepto de brillo propio.


La humildad es una virtud necesaria para progresar en cualquier disciplina a través del aprendizaje, mientras que la modestia es una concesión al resto para evitar comportamientos grandilocuentes que puedan llegar a ser rechazados por un tercero.


La modestia nos ayuda a matizar la perspectiva personal.


La humildad es la que permite llegar al máximo potencial aceptando bajar a los infiernos personales.


Una de las cualidades de los grandes héroes de la mitología, como Hércules, Teseo o Ulises, fue precisamente que consiguieron llegar hasta el mismo Averno y salir de él victoriosos y reforzados.


Otros, como Orfeo, quien representa otro tipo de pasiones más bajas, aunque pudo descender al Averno para rescatar a su amada Eurídice gracias a su habilidad en la música, no tuvo la humildad suficiente como para aceptar las condiciones a su regreso, y su misión se vio truncada por no aceptar sus debilidades, en este caso su miedo e inseguridad.

Orfeo debía salir del Averno sin mirar atrás, para rescatar a Eurídice.


De entre todos ellos, tan sólo Hércules ascendió al Olimpo.

 

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Ixone Elosegui: Ikigai.

Ixone Elosegui: Ikigai.

Ixone Elosegui Sensei es una de las grandes referentes de la historia del Kyokushin en España.

Ixone Elosegui durante un Campeonato de Europa

Kyokushin Budo Karate no empieza y acaba con la competición, sino que una vez que se inicia el camino la potencialidad de sus aplicaciones es infinita.

El ikigai es un concepto japonés que representa el propósito vital gracias a la integración de las distintas facetas de la vida.

Cuando se implica el Budo a esta ecuación vital las posibilidades son ilimitadas.

Sensei Ixone participó en el primer campeonato del mundo femenino de IKO1 y tuvo una brillante carrera internacional.

3er dan de Taekwondo y 2° dan de Kyokushin Karate, abrió una puerta a todas las mujeres que posteriormente se dedicaron a competir.

Tras un largo periodo viviendo en China, actualmente dirige la empresa GLO (@glo910spain) desde su residencia en Tailandia.

https://upeuskadi.spri.eus/es/startups-de-euskadi/140557-glo/

El cinco por ciento de los beneficios de esta empresa van destinadas a una fundación que contribuye al empoderamiento de niñas y mujeres asistidas por la fundación Daughters Rising Thailand. @daughtersrisingthailand

https://daughtersrising.org/

Además, Ixone acude regularmente, junto con su maravillosa familia, a la fundación a compartir su tiempo, con el fin de realizar talleres y entrenamientos de Kyokushin Karate.

https://youtu.be/nMsAbRFxt2M?si=d0SiKbZmysL4KeTx

Tal y como me contó Sensei Elosegui «que el Kyokushin les sirva para empoderarse»

Sensei Ixone Elosegui, en Tailandia con el libro Kyokushin Karate: Budo Esencial

Desde este blog quiero felicitar y agradecer a Sensei Ixone, quien fue mi Senpai y referente, que continúe utilizando el Budo Karate en todos sus propósitos. Es admirable ver ¡cómo se puede conseguir IKIGAI! (Propósito vital) con amor, dedicación y ¡Karate!.

 

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CAFÉ AL KO! Entrevista

CAFÉ AL KO! Entrevista

El domingo 6 de Agosto se emitió en el canal de YouTube «Tu dojo de Karate» del Senpai Marc Vela, la quinta entrega de la serie de entrevistas «Café al K.O.»

En esta ocasión he tenido el honor de ser el invitado para conversar sobre Budo en el Siglo XXI.

Quisiera agradecer al Senpai Vela su amabilidad y darle la enhorabuena por su impecable trabajo técnico y humano.

 

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Budo Karate: Cuando convergen arte, tradición y ciencia.

Budo Karate: Cuando convergen arte, tradición y ciencia.

Según las consideraciones de la UNESCO, «la civilización contemporánea y su evolución futura reposa sobre la tradición cultural de los pueblos».

La conservación de las tradiciones artísticas y culturales es un deber ético pues son testimonio del pensamiento y el sentido espiritual de las personas del pasado. Es un puente de conocimiento y eternidad.

Las ciencias, por otra parte, son las diferentes ramas del conocimiento humano, de cuyo estudio y conservación depende la propia evolución.

El arte es el resultado de la iluminación personal, y su conservación es una muestra de respeto a la excelencia. Así el científico y divulgador Richard Dawkins exponía que «si Shakespeare no hubiera escrito Mcbeth, nadie más lo hubiera escrito, sin embargo, si Darwin no hubiera vivido, alguien más hubiera teorizado sobre la evolución natural». Por lo tanto, se considera que la ciencia es una consecuencia lógica, mientras que el arte es una creación única producto de la expansión espiritual del individuo.

El Budo Karate es una creación mitad artística y mitad científica, hay otros sistemas de combate que han llegado a las mismas conclusiones de eficiencia en la lucha, ya que la anatomía de los cuerpos es única, sin embargo, las peculiaridades del entrenamiento del Karate, son producto de la creación artística de artistas marciales, que tuvieron unos contextos históricos y culturales concretos, para crear un método genuino científico y artístico basado en la capacitación físico-técnica, a través de la repetición continua de rutinas refinadas y precisas (kata), que son capaces de condicionar de forma eficiente las capacidades humanas mediante el fortalecimiento del cuerpo y de la materia neuronal del cerebro: activando reflejos, potenciando la precisión técnica, mejorando las capacidades físicas y favoreciendo la eficiencia en el combate; mientras que a la vez, se apoyan en unos códigos éticos en relación al virtuosismo del llamado Bushido: respeto, rectitud, benevolencia, lealtad, valor, honor y honestidad.

La convergencia de los factores artísticos y culturales propios de las artes marciales de Ryu Kyu y Japón, junto con el desarrollo de un método científico de combate refinado y eficiente, hacen del Budo Karate un sistema único de mejora personal y social que debe estudiarse y conservarse como un patrimonio cultural de la Humanidad, cuyos valores de no agresión (Karate ni sente nashi) y de superación personal (Osu no Seishin) son exportables a cualquier sociedad que aspire a ser más justa, desarrollada y mejor.

 

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Promoción a 6° dan, Rokkudan

Promoción a 6° dan, Rokkudan

El sábado de Noviembre tuve el honor de ser graduado con el cinturón negro 6° dan de Karate Kyokushin de World Independent Budo Kai otorgado por el Comité Ejecutivo de WIBK formado por Kaicho Bernard Creton, Kancho Claudio Alessi y Hanshi Konstantin Bely.

El acto se llevó a cabo en la localidad de Coppet (Ginebra-Suiza) durante la celebración de la Copa del Mundo de Budokai WIBK.

Además, se graduó con el 4° dan a Sensei Sacha Décosterd, vigente campeón europeo de Kyokushin y vencedor de la copa del mundo de All Round One Match, quien superó el Goju Nin Kumite.

También se reconoció con 4° dan la trayectoria marcial de Sensei Antonio Sanhueza, Representante Nacional de WIBK para Chile, además de promocionar a 1er dan a su estudiante Senpai Vicente Cifuentes.

El 6° dan es el primero de los grados Yin (espirituales).

Se basa en el conocimiento de los demás, tras haber superado los grados físicos (yang) que exploran el interior del practicante.

ROKUDAN 6º DAN

Elemento Tierra Yin.

Elaboración.

Principios básicos a nivel espiritual. A través de la conducta de los demás es capaz de buscar respuestas que le llevarán a buscar sabiduría.

Refuerza la tradición como lo más importante.

Leer más: https://kyokushin-sipr.webnode.es/kwf/progresion-kyu-dan-/

Cada grado supone una nueva responsabilidad en el desarrollo del Budo Karate, agradezco la confianza que el Comité Ejecutivo de WIBK ha depositado en mí para afrontar esta nueva tarea.

Osu!

 

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La dialéctica en el Budo: Karate con palabras.

La dialéctica en el Budo: Karate con palabras.

El Karate, entendido como una forma genuina de Budo debe ser trasvasado a todo aspecto de la vida del budoka. De nada sirve el virtuosismo técnico en las artes marciales, sino se acompaña de su natural filosofía guiada por el particular método del Budismo y otras filosofías orientales.

Las virtudes del Budo son las madres rectoras de nuestro comportamiento.

Si el cambio físico no está acompañado por la mejora mental y moral, indiscutiblemente el Budo no tiene presencia en el practicante.

Nuestra forma de discutir, rebatir o aceptar ideas son también un modo de combate al que debemos aplicar ciertas reglas propias de los métodos corteses de las clases caballerescas.

La humildad inherente en el Budo regulará la pasión propia del luchador, evitará la ira y la irritación, pues conducen al fallo, a la ofensa y arrepentimiento por haber atacado a flancos éticamente prohibidos por la rectitud y la benevolencia. En ocasiones, es mejor incluso abandonar el combate con técnicas de evasión si tememos que no nos quedará mas remedio que desenvainar la espada y matar, ya que es un último recurso que no suele merecer la pena.

No obstante, el valor heroico del samurai, nos invita a defender nuestras ideas, argumentando con recursos válidos que no dañen gravemente al adversario, pues el respeto es el elemento rector de nuestra dialéctica.

Evitaremos la ofensa gratuita y utilizar como contra argumento el ataque personalizado en lugar de refutar la idea del adversario, en palabras de Schopenhauer: argumento Ad rem en lugar de Ad personam.

Posteriormente a la confrontación, al igual que en un combate, no celebramos nuestra victoria, no nos vanagloriamos de un resultado a favor, por fácil o duro que haya resultado, pues en ello no obtendremos más que una falsa identidad de vencedor eterno, que conduce a la sospecha de nuestro interés por vencer y no por perseguir la verdad. Además, en la mayoría de las ocasiones no existe tal verdad, ni siquiera tal identidad.

El Karateka está siempre de parte de la Justicia (G. Funakoshi)

Defender la justicia y la verdad es una causa por la que podemos señalarnos y comprometernos, sin embargo, hay que entender que entre todas las “verdades” no todas ellas responden a términos absolutos.

Tal como explicaba el filósofo Hegel, si escribimos una verdad acordada pero no absoluta en un papel a las 12 de la mañana, como: “Es de día”, y recuperamos el documento entendido por verdadero tan solo diez horas después, nuestra verdad se habrá convertido en mentira. Por lo que el luchador vehemente no tendrá más remedio que avergonzarse de la pasión en su defensa de una idea que puede cambiar con la perspectiva, el paso del tiempo, el espacio o el receptor de la idea.

Un comportamiento éticamente irreprochable, inevitablemente inclinará la balanza en favor de esa autoridad moral, incluso si el objeto de debate no tiene que ver con las conductas; una reputación fidedigna suele estar precedida de méritos virtuosos, por lo que vivir de acuerdo con los códigos éticos del Bushido, además de promover de facto un comportamiento aprobado por cualquier sociedad, y otorgar beneficios físicos y mentales al individuo, beneficiará al practicante de un incuestionable peso moral.

En ocasiones podemos no estar de acuerdo con ideas que argumentan las denominadas “grandes personas” que viven de acuerdo con altos principios de conducta, sin embargo, sus argumentos siempre invitan al memos a la reflexión y consideración de las personas cultas. Siempre tendrán un espacio para ser oídos, o para actuar como jueces en una confrontación.

El uso de nuestro lenguaje debe ser tan delicado como el cuidado de nuestra espada. No debemos permitir que se oxide, ni utilizarlo para remover estiércol. Es probable que en antiguos usos, algunos guerreros bañaran sus sables en el estiércol de sus caballos para extender infecciones y pestes en sus enemigos, pero no recuerdo a ninguno que haya presumido de tal acto, es contrario al ideal del caballero.

Del mismo modo, deberíamos evitar usar palabras malsonantes cuando exponemos nuestros argumentos, así como hablar de los demás dejándonos llevar por bajas pasiones como el odio, envidia o el cotilleo.

No es lo mismo denunciar públicamente una conducta reprochable con argumentos fidedignos, que emponzoñar los oídos y corazones de la gente con mentiras en nuestro favor.

Mucho cuidado también con aquellos que traen regalos envenenados, como confesiones que le hizo sobre ti su enemigo cuando se llevaban bien, las preguntas inevitables al impostor son: ¿Por qué no me lo dijiste antes?, ¿Crees que esta información me será útil ahora?, ¿Tú piensas lo mismo, y por eso pones en su boca tus pensamientos?, etc.

No nos debemos exaltar con los insultos y las provocaciones, tal como dice la parábola samurai: Si un regalo no es aceptado ¿quién es el propietario?, obviamente la persona que lo ofrece; lo mismo ocurre con los insultos.

Escuchar la crítica es a mi juicio positivo, pero hay varios tipos de crítica y no se puede estar pendiente de todas las opiniones, pues no todas son apreciables, ni tampoco esperar que los actos de cada uno estén al gusto de todos, un budoka es juez de su propias acciones, y debe vivir conforme a su propio criterio. Una persona iluminada por un objetivo ideal no se preocupa por el chismorreo, así como el león no se preocupa de la opinión de los corderos.

Escucha la crítica de los expertos y de los que quieran tu bienestar. Y de las demás obtén su beneficio: Normalmente serán destructivas, sin embargo, si se saben analizar, pueden ser de gran ayuda, y se pueden analizar dependiendo del momento en que hayan sido emitidas; del motivo o la pasión que las guía; o del contrapunto de la misma, por ejemplo:

Si alguien habla mal de ti después de haber perdido en una confrontación, sabes que le guía su propia baja pasión, y busca una justificación a su fracaso en vez de una forma de mejora. Compadécele, pues nunca podrá mejorar si la culpa es de las males artes de su adversario o del árbitro, y no de no haber sido capaz de ser muy superior a su adversario e incluso a la opinión de los jueces.

Puede ser que la critica haya sido recibida tras haber logrado tú un éxito personal… normalmente hablará la propia envidia, que es la otra cara de la moneda de la admiración. Digamos que los iluminados admiran, mientras que los oscuros envidian, no existe la envida sana, es una forma execrable de aceptar los propios malos instintos adjetivando positivamente el odio.

En la dialéctica, nuestros sentimientos debería ser igual de nobles. Por supuesto, hablando del Budo, y de las clases samurais, no podemos olvidar que los códigos del Bushido son una idealización utópica de la clase guerrera del Japón feudal, y que ellos, en la realidad histórica, tramaban y argüían toda clase de malas artes para vencer, no obstante el crecimiento personal se consigue en base a la honestidad y no a conseguir la victoria utilizando cualquier medio.

El general chino Sun Tsu, en su obra El Arte de la Guerra; base de todo el pensamiento militar oriental y occidental, expone que la única forma civilizada de vencer en una guerra es evitando que mueran personas, y se destruyan recursos e infraestructuras. Por el contrario prefiere conquistar en base a influencias, afinidades y estrategias de control personal.

Por supuesto, Estados Unidos demostró a Japón en 1945, que se puede vencer en una guerra destruyendo dos ciudades usando las bombas atómicas, pero ¿a caso alguien puede sentirse orgulloso de tal deplorable hazaña?…

El objetivo del Budo Karate es mejorar nuestro carácter a través de la práctica, y no vencer a toda costa. Recuerda las palabras de Voltaire: La paz vale más que la verdad.

El éxito ganado sin virtuosismo tiene cortas raíces y tarde o temprano se demolerá, mientras que una derrota infligida a un gran oponente que ha usado tácticas meritorias, elevará a los dos, incluso en ocasiones el derrotado será el héroe: Héctor de Troya y Aquiles, Ramses II contra los pueblos del mar, Leónidas de Esparta que murió defendiendo Grecia de los persas, Hannival de Cartago que fue derrotado por Roma, Viriato en Lusitania que fue traicionado por sus generales o Napoleón, que aun enfrentándose contra el mundo conocido, logró expandir las ideas de la Ilustración y su gloria.

En ocasiones, una derrota digna es más valiosa que una victoria inmerecida, pues la percepción de nuestro propio honor quebrado es como nuestra sombra, nos sigue allá donde vayamos como una mancha negra.

El comportamiento honorable en una discusión es más similar al ippon kumite (combate preestablecido) y sobre todo al Ju Kumite, combate de entrenamiento en que se permite que el oponente lance sus ataques, que al combate deportivo o al real, en que debemos anular cualquier intento de agresión de nuestro oponente. Si estamos seguros de nuestro argumento, será suficiente defensa, y no tenemos por qué evitar escuchar el argumento del interlocutor.

Es posible que él intente apabullarnos, con ataques continuos y sin descanso. No quieras defender cada golpe, pues la mayoría son inocuos, y solo acabarán cansándole. Busca la oportunidad para localizar su flanco descubierto, desplaza tu posición manteniendo tu objetivo, disimula tu verdadero golpe con una técnica de distracción y golpea con sinceridad y control, ya que no es necesario dañarle, la técnica limpia y clara asestada sin defensa, será suficiente para marcar la superioridad de tu argumento.

Cuando sea tu turno de atacar, expón tu habilidad midiendo a tu adversario con técnicas corteses, que no sean demasiado impactantes, utiliza preguntas, como se utilizan las grandes combinaciones de patadas, para, de un modo socrático, desentrañar sus contra-argumentos. Una vez que conoces el poder de sus respuestas, así como tu distancia de ataque potencial, enfoca tus cuestiones hacia su error, si solo trata de defenderse, la distracción hará que no pueda contra atacar y quede a tu merced para una técnica certera o un derribo. No obstante, cuidado con perseguirle allá donde vaya… “a enemigo que huye, puente de plata”.

No te anticipes en tus respuestas si no estás seguro de utilizar contra él su propio argumento, en ese caso, la anticipación te otorgará cierta omnisciencia que invalidará su argumento.

Sé claro en tus técnicas, piensa que no se trata de un verdadero combate, por lo que es mejor utilizar técnicas que sean reconocidas por todos. En una argumentación es preferible, según Aristóteles, argumentar con opiniones reconocidas por todos, que utilizar argumentos dudosos.

Cuando tu rival sea muy superior a ti, y puesto que se trata de un entrenamiento, no te de vergüenza admitirlo, de hecho es común que en estos casos el rival superior quiera humillar a su interlocutor, en ese caso, reconocer su fuerza y habilidad, suele evidenciar al rival calificándole indirectamente como un “abusón”, seguramente se sienta avergonzado de su egolatría y baje a un nivel donde el combate sea más asumible y tengas oportunidad de lanzar tus argumentos e incluso vencer, pues intelectualmente la soberbia tiende a ser pecaminosa, y resulta difícil de perdonar.

Cuando luches con un rival inferior en capacidades, para no caer en la problemática anterior, y vencer indiscutiblemente con honor, valida a tu adversario. Incluso si sus técnicas/argumentos no son buenos o son falsos, tenlos en consideración. No te cruces de brazos, ni demuestres pasividad ante el ataque de un niño que no puede hacerte daño, pues le estarás humillando.

Las técnicas de validación son aceptar los argumentos y encadenar tu contra sobre ellos, haciendo que él también disfrute y se sienta partícipe de una construcción de pensamiento común. Te reconocerá como el rival que le ayuda a crecer y no tendrá problemas en llegar a un consenso ideológico contigo. Si se siente humillado solo obtendrás negación y rencor, no habrá crecimiento para ninguno de los dos.

Permite que llegue con sus ataques mostrando interés, que no te importe simular el fallo para que obtenga respuestas por sí mismo, ya que el autodescubrimiento es el mayor de los aprendizajes. Ya sabes que eres mejor… no necesitas que nadie más lo reconozca, es obvio, no hay gloria en aplastar al principiante, y sí en la transmisión.

El último consejo es que apoyes cualquier corrección con amabilidad y una sonrisa, de esta forma el mensaje no solo llegará, sino que impulsará al interlocutor a sumarse a tu idea y mejorar. Los reproches pertenecen al pasado, y vivimos en presente, los errores construyen las mejoras del futuro, la introspección, utilizando preguntas conduce a la sabiduría.

Por lo demás existen muchas y variadas estratagemas relacionadas con vencer en una discusión aún no teniendo razón, sin embargo, no responden a la auténtica forma cortés del Budo. Recomiendo a tal efecto, y más bien como elemento de protección: Los Tópicos de Aristóteles o El arte de tener razón de Schopenhauer.

Recuerde y medite que Kyokushinkai es la Escuela de la Verdad Suprema y que “nunca olvidaremos la verdadera virtud de la humildad”.

 

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El poder del pensamiento único

El poder del pensamiento único

El célebre Daimyo Yamamoto Tsunetomo, autor del Hagakure, escribió:

“El pensamiento único es el más potente”

La idea de pensamiento único tiene connotaciones diferentes en nuestra Europa actual, que en el Japón de la era feudal.

Esta idea, en Europa, fue desarrollada en su origen por el filósofo Arthur Schopenhauer, y posteriormente Ignacio Ramonet y otros aplicaron el concepto al tipo de desarrollo social, propio de la izquierda, basada en una pirámide tecnocrática de jerarquía social.

El concepto moderno, según Schopenhauer, es el de aquel pensamiento que se sostiene a sí mismo, de modo que constituye una unidad lógica independiente. Posteriormente, esto fue redefinido por Herbert Marcouse como pensamiento unidimensional, como crítica a un pensamiento global dirigido hacia unas características sociales determinadas, y en relación a las élites dominantes que no permiten la diversidad de pensamiento, la negación y la crítica.

El término, en el concepto del Budo, tiene cierta relación en cuanto a varios aspectos relacionados con la orientación del pensamiento comunitario, y se caracteriza por un concepto diferencial, esencial e individualista; en Budo, el pensamiento único, trata de la detención y control del pensamiento propio.

Un pensamiento único, o unificado, en el que todos los miembros de la comunidad cooperan por un objetivo común, es en efecto, potente y valioso. Otra cosa, es que la idea del pensamiento común tenga un fin moralmente reprobable o sea socialmente válido.

En este sentido, se entiende que la diversidad de la sensibilidad humana considera como positiva su finalidad. Es decir, si todos entendemos que el reciclaje y el cuidado de la naturaleza es un elemento de valor para nuestro desarrollo social, ese pensamiento único ayudará a que todos los miembros del grupo social contribuyan positivamente al cuidado del medio ambiente. Si por el contrario, una parte del grupo social considera que otra de las partes es el origen de los problemas de su civilización y merecen el exterminio, ese pensamiento único aprobará atrocidades como el Holocausto promovido por Adolf Hitler en la Alemania Nazi.

Es necesario, por lo tanto, apoyarse en valores universales aprobados por toda la comunidad, de tal manera que puedan ser ratificados por los componentes de todo el espectro social, y aun en distintas generaciones, como por ejemplo la Declaración de Derechos Humanos.

Convencionalmente, la práctica de las Artes Marciales -entendiendo cada dojo como una pequeña sociedad compuesta por una pirámide jerarquizada con un objetivo de desarrollo personal y cuidado de la sociedad-, se nutre de los valores propios de Budo, recogidos en siete virtudes en la obra de Inazo Nitobe, Bushido, escrita como compilación de la tradición Samurai: Benevolencia, Valor, Humildad, Lealtad, Respeto, Honestidad y Rectitud.

Además, cada escuela se nutre de su propio sistema de valores, en el caso de Kyokushin, el lema es:

Cabeza baja (humildad), ojos altos (ambición), boca cerrada (respeto) y buen corazón (amor filial), Los padres son el punto de partida.

Junto con un conjunto de promesas de participación recogidas en el Dojo Kun, que expresan los compromisos de los participantes con el fin de mejorar su carácter a través del entrenamiento: entrenamiento constante, atención a las enseñanzas, abnegación, cortesía, humildad, sabiduría, fuerza; y en resumen, comprender el verdadero significado del camino marcial a través de la práctica.

Este pensamiento único de toda la comunidad promueve un sistema de valores fuerte y unificado, que tiene como fin avanzar hacia la paz mundial.

Por otra parte, en el contexto en que se escribió el Hagakure, propio de la mentalidad y filosofía Budista, el pensamiento único supone una mirada hacia el interior del individuo.

En la práctica del Karate el pensamiento único está bien definido por el Kime, fuerza fisico-mental de determinación hacia un objetivo. También Kiai la unificación de la energía físico mental exteriorizada mediante un grito.

Todos tenemos tendencia a un pensamiento que divaga en muchas ideas a la vez. De manera natural, nuestra mente tiende a funcionar de forma automática, permitiendo que estos pensamientos circulen libremente, sin filtro, como pelotas de pin-pon rebotando dentro de nuestra cabeza. Lo que provoca “pensamientos rumiantes”, que nos llevan inevitablemente a detenernos en las emociones más duras, tendentes a provocar un estado de estancamiento emocional: dolor, ira, tristeza, melancolía, miedo, rechazo… Obviando, a su vez, aquellas que resultan más atractivas de digerir: alegría, ilusión, esperanza, optimismo…

Los sistemas de alerta de nuestra mente se alteran ante la presencia de las emociones que provocan alarma, ya que naturalmente estamos diseñados para ocuparnos de las situaciones críticas en primer lugar. Sin embargo, tendemos a confundir esta alerta con un rechazo a las demás sensaciones, ya que las emociones consideradas positivas suelen corresponder a proyectos de presente y futuro, mientras que las negativas se alimentan del pasado; de lo ya experimentado de alguna manera, y que rechazamos; o de previsiones pesimistas para el futuro en base a este aprendizaje, que pueden ser reales o propias del prejuicio ideológico. Es decir, el miedo a la muerte no está alimentado por la experiencia real, sino por el prejuicio natural a ella, ya que nadie la ha experimentado realmente en varias ocasiones y ha aprendido en base a sensaciones reales empíricas.

Podemos imaginar que nuestras emociones son como las olas del mar, y nosotros somos un surfista.

Obviamente todas las olas que vengan van pasar por nosotros y de alguna manera, las vamos a experimentar, pero nosotros elegiremos la más conveniente a nuestro fin para surfearla.

No quiere decir que evitemos las que no nos convengan, tan solo las dejamos pasar, para que se rompan en la orilla.

Los surfistas experimentados, son capaces de atravesarlas navegando o sumergirse en el agua para no ser arrastrados por la ola que no desean. Esto mismo se hace con las olas emocionales mediante técnicas de distracción. La emoción seguirá estando, pero cada vez se irá más lejos hasta desaparecer. Para ello, empleamos meditación; unificamos el pensamiento y lo paralizamos; para posteriormente centrarnos en la emoción más conveniente.

Otra técnica de entrenamiento es temporalizar las emociones, no permitiendo que una misma emoción nos invada por más de 10 minutos.

Durante esos diez minutos, en los que se pasa por las diferentes fases de la experimentación y reconocimiento de la emoción, hay que buscar estrategias de distracción. El fin es encadenar la emoción con otra nueva más liberadora, que permita que podamos dejar pasar esa “ola” que nos está reteniendo dentro de una emoción no deseable, y escoger otra más “sobrellevable” que distraiga el pensamiento.

No podemos luchar contra las olas del mar, ya que la fuerza de la naturaleza es inevitablemente más fuerte que nosotros, pero podemos aceptar sus condiciones con amabilidad: ¡Ningún surfista está obligado a lanzarse al mar! Lo hacen por disfrute y conexión con la naturaleza.

Durante el entrenamiento diario en Kyokushin Karate, podemos entrenarnos en esta práctica desde el mismo inicio de la sesión. Sentados de rodillas, en una postura ligeramente incómoda (seiza), aceptamos con amabilidad y dignidad esa posición, que nos mantiene en una cierta tensión que recibimos como una alerta de nuestros impulsos, bajo el propósito de unificar el pensamiento en la práctica rigurosa del entrenamiento. No luchamos contra el dolor, lo aceptamos, y nos servimos de la respiración profunda para tal fin.

Incluso el momento en que llega la hora de ir al dojo y nos invade una emoción de pereza: preparar el karategi y la mochila, salir de casa, cambiarse… el propio proceso ritualizado de doblar adecuadamente el karategi y el obi (traje de práctica y cinturón) se pueden convertir en un ejercicio de distracción para dejar pasar esa emoción. Ritualizar esta práctica, mientras nos alimentamos de las emociones positivas vividas en relación con su uso, nos pueden animar a acudir al entrenamiento (keiko) para mejorar un día más.

El sentimiento de dignidad que ofrece el ritual nos compromete también con la práctica, ya que le aporta valor y profundidad.

Este sistema de preparación de la vestimenta, fue ritualizado por los antiguos samuráis del periodo Edo. La forma de realizar la lazada de la hakama (falda-pantalón propia de los samuráis), era usado como un periodo de meditación para centrarse en la aceptación de la muerte y la frugalidad como forma de vida.

Atención plena. La mente del samurai

Las terapias relacionadas con el Mindfulness (atención plena) que se basan en la meditación budista y en el estoicismo clásico, hablan de tres tipos de mente: Mente emocional, racional y sabia, según el tipo de estado por el que nos dejemos guiar.

El concepto de “mente sabia” fue desarrollado en 1993 por Marsha Linehan en su terapia para el tratamiento de las personas diagnosticadas de trastorno límite de la personalidad: la terapia dialéctico conductual. Esta terapia tiene entre sus objetivos la regulación del afecto, el aprendizaje de habilidades y la aceptación del cambio como algo inherente a la vida.

Cuando nos encontramos en el uso activo de la “mente emocional”, percibimos lo que nos pasa en función de lo que sentimos en ese instante. Si nuestras emociones son muy intensas, podemos distorsionar la interpretación que hacemos de las situaciones y de nuestras circunstancias y actuamos «en caliente». Pero, también, podemos encontrar la motivación, la pasión y la energía que necesitamos para alcanzar nuestras metas, para ayudar a los demás o para sobreponernos a las dificultades.

Por otro lado, cuando se activa nuestra “mente racional”, observamos nuestra vida desde la lógica y el empirismo. Nos centramos en los hechos y en la razón, dejando aparcadas las emociones, y actuamos «en frío». Este estado nos permite llevar a cabo planes, seguir instrucciones, dirigir equipos y tareas, etc.

Ambos estados tienen sus funciones y beneficios. Por ello, aunque a veces podamos anhelar desactivar alguno de ellos, necesitamos tanto de la razón como de la emoción para vivir. Nuestro objetivo último es el de integrarlos, utilizando la «mente sabia», y aunque no logremos mantenernos en este estado continuamente, si lo logramos, conseguimos cierta distancia del problema a resolver (maai) para verlo con lucidez, encontrar soluciones o al menos relativizar su gravedad.

La definición que el teólogo y filósofo catalán Joame Balmes dio en el siglo XIX al respecto es:

“La razón es fría, pero ve claro; darle calor y no ofuscar su claridad; las pasiones son ciegas, pero dan fuerza; darles dirección y aprovecharse de su fuerza.”

En el libro “La meditación del guerrero”, el autor y artista marcial Richard L. Heigth explica el tipo de mentalidad que, en el mundo actual, con su estrés y rapidez, deberíamos adoptar del antiguo mundo samurai:

“Debemos imaginar un campo de batalla con solo samurai rodeado de múltiples oponentes que intentan matarlo.

La atención de cualquier novato salta de un oponente a otro en un ansioso intento de defenderse.

Tal intento cansa pronto al guerrero, que será derrotado.

Un guerrero experto dirige su atención de manera uniforme en todas las direcciones. Pero aun y así, experimenta ansiedad mientras planifica mentalmente su estrategia. Su pensamiento y su ansiedad pueden ser su perdición si sus oponentes son verdaderamente hábiles.

La atención de un maestro samurai, al igual que la del guerrero experto, se reparte uniformemente, pero él permanece tan tranquilo como la superficie de un lago en calma, sin tener una idea predeterminada de cuales pueden ser sus acciones. Su cuerpo elegirá la acción correcta sin un solo pensamiento.

Necesitamos que nuestras acciones, en un mundo tan apresurado, fluyan desde la profundidad de la consciencia. La meditación ayuda a expresarse de forma natural.”

La forma natural de combate, contra uno o varios oponentes, al igual que en el enfrentamiento con la propia existencia, es aceptar las diferentes situaciones como las acepta el agua, adoptando la forma de su recipiente y buscando la salida en forma de movimiento y cambio. Si no encuentra una grieta para seguir su curso, se evaporará, pero siempre buscará la salida de una forma creativa, de lo contrario se estanca, enferma y muere. El agua acepta y entiende el cambio. Y nosotros somos agua.

En sus enseñanzas Buda no entiende a los humanos como formas fijas o estáticas, sino que nos describe como un serie de cinco procesos cambiantes: Procesos del cuerpo físico, de los sentimientos, las percepciones, las respuestas y el flujo de conciencia que los experimenta a todos.

Nuestro sentido del Yo surge por el apego e identificación con uno de estos procesos. Nos podemos identificar con nuestro rol social, con nuestros deseos, con nuestro deber, con nuestros sentimientos o incluso con nuestra situación económica, eligiendo arquetipos que nos protegen como una armadura. Sin embargo, estas armaduras nos pueden llegar a ahogar y convertir nuestra identidad deseada en una tumba en vida hecha del prejuicio y falsa identidad, provocando miedo a la pérdida y la derrota.

Si acepto que ese no es mi mundo, y que puedo ser nada y todo a la vez, superando mis propias barreras, podré adoptar un pensamiento flexible y creativo, sin necesidad de anclarme en emociones que no me permiten fluir con mi propia corriente.

Toda evolución positiva pasa por la aceptación amable del cambio. Y esta evolución debe estar dirigida por un pensamiento unificado, una voluntad de pensamiento único hacia la liberación personal.

 

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Entrevista en Radio KO

Entrevista en Radio KO

Ha comenzado recientemente un nuevo proyecto audiovisual dirigido por Sensei Raúl García Romero (Just Warriors) y Senpai Marc Vela (Tu dojo de Karate).

Radio KO (Radio Karate On Line) surge para dar voz a la comunidad del Kyokushin.

Estos son los vídeos de la promoción y entrevista que me realizaron.

Muchas gracias. Osu!

 

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Entrevista a Kaicho Creton

Entrevista a Kaicho Creton

Hoy recupero una entrevista realizada en 2014 en Vivorg, a Kaicho Bernard Creton, Presidente de World Independent Budo Kai, con motivo de su graduación de 10° dan.

El karate es mucho más que un deporte

Kaicho Bernard Creton es uno de los pocos karatekas en el mundo con el grado de 10° dan.

Lecciones aprendidas. Uno de los luchadores de kárate de mayor rango en el mundo, Bernard Creton, ha estado asociado con Viborg desde la década de 1980, donde transmite los valores del kyokushin kárate a niños y jóvenes.

21 dic. 2014 en 10:30

Christian Hald (hald@viborgfolkeblad.dk)

«Dame sólo dos minutos.»

Bernard Creton, de 63 años, dobla una pierna y estira la otra, mientras pone los nudillos en la colchoneta para mantener el equilibrio. Después de algunos ejercicios de estiramiento más, está listo para simular una situación de combate con el presidente de Viborg Karate and Kickboxing Center, Michael Schou. Bernard Creton es él mismo instructor en jefe en el mismo lugar, y recientemente se graduó como cinturón negro con el décimo dan. Es algo que ocurre muy raramente en el mundo del kárate, y Bernard Creton muestra segundos después por qué es, en muchos sentidos, un practicante de kárate único. Tan fácil como nada, balancea su pierna izquierda hacia el costado de la cabeza de Michael Schou, quien detiene la patada con la mano derecha, y en honor al fotógrafo de Folkebladet, Bernard Creton luego repite la sesión varias veces a un ritmo más lento.

En su apogeo, Bernard Creton, quien nació y se crió en Inglaterra, terminó sexto en el Open Mundial de kyokushin knock down karate, que se celebró en 1979 en la capital japonesa, Tokio. Aquí conoció y derrotó, entre otras cosas, al mejor karateca de Dinamarca de todos los tiempos, Flemming Jinzen Schrøte. El World Open era entonces lo más cerca que se podía llegar a una Copa del Mundo oficial, y había peleas sin categorías de peso. Desde entonces, el deporte del kárate se ha convertido en una mezcla de estilos y organizaciones que rápidamente celebran la «Copa del Mundo y Campeonatos de Europa», pero sin que los mejores luchadores del mundo participen o sean invitados.

»Hay tantas Copas del Mundo y Campeonatos de Europa desconocidos en el kárate de hoy. Es mucho peor que en el boxeo. En ese momento, cuando estaba peleando, solo había una Copa del Mundo (Copa del Mundo, ed.), Pero eso fue antes de que mucha política entrara en el mundo del kárate «, dice Bernard Creton.

A través de la organización mundial WIBK (World Independent Budo Kai), Bernard Creton ha trabajado durante mucho tiempo para que el karate se convierta en parte de los Juegos Olímpicos, y WIBK apoya, entre otras cosas, a una organización japonesa que intenta convencer al Comité Olímpico de que tanto karate al punto, como Karate full contact deban estar en el programa olímpico.

«Esperamos que el kárate llegue a los Juegos Olímpicos de Japón en 2020, y creo que ese es el apoyo realista que debemos dar. Pero ahora tenemos que esperar y ver «, dice Bernard Creton.

Si tienen éxito, los Juegos Olímpicos serán el lugar donde los luchadores de todo el mundo se reunirán para decidir quién es el mejor y, por lo tanto, el deporte del kárate será mucho más transparente y amigable para la audiencia, dice Bernard Creton.

De las raíces a las tradiciones

Bernard Creton comenzó a practicar judo cuando tenía 11 años cuando escuchó a una niña de su clase hablar de ello. Junto con un amigo, se inscribió en un club y empezó a entrenar, pero unos años más tarde, el judo pasó a formar parte de los Juegos Olímpicos y se convirtió en un deporte definitivo.

No atrajo al joven Bernard Creton, quien en cambio encontró el karate. Fue antes de la época de Bruce Lee (actor y artista marcial nacido en Estados Unidos), por lo que en ese momento, el karate todavía era relativamente desconocido para la población en general. Bernard Creton ha estado practicando kyokushin kárate de contacto completo desde 1966 y se ha entrenado en Nueva York con Tadashi Nakamura, quien ha estudiado kárate con el fundador del estilo kyokushin, Masutatsu Oyama.

Entonces Bernard Creton conoce las técnicas y valores tradicionales del kyokushin karate, y estos son los que quiere transmitir en Viborg Karate and Kickboxing Center. Desde 1980, ha practicado su propio estilo, karate jutsu kai, que se entrena tanto en Viborg Karate y Kickboxing Center como en muchos otros clubes alrededor del mundo.

Bernard Creton, que llegó a Dinamarca a principios de la década de 1980, en realidad estaba afiliado a otro club de karate local, Viborg Karate School, donde era instructor jefe, pero lo dejó debido a algunos desacuerdos con el líder actual, Jens Bjerrekjær. En cambio, abrió Viborg Karate and Kickboxing Center en 1992. Paralelamente, ha tenido la clínica Alternativa, que ofrece varias formas de tratamiento alternativo.

Según Bernard Creton, la ruptura con Viborg Karate School fue, entre otras cosas, porque no quería ser parte de un lugar donde la mayoría de los recursos se gastaban en la élite deportiva. Bernard Creton está de acuerdo en que el karate también funciona bien como deporte, pero volviendo a sus raíces en el siglo XIX, el karate es mucho más que eso. Son artes marciales, una combinación de técnicas de combate y defensa personal, pero también con un extenso desarrollo personal y espiritual a través, entre otras cosas, de la meditación.

»La idea principal detrás de este club (Viborg Karate y Kickboxing Center) y WIBK son los valores tradicionales detrás de las artes marciales. No se trata de vencer a nadie o de ganar un trofeo. Se trata de convertirse en una mejor persona, y queremos desarrollar a las personas para que cada uno pueda alcanzar su nivel más alto ”, dice Bernard Creton y dice que muchos niños se han desarrollado en una dirección positiva después de unirse al club.

“Algunos de ellos apenas podían mantenerse de pie porque pasaban mucho tiempo jugando con la computadora y hay otros en los que la escuela les había dicho a los padres que sus hijos no debían esperar poder cursar la educación secundaria superior. Algunos de ellos van a la universidad hoy. En mi opinión, son campeones del mundo «, dice Bernard Creton, que ha visto a niños curados tanto de la dislexia como del asma después de comenzar a practicar karate.

Otro beneficio es que los niños obtienen un marco fijo donde hay espacio para divertirse y ser serios. Aquí hay espacio para jugar, pero cuando se entrena, es con total concentración.

“Por ejemplo, no tenemos graduación de cinturón cada dos semanas o meses. Lo tenemos dos veces al año para que todos sepan que deben prepararse para obtener lo que quieren. Les damos disciplina, pero lo más importante: autodisciplina. El resultado son algunas personas agradables que le gustaría ver son parte de nuestra sociedad. Incluso tienen el beneficio adicional de que pueden defenderse si se encuentran en una situación en la que lo necesitan «, dice Bernard Creton.

Comenzó a entrenar a niños en 1972, y en Inglaterra fue uno de los primeros en enseñar karate a niños. Con el tiempo, ha desarrollado una serie de métodos de entrenamiento dirigidos a este grupo de edad.

 

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La UNESCO declara al Karate como la mejor formación para niños y jóvenes.

La UNESCO declara al Karate como la mejor formación para niños y jóvenes.

Este 2021, año en que el Karate se ha estrenado en los Juegos Olímpicos de Tokyo, también ha servido para que otras instituciones internacionales como la UNESCO, hayan reconocido la práctica del Karate como la mejor formación para niños y jóvenes, así como una práctica beneficionsa a cualquer edad.

Nota de prensa:

“La UNESCO ha declarado que la disciplina del KARATE es la mejor formación para niños y jóvenes de 4 a 21 años y como práctica regular a cualquier edad.
Permite una educación motora completa, reforzando todas sus posibilidades educativas y psicomotoras (espacio / tiempo, propioceptividad, lateralidad, lanzar, tirar, empujar, arrastrar, saltar, rodar, caer, coordinar, estimular la relación con otras personas (sociabilización), utilizando del juego y la lucha como un suplemento de la motricidad y con la introducción de la técnica y táctica deportiva, además de buscar una aptitud general ideal.
El COI (Comité Olímpico Internacional) lo considera uno de los deportes más completos y que promueve los valores de la amistad, participación, respeto y esfuerzo para mejorar”.

Hace unos años que algunos de los principales maestros de Karate de Okinawa se reunieron para conseguir el reconocimiento de su arte centenario como un Patrimonio Cultural Inmaterial, y no sólo lo han conseguido, sino que las diferentes instituciones mundiales han alabado la práctica en todos las edades, justificándose en las aptitudes mentales, físicas y sociales que procura en el practicante esta disciplina marcial, que a nivel deportivo a resultado ser la más completa según los entes internacionales del deporte y la educación.

https://okinawakarate-unesco.jp/

Video promocional del movimiento de reconocimiento del Karate como patrimonio cultural inmaterial de la UNESCO

Este reconocimiento, que hasta ahora poseía el Judo, termina de confirmar los beneficios de esta actividad que surge como parte de la cultura okinawense, convirtiéndose, ya en el siglo XIX, en un método educativo de la escuela pública y que en el siglo XX salta a Japón y al resto del mundo, con un espíritu educativo y formativo único.

Castillo de Shuri

Diferentes estudios a lo largo de los años, como el que hizo el Imperial College de Londres, demuestran que la práctica de las rutinas y ejercicios propios del Karate tradicional, ejercen una modificación beneficiosa a nivel físico, creando en el practicante una serie de conexiones neurológicas, que modifican la estructura cerebral, optimizando las capacidades físico técnicas de los practicantes. En concreto, según publicaba la revista Cerebral Cortex sobre el estudio del Imperial College de Londres dirigido por Ed Roberts:

«..La materia blanca del cerebro de los `cinturón negro´ se estructura de forma diferente a la del resto de los mortales...»

«Los resultados revelaron que los karatecas experimentados golpeaban con más fuerza, sus movimientos estaban más sincronizados y mostraban diferencias acusadas en la estructura de la materia blanca del cerebro, en concreto en el cerebelo y en la corteza motora primaria, ambas zonas relacionadas con el control del movimiento...»

«…Los `cinturón negro´ de kárate son capaces de coordinar sus movimientos en un nivel muy superior al del resto… Esta capacidad parece estar relacionada con un ajuste fino de las conexiones neuronales en el cerebro, lo que les permite sincronizar los movimientos de brazos y tronco con mucha precisión…».

El Karate Do es en la actualidad el arte marcial más popular del mundo, con más de 100 millones de practicantes en todos los continentes. La propia individualización de su práctica en niveles avanzados, ha supuesto en ocasiones un handicap a su reconocimiento por parte de instituciones, ya que existen una gran diversidad de estilos y ramificaciones técnicas, propias del propio proceso de exploración personal de los distintos maestros. Una vez aceptado que el Karate es un arte marcial múltiple y diverso, con infinidad de variaciones, es también más fácil aceptar que el espíritu único de cortesía y mejora personal, propio de su origen okinawense, hace de su práctica un excelente método educativo para la sociedad en la que vivimos. Un mundo tan diverso, como el propio arte marcial.

Los métodos de optimización del cuerpo mediante la técnica, son tan acusados como los que corresponden a la mejora del carácter de sus participantes, y al sentimiento positivo de su práctica.

 

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