Tras la primera parte de este articulo sobre Sanchin, y una vez definido en sus tres valores (o batallas) de interpretación, haré un análisis del concepto del enraizamiento, que por otra parte, es aplicable a otras formas y posiciones propias de nuestra práctica, así como a muchos otros ámbitos.
Al igual que pasa con los árboles, el enraizamiento no tiene tanto que ver con la inmovilidad, como con el crecimiento.
En términos filosóficos, las artes marciales utilizan el enraizamiento como una forma de conexión con La Tierra a través de los pies, para elevar la consciencia hacia el descubrimiento personal.
La tensión moderada, junto con el trabajo respiratorio y la estructura corporal en espiral, promueven la movilidad del flujo energético y el fortalecimiento de la auto consciencia.
Una posición firme no es una postura estancada.
En una postura aparentemente estática, suceden diversos procesos internos y móviles necesarios de experimentar.
Practicando los sistemas yóguicos del karate interno, seremos capaces de expandir nuestra conciencia, mejorando el intelecto y aumentando nuestra capacidad intuitiva.
En este sentido, y en aplicación del sistema interno al combate, debemos procurar un enraizamiento que nos configure en la forma primordial de la pirámide; Una base estable, la columna recta, tensión muscular para soportar los golpes y flexibilidad para devolverlos.
El flujo de aire debe ser continuo, compresivo y expansivo, duro y blando.
Más allá de trabajar una posición firme e inamovible que fortalezca las piernas, el enraizamiento debe ser también y sobre todo, un proceso mental y espiritual.
Entrenar una practica en la que preocuparse por el instante, fijando la visión en el futuro inmediato pero sin expectativas, comprendiendo el momento actual, nos prepara para vivir plenamente nuestra vida cotidiana.
No está en contra de la programación, ni de los objetivos, sino a favor de aprender a disfrutar con el momento presente y saber aprovecharlo.
Enraizarse es confuso como concepto si se entiende solamente como aferrarse. Enraizarse es tomar consciencia de nuestro origen y apoyarse en él para crecer.
Enraizarse es además, conectar con la propia energía telúrico- cósmica y sentirse una pieza del entramado natural. Ser un conector energético entre dos realidades: el planeta y el cosmos, entre lo físico y lo metafísico, entre lo inamovible y lo caótico, entre la emoción y la razón.
La práctica del enraizaminto es la esencia de Yin y Yang, Triorigin, Tai chi, Yoga, Karate… y en general del auto conocimiento formal de la meditación trascendental.
La forma básica de enraizamiento en Karate Kyokushin es a priori Sanchin, sin embargo el enraizamiento está presente en las demás posturas propias del Karate tradicional, y en los kata, se estudia en cada paso esta firmeza propia del concepto, precisamente para fomentar el equilibrio y el fortalecimiento corporal. Siendo la aplicación en combate menos rígida que durante el entrenamiento, pues se pretende además de combatir, un arte de control personal y auto conocimiento.
Por otra parte el fortalecimiento corporal y mental gracias al enraizamiento de la postura, otorgará una ventaja notable en el propio sistema de combate.
En cuanto a los beneficios físicos, además de la estimulación muscular y ósea, y el desarrollo de la programación neurológica gracias a la repetición de patrones físicos, se potencia en las figuras posturales la estimulación del núcleo o nexo corporal, también llamado Core, es decir, los músculos que otorgan estabilidad y evitan lesiones. Se refiere principalmente a los músculos abdominales, lumbares, de la pelvis, los glúteos y la musculatura profunda de la columna. Zonas que en terminología ancestral del Karate tradicional se identifican, en su mayoría con el concepto Gamaku.
También, por supuesto, la musculatura de las piernas se ve enormemente potenciada tanto para soportar golpes, como para mejorar la potencia en el ataque y el posicionamiento técnico.
El pie humano es tremendamente complejo 26 huesos, 33 articulaciones, más de 100 tendones, músculos y ligamentos, además de unas 7.000 terminaciones nerviosas. El trabajo que los pies hacen, se conecta directamente con las piernas y es la base de la sujeción de todo el cuerpo hasta el cráneo.
Adquirir posturas correctas desde los pies, será beneficioso para toda la estructura corporal.
Parte del enraizamiento debe ser agarrarse al suelo con los pies, creando arcos hacia arriba con los tendones fuertes del pie y promoviendo así la estimulación de todas esas terminaciones nerviosas.
Tal y como explica el maestro Kriss Wilder en su genial obra «La vía del Kata Sanchin»:
El pie debe estar colocado en el suelo como si estuviese hecho de arcilla húmeda. Debería dar una sensación de peso y agarre al suelo, aunque los dedos no deberían estar en una posición de agarre, como si intentaran recoger un trozo de papel del suelo. Hacer esto supone un gasto excesivo de energía física y crea rigidez, y la rigidez es fácil de desplazar…»
Es decir, el pie no se coloca en forma de garra, entre otros motivos, porque al hacer garra se eleva el pie en forma de puente y pierde apoyo, perdiendo así los beneficios del apoyo total del pie sobre el suelo.
Wilder continúa diciendo:
«La línea de presión del pie tiene que ser desde el talón a través del centro del pie. La rotación intensa del pie o la torsión del pie para ganar tracción es un riesgo potencial para la rodilla…»
Este último aspecto, debería ser observado por muchos practicantes de estilos como Kyokushin, quienes en ocasiones exageran posiciones como Sanchin dachi, sobre todo en la rotación del pie atrasado, poniendo en riesgo ciertas articulación, que con el tiempo pueden sufrir desgaste debido a la práctica tan intensa, como de hecho de practica en el estilo. Sin embargo, esta práctica no corresponde al ideal técnico de la escuela de Mas Oyama, sino a una práctica mal entendida de algunos practicantes.
En algunas variantes de Kyokushin, como Karate Justu Kai, sería complicado discernir en una fotografía la diferencia entre sanchin dachi y moro ashi dachi (con los pies paralelos) ya que al igual que en otros estilos, como Goju Ryu de Okinawa, o Uechi Ryu, tras realizar la rotación los pies en la colocación, las caderas se abren llevando los pies a líneas casi paralelas.
En ese sentido, las sensaciones del practicante son similares en cuanto a la rotación aunque el resultado final parezca ser diferente.
En sistemas japoneses, como Goju kai, sin embargo, se mantiene el pie frontal cruzado, y esto es más ostensible en variantes como Kyokushin o formas procedentes de Shotokan como Hangetsu dachi.
No obstante, esta misma diferencia está presente en los diferentes sistemas chinos de los que estos estilos beben, por lo que en cuanto a la pura práctica marcial, dependerá de las aplicaciones marciales que cada escuela quiera estudiar.
Por ejemplo, el maestro de Kyokushin, Shihan Loek Hollander, 10° dan, sostenía la utilidad de la rotación de los pies y la flexión de rodillas, con el fin de proteger ataques a las piernas y los genitales.
De hecho, variantes de sanchin dachi, con su enraizamiento, son utilizadas para pelear en distancia corta en competición, tanto de karate como de boxeo, como se puede observar en la técnica de boxeador Mike Tyson, quien tras acortar la distancia, contra púgiles, normalmente más altos, se anclaba y utilizaba la fuerza de sus piernas para impulsar poderosos golpes, mientras tenían a su vez suficiente flexibilidad como para cambiar de postura rápidamente.
Esta misma fórmula es la utilizada por muchos luchadores de Kyokushin en los torneos de Full Contact Karate (knock down) de manera que pueden evitar ser dañados por las devastadoras patadas interiores a las piernas, absorber las patadas exteriores e impulsarse con las piernas para golpear tanto ganchos (shita tsuki, kagi tsuki, mawashi tsuki) como técnicas de pierna (gedan mawashi, hiza geri…)
La modificación de la posición de combate (kumite no kamae) hacia el enraizamiento es una consecuencia natural sobre el por qué se realiza de esa forma la genuina posición de Sanchin dachi en el estilo Kyokushin.
Un importante aspecto común, es la presión vertical aplastante de la posición, así como la proyección del centro de gravedad, que se sitúa no sólo hacia abajo, en vertical, sino también en una proyección diagonal en frente del practicante, que permite confrontación con el adversario.
Los mismos principios son aplicables a deportes como el Baloncesto que en su posición de bote de defensa se pueden observar notables similitudes.
En sistemas de agarre y derribo, el enraizamiento es necesario con el fin de fijar el centro de gravedad lo más bajo posible, para generar más resistencia y sensación de peso en el ponente, así como a su vez, atraer al contrincante hacia el núcleo.
Sin embargo, si el centro de gravedad está demasiado bajo, también será complicado adaptarse al combate, por lo que el luchador lo variará dependiendo de la demanda.
En este mismo ámbito de lucha, el del derribo, los pies deberán también ajustarse, manteniendo una base amplia y firme, pero ni demasiado amplia como para perder la tensión en la musculatura implicada, ni rígida, pues se debe pasar rápidamente a otras posturas o pasos.
Esta teorización es aplicable al contexto del kata de Karate.
Con los ejercicios tradicionales de elementos de acondicionamiento tanto sin herramientas (Junbi undo) como con ellas (Hojo Undu) se facilita la comprensión de algunos de estos factores que tienen que ver con el enraizamiento físico.
Definitivamente, no es que el Karate o las Artes Marciales informen al resto de actividades, sino que el Karate y las Artes Marciales en general, son métodos de optimizacion del movimiento natural, así como formas de expansión del auto conocimiento y la consciencia.