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Archivos Mensuales: septiembre 2021

Ganbatte: Esfuerzo total, victoria completa

Ganbatte: Esfuerzo total, victoria completa

Un esfuerzo total, es una victoria completa

(Mahatma Gandhi)

M. Gandhi

¿Hasta qué punto puedes dar lo mejor de tí? ¿Eres capaz de concentrarte en lograr la perfección?,

¿Durante cuánto tiempo puedes soportar un esfuerzo prolongado sin quebrar tu espíritu?

En Japón existe el concepto Ganbaru, (頑張る) que quiere decir “trabajar muy duro y tenazmente en tiempos difíciles”, de donde viene la expresión de ánimo hacia la lucha Ganbatte!!, que se puede traducir como “¡lucha!”, pero también como “¡Haz tu mejor esfuerzo!”, “¡Permanece!, “¡No te rindas!” “mantén el enfoque”, “¡Adelante!”, así como “buena suerte”, “difícil”…

GANBATTE!!

Ganbaru se centra en la importancia de terminar una tarea y no detenerse hasta alcanzar el objetivo.

El esfuerzo continuo para superar los obstáculos (incluso si no se tiene éxito) es un concepto muy importante en Japón.

Ganbaru se trata de un proceso activo de participación en algo concreto, mientras que existe otro concepto, propio del Budismo Zen, familiarizado con éste, que se entiende como una actitud hacia la vida; Gaman 我慢 “soportar lo aparentemente insoportable con paciencia y dignidad”.

Gaman-tsuyoi, 我慢強いque añade tsuyoi («fuerza»), significa «sufrir lo insufrible», o «tener una gran capacidad de resistencia estoica».

Gaman se traduce generalmente como «perseverancia», «paciencia», «tolerancia», o “abnegación”, y se describe como una costumbre que significa “actuar lo mejor que uno pueda en tiempos de adversidad y mantener el autocontrol y la disciplina”.

Con este concepto de Gaman, se reconoce en psicoanálisis la actitud cívica de los japoneses en las grandes crisis de su historia, así como su comportamiento ante las catástrofes de la naturaleza, cuando todos colaboran en la reconstrucción, sin contemplar la idea de realizar saqueos o robos.

Mostrar gaman es visto como un signo de madurez y fuerza. Mantener en silencio los asuntos personales, problemas y quejas, demuestra fuerza y buena educación, pues los demás podrían tener problemas mayores. Si una persona fuera a recibir ayuda de otra, debería mostrarse humilde, sin pedir más ayuda que la necesaria, ni expresar ninguna preocupación.

En Kyokushin, nuestro concepto Osu!, proveniente de la expresión Osu no seishin, Espíritu de la Perseverancia, recoge los conceptos activos y pasivos antes nombrados.

Osu! Al ser usado como saludo, identifica a los participantes del estilo dentro de una misma filosofía de perseverar bajo presión. Así mismo, como sujeto activo de la acción, sirve como anclaje hacia un espíritu de superación y resistencia personal, mediante un método de programación neurolingüística.

Este método consiste en elevar una expresión -En este caso Osu!– a la categoría de recurso de activación personal y grupal, ante una explicación, de cara mantener la atención, y ante un reto o adversidad, con el fin de que la costumbre sitúe al practicante en la acción con la predisposición deseable para ello.

OSU

El cerebro almacena información en redes neuronales que se conectan con las partes que controlan el movimiento, como el del habla, y las sensaciones internas y externas, como el sonido. El aprendizaje de información o una habilidad ocurre cuando se establecen nuevas conexiones y se fortalecen las que ya existen.

PNL son las siglas de la pseudo ciencia llamada Programación Neuro Lingüística

Por este proceso se considera que la práctica continuada del kata ayuda a los karatekas a generar una red neuronal particularmente eficiente, en términos esotéricos, podemos hablar de Mushin (mente no mente, actuar eficientemente de forma natural sin pensamiento previo) Asimismo este condicionamiento, se da de igual manera con la costumbre de la voz OSU!, que suele ir acompañada del movimiento de cruce de brazos y tensión de los puños.

El movimiento estandarizado, conlleva una leve reverencia, que recuerda al practicante la cortesía y la humildad que requiere un esfuerzo completo.

La elegancia de la cortesía no tiene por qué ser cómoda. La elegancia tiene una parte de sacrificio personal para satisfacer la visión del receptor.

Ante un comportamiento elegante, el receptor se siente alagado a la vez que genera respeto y aprecio por la persona elegante.

Las costumbres y comportamientos corteses propios del Budo Karate, como la ropa adecuada de entrenamiento (dogi), el saludo en forma de reverencia, el aguante físico en posición erguida después de una situación de estrés físico y mental, etc. crean unos hábitos de disciplina y rectitud por los cuales es posible poder ser reconocido como budoka, y además podrán ser extrapolados al combate en situación de adversidad.

Sin humildad, no es posible hacer un esfuerzo completo, incluso aceptando la propia muerte en el intento.

Salir del confort personal es propio de un entrenamiento efectivo.

Ser capaz de someterse a las instrucciones soportando frío, calor, sed, cansancio, sin llegar a doblegarse, creará un espíritu de perseverancia inquebrantable en momentos de estrés.

En resumen, los rituales propios de la práctica marcial, lejos de ser ceremonias obsoletas, son parte del entrenamiento espiritual del budoka. Entendiendo que el mundo espiritual en artes marciales, está relacionado con las emociones a las que se puede aferrar durante las crisis.

El budoka normaliza la humildad, cortesía, respeto, esfuerzo diario, disciplina, etc. como una parte normal de su rutina de entrenamiento, ya que no se trata de mejorar tan solo sus marcas deportivas, sino de mejorar su carácter a través de la vía marcial.

GANBATTE KUDASAE!!!

OSU!!!

 

ARTES MARCIALES: COMBATIR LA PRESIÓN

ARTES MARCIALES: COMBATIR LA PRESIÓN

En el contexto de una cena con amigos, surgió el tema de la presión intrínseca en la competición deportiva. Hubo quien dijo, que no es lo mismo prepararse para una competición, que entrenar sin ese objetivo.

Ciertamente, una de las motivaciones por las que en artes marciales se han desarrollado sistemas deportivos de competición, es simular, en un ambiente controlado por reglas, sensaciones de estrés que se acerquen a una lucha real.

Final Open Internacional de Portugal Kyokushinkai IKO1

Sin embargo, las artes marciales son hoy en día un reconocido sistema para afrontar el estrés mediante su práctica. El hecho, es que durante el entrenamiento y las pruebas específicas (entrenamientos especiales, exámenes, pruebas de resistencia, competiciones…) se llegan a límites de intensidad, tanto físicos, como psicológicos, que nos pretenden situar por encima del estrés propios de una situación real.

Tan solo con un entrenamiento superior a la realidad, conseguiremos la eficacia.

Si una confrontación real puede ser más angustiante que una controlada, suele deberse a la incertidumbre.

De hecho, para un competidor experimentado, no son iguales las sensaciones en su primer campeonato, donde su incertidumbre es mayor, que cuando ya ha generado una cierta costumbre a ese medio.

En artes marciales se trabaja sobre el aspecto marcial FUDOSHIN, que se traduce como mente inamovible. Se trata de una especie de estoicismo propio del carácter oriental, que acepta la situación tal y como es, guiado por una voluntad de desempeño específica hacia ese objetivo.

Fudoshin

En ocasiones Fudoshin puede parecer una simple represión de emociones, y quizá con el tiempo pueda ser erróneo mantener este tipo de actitudes represivas. En otras ocasiones, esta voluntad de realizar algo con ahínco, puede confundirse con ira, sin embargo, la ira nos llevará al descontrol, y Fudoshin es un espíritu sosegado a la vez que activo.

En términos occidentales, hablamos de dos tipos de estrés: Distrés y Eustrés.

-Distrés, o estrés negativo, que se presenta con sentimientos de angustia, melancolía, fatiga, tristeza, bloqueo, desesperanza… y puede volverse crónico o al menos tardar mucho en desaparecer.

-Eustrés: Es el estrés beneficioso que procura actividad a nuestro sistema fisio- psicológico, es previo a la acción y está motivado por el deseo de obtener algo.

Ambos se deben controlar, con el objetivo de no caer en el desánimo; en el caso del distrés, y para no perder el control de la situación, debido a un entusiasmo excesivo, en relación al eustrés.

Mokuso

El entrenamiento con ejercicio físico regular, junto con los sistemas respiratorios propios de las artes marciales, sumado a un sentimiento positivo por haber alcanzado pequeñas metas tras cada sesión, ayudará a fortalecer Fudoshin en el practicante, creando a través de la repetición de rutinas, respuestas que se automatizan, disminuyendo así el principio de incertidumbre en una situación estresante.

En este punto el lector, puede plantearse la cuestión de “¿Qué pasa con esos días en que voy a entrenar y no me sale nada?”

La respuesta en relación a la mente inamovible de permanente conquista personal, que es Fudoshin, es: “¡Al menos has ido a entrenar!” y si además se es consciente de que se ha realizado un esfuerzo (cada uno en su propia proporción) se es merecedor de una recompensa personal en forma de sentimiento positivo.

En cuanto a la presión en la competición, es indudable que cualquier campeonato exige una serie de responsabilidades e incógnitas, que nos sitúan en altos niveles de estrés. Sin embargo, una práctica marcial seria, aunque no posea sistemas de competición, o teniéndolas, que el practicante no opte por ellas, mantiene unos niveles de mejora personal individual, con los que se puede trabajar para familiarizarse con la regulación del estrés.

Open internacional de Madrid

Ejemplos evidentes son los exámenes de grado, las demostraciones públicas, pruebas de resistencia como Kangeiko (entrenamiento de frío), Suchogeiko (entrenamiento de calor), pruebas especiales como tameshi wari, (rompimientos), tameshi kiri (cortes), series de combate como Goju nin kumite o Hiaku nin kumite (combate de los 50 o de los 100 hombres) o derivados, cursos y seminarios o entrenamientos privados con un maestro, así como la propia auto exigencia durante la práctica, frente al espejo, o en vídeo.

Senpai J. Egidua entrenando en solitario bajo la atenta mirada de Kaicho Bernard Creton, 10º dan

No conozco a ningún experto en artes marciales que no tenga un alto nivel de presión con su mejora en el entrenamiento, o con el mantenimiento de sus capacidades.

Que exista presión, no quiere decir que el practicante no la pueda controlar transformándola en responsabilidad. Si no hubiera cierta presión por conseguir un resultado, tampoco habría un sentimiento positivo por haberlo logrado, y no se entendería la pasión por la practica marcial.

A diferencia de otras prácticas deportivas y juegos, que se basan en la competición, y en los que el entrenamiento está totalmente enfocado a este desempeño, la principal práctica del artista marcial es el propio entrenamiento, puesto que nuestro objetivo es desarrollarnos a niveles físicos, mentales y espirituales a través de la práctica del camino marcial. Si con suerte, jamás se llega a tener que utilizar la violencia en una situación real, que es el objetivo sobre el que se estudia y entrena, será un éxito completo, a pesar de la aparente contradicción.

Ludus SIPR Dojo

En ocasiones hay competidores de sistemas deportivos propios de las artes marciales, que se dejan llevar por situaciones de distrés ante la competición. Sería interesante analizar sus rutinas de entrenamiento, y ver en qué punto de este han abandonado la práctica marcial, para dedicarse plenamente a la práctica deportiva, o cuánta práctica marcial ritual aplican, o han dejado de aplicar en su entrenamiento diario, sufriendo consecuentemente las mismas dificultades que un deportista de una práctica no marcial o no ritualista.

Un budoka puede sucumbir a un estrés negativo, por supuesto, al igual que a un mecánico, se le puede averiar el coche. Pero ambos tienen experiencias y herramientas a su alcance para solucionarlo.

En cuanto al control de las emociones para el cultivo de Fudoshin, tanto positivas, como negativas, suele pasar por retrasar a voluntad la auto respuesta, y más aun, la recompensa en emociones positivas.

Es decir, el hecho de no expresar victorismo ante un triunfo, hará que seamos capaces de relativizar nuestro logro, comprendiendo posteriormente mucho mejor una situación en la que experimentemos fracaso.

Por otra parte, la celebración tras conseguir una buena técnica en un combate, hará que descuidemos nuestra capacidad defensiva, disminuyendo nuestra atención.

También al obtener un pequeño logro deseado, experimentamos un deseo pasional de repetir de manera inmediata una forma concreta que tras muchos intentos nos ha llegado a salir correctamente. Este descontrol de la emoción hará que se retrase la repetición de este logro, ya que la técnica necesita un control conjunto de la mente y el cuerpo.

Ambas emociones – ira y euforia- provocan que la mente se enturbie. Y una laguna sólo refleja el paisaje cuando está en calma.

El poder de una expresión sonriente, sosegada y serena, es un poderoso aliado en el momento previo a una prueba.

La recomendación para los competidores de deportes de contacto, es que no abandonen la práctica marcial, pues en ella encontrarán su propia esencia y las respuestas a sus emociones elementales.

Tal y como enuncia el tratado clásico sobre artes marciales “Bubishi” en sus leyes sobre sabiduría:

Sé fiel a tu práctica”.

 

BURN OUT DEPORTIVO Y LA AUSENCIA DE DO

BURN OUT DEPORTIVO Y LA AUSENCIA DE DO

Tras treinta y tres años de práctica continuada de las artes marciales, he visto como muchos de mis compañeros y estudiantes se han ido quedando en el camino, abandonando la práctica, algunos de ellos de gran talento y rendimiento, y por supuesto por diferentes motivos: Académicos, diferentes intereses deportivos, laborales, familiares…

En aquellos que se habían dedicado a la competición, era común detectar signos de BURN OUT, que es una expresión inglesa, que se puede traducir libremente al castellano, como “fuera por estar quemado”.

En la competición deportiva existe el riesgo de que se den algunas condiciones comunes que superan física y mentalmente al competidor, sobre todo al de gran desempeño, relacionadas con distintos aspectos, tanto internos, como externos. El centro de psicología UPAD de Madrid, agrupa estas dificultades en los siguientes problemas que se observan en deportistas que sufren el síndrome de Burn Out:

-Problemas físicos: Propensión a las lesiones (sobretodo antes de los torneos), dolores musculares y articulares, problemas alimenticios, como pérdida de apetito o sobre alimentación por ansiedad, dificultades respiratorias, incremento de la presión sanguínea y mayor ritmo cardiaco durante el descanso.

-Problemas de tipo Inmunológico: Caracterizados por una bajada de las defensas, que provoca vulnerabilidad ante las infecciones, muchas veces relacionadas con infecciones de tipo respiratorio y gastrointestinal.

-Problemas de tipo Bioquímico: Aumento del cortisol, serotonina, adrenalina y de los ácidos grasos en el plasma. Disminución del glucógeno muscular de la hemoglobina, hierro y ferritina.

-Problemas Psicológicos, tales como alteraciones del estado de ánimo, ansiedad, irritabilidad, sensación de cansancio, somnolencia o letargo, baja autoestima, falta de concentración y confianza, trastornos del sueño, pérdida de la lívido, aumento del diálogo interno negativo y pensamientos negativos.

Este conglomerado de síntomas afectan a la motivación, que es básica para iniciar, guiar y mantener la conducta deportiva.

Los motivos que conducen a esta situación de “estar quemados” se pueden agrupar a su vez en sobre entrenamiento, presiones externas y sensación de estancamiento,  incluso en varias o todas ellas a la vez.

Las recomendaciones de los profesionales para evitar este tipo de dificultades que nos llevan a los efectos anteriormente expuestos, son marcarse objetivos a corto plazo, con el fin de auto regularse y potenciar la motivación.

Además de esto, el rendimiento deportivo está tradicionalmente marcado por tres pilares fundamentales:

-Entrenamiento

-Alimentación

-Descanso

No obstante, en esta numeración clásica, nos olvidamos de un factor tan determinante como los tres anteriores: La satisfacción.

Sandra Sánchez, Campeona Olímpica de Karate

El sentimiento positivo en la actividad diaria es algo básico, y que el entrenador deportivo debe vigilar en sus competidores. Aun llegando a límites de sufrimiento y sacrificio personal, o a respuestas de negativas en las marcas, estos serán sobre llevados de mejor manera, si el competidor o participante, disfruta de su práctica y recibe una retro alimentación positiva y validadora de su esfuerzo, tanto por su propio punto de vista, como por parte de su equipo, conformado por su entrenador y sus compañeros de práctica, así como por su entorno social inmediato.

Esto no significa que no haya que definir las marcas en base a su rendimiento, y apuntarlo en caso de que no sea el adecuado. No se trata de que a un competidor se le falsifique la realidad de sus logros, pero sí que se valide su esfuerzo, se refuerce mediante recompensas ajustadas de atención y mérito y que se sienta parte de un grupo con un objetivo común.

Ludus SIPR Dojo

Por otra parte, la práctica deportiva, con toda su auto exigencia, se invalida si el rendimiento está sujeto tan sólo a ser mejor que otro practicante o adversario: El objetivo real de la práctica saludable no es la obsesión con superar a otra persona, sino a uno mismo.

El objetivo deseable es ser mejor de lo que era ayer.

No obstante esta frase también conlleva una trampa. Y es que hay que comprender la relatividad de lo que significa “ser mejor”.

Con la propia maduración, y pase de los años, el practicante no será mejor en ciertas capacidades físicas, que irá perdiendo inevitablemente con el paso de los años, pero podrá seguir mejorando su técnica y capacidad para crear estrategias eficientes con el fin de seguir disfrutando de su práctica.

Por otra parte, las Artes Marciales, que no son en sí un deporte, sino una práctica mitad física, mitad mental y espiritual, precisamente ganan en profundidad con el paso del tiempo y a través de la práctica continuada.

En nuestra práctica, la competición sólo es la punta del iceberg.

Un golpe en un kata de un maestro con setenta años de práctica y estudio, deja de ser un elemento puramente físico y técnico, para ser una proyección de tipo intelectual de su propio espíritu, y de la pura esencia de la técnica. Se trata de una abstracción artística.

Un artista marcial, debe comenzar sus años de entrenamiento con duros y rígidos patrones de entrenamiento físico regulado, hasta captar la esencia del movimiento e identificarse con la forma a niveles meta físicos.

Tal como se hace en la caligrafía kanji, existe una forma estandarizada y un nivel avanzado en el que cada practicante experto crea su propia interpretación del kanji. En términos occidentales, es similar a la firma, en que los caracteres de la caligrafía de nuestro nombre se distorsionan y dejan paso a nuestra esencia personal, por encima del convencionalismo gramático.

Evolución de la escritura kanji.

En los practicantes de Karate, que abandonan su estudio debido a diferentes situaciones, entre las que reina el burn out, al cabo de los años sienten inevitablemente una sensación de vacío, ya que al tender al término absoluto, al abandonar la competición o el entrenamiento regular, también abandonan por total la práctica marcial. Su cuerpo, mente y espíritu reclaman los patrones de  movimiento a los que se han acostumbrado y al cabo de un tiempo, la sensación de vacío existencial, se manifiesta en la mente del antiguo practicante.

Muchos se dan cuenta que al abandonar el Karate, también han abandonado el Do, el camino espiritual del que se han nutrido durante mucho tiempo, y les invade la nostalgia. Cuando tratan de regresar se encuentran que no pueden compararse con su estado físico del pasado, y les vienen sensaciones de frustración y nostalgia.

La cura a estos males viene dada por la humildad en la práctica y el espíritu de Shoshin, o corazón del eterno principiante.

Y por supuesto, la práctica continuada de las tradiciones técnicas y filosóficas de la escuela, como el kata.

Si el practicante conserva su kata, nunca estará solo, el dojo irá con él. (Dojo; Lugar de seguimiento de la vía espiritual)

Además las artes marciales, en toda su extensión, están diseñadas para compensar los opuestos (Yin y Yang) Duro y suave, interno y externo…

Un practicante joven tiende a enfocarse en la práctica dura del arte, despreciando aspectos internos y suaves de la práctica, que son las claves para la salud y la larga vida.

Pasar de una práctica dura a una interna y suave puede ser frustrante por los sentimientos emocionales del practicante, por eso es conveniente compensarlos a lo largo de toda la vida. Y tal como apunta la teoría Triorigin, nuestra vida debe bañarse en el poder de la sonrisa y el sentimiento positivo, que permitirá seguir la vía del Do (camino espiritual), incluso cuando tan sólo podamos seguir su esencia.

Do
 

KARATE Y LA GENERACIÓN DE CRISTAL

KARATE Y LA GENERACIÓN DE CRISTAL

Por petición de mi estudiante y colaboradora, Sensei Erika Ciudad, coordinadora infantil del dojo, el artículo de hoy está dedicado a la denominada Generación de Cristal.

Sensei Erika, lleva años trabajando como instructora infantil de Karate, con grandes éxitos deportivos, además de trabajar como integradora social, en proyectos relacionados con el menor y la familia, por lo que su visión sobre la problemática de esta generación es de un notable valor.

“Generación de Cristal” es un término acuñado por la psicóloga española Monserrat Nebrera, para identificar a nuestra juventud actual, normalmente nacidos a partir del año 2000 y que se caracterizan por ser hijos de la llamada Generación X (nacidos en los años 70 y comienzos de los 80) quienes compensan, con un particular sentido del cuidado a sus hijos, las carencias y dificultades que ellos mismos sufrieron durante su infancia, producto de las circunstancias sociales que les dieron cierta sensación de abandono familiar, por la incorporación al trabajo de sus madres, y una serie de necesidades de ocio descubiertas debido a las restricciones económicas en que se criaron, al mismo tiempo que sufrían un bombardeo de publicidad, que procuraba crear nuevas necesidades sobre ellos, diferentes a las de sus antecesores.

Esta generación de padres, más intensamente expuesta a una sobre información respecto a los múltiples peligros relacionados con una mala educación, llegan a crear burbujas a modo de mundos disociados de la realidad, en que los niños crecen desarrollando las cualidades propias de esta generación:

-Fragilidad de carácter

-Falta de tolerancia a la crítica

-Rápida frustración

-Inestabilidad emocional

-Inseguridad

-Adicción tecnológica, en especial a las redes sociales.

-Victimización

-Aburrimiento

-Sensibilidad a la depresión y la ansiedad

Tal como lo ve Sensei E.Ciudad, las nuevas familias se desviven para que sus hijos no sufran, fracasen, se estresen… cubriendo incesantemente sus necesidades y promoviendo en ellos que sean sujetos pasivos, que finalmente pierdan su capacidad de soñar, motivarse y tengan baja auto estima.

La sobreprotección no deja de ser una forma de maltrato infantil.

Por otra parte, la necesidad de vivir en las redes sociales, tiene como consecuencia la creación de un mundo irreal donde sólo existen vidas perfectas, y emociones positivas.

En efecto la geometría Euclidiana, sólo estuvo en la mente de Euclides; observando la realidad, no existen las figuras geométricas perfectas en la naturaleza, tan sólo son proyecciones de nuestro cerebro por una distorsión de la imagen.

Aceptar la vida como es, sin oponerse a las imperfecciones, es reconocer la belleza natural y el justo orden de las cosas.

“Wabi-Sabi es aquella belleza imperfecta, impermanente e incompleta. Algunas características de la estética wabi-sabi son la asimetría, aspereza, sencillez o ingenuidad, modestia e intimidad, y sugiere además un proceso natural.

El wabi-sabi ocupa la misma posición en la estética japonesa que en Occidente ocupan los ideales griegos de belleza y perfección.”

(Leonard Koren)

La filosofía oriental, está profundamente marcada por la leyenda del primer Buda, Siddharta Gautama, quien fue un príncipe indio al que su padre hizo criar en un jardín donde no existía el sufrimiento, ni la vejez, ni la muerte. Tras tener ciertas evidencias del mundo real, el joven Siddharta, escapa del palacio y se encuentra de frente con la realidad en la que la enfermedad, la vejez y la muerte le rodean a cada paso. Esta fuerte impresión le hace reflexionar, y a través de la meditación llega al Nirvana.

En este relato, el padre de Siddharta, se presenta como un carcelero, a pesar de haber construido un paraíso artificial por amor a su hijo, para evitarle el sufrimiento. Pero es el fracaso el que nos sirve de guía, para poder soportar las frustraciones que tendremos inevitablemente que sufrir a lo largo de nuestra vida.

Una tendencia deportiva en la actualidad es la falta de comprensión de la frase “lo importante es participar” y en base a ello, se considera positivo que, independientemente del esfuerzo, todos los participantes de una competición obtengan una medalla. Lo mismo el niño que se ha entrenado y se ha arriesgado a exponerse (puesto que el esfuerzo personal es una exposición ante uno mimo y en ocasiones ante los demás), que el que ha ido obligado para que no pase el día en la cama.

Las motivaciones ni se compran, ni se venden, se crean gracias a la ilusión y los objetivos.

En la filosofía de Kyokushin, el emblema, extraído de la primera forma del kata Kanku Dai, las secciones laterales más anchas representan el poder, y las más estrechas, los objetivos a conseguir, la ambición. El círculo interno es la profundidad y el externo, es la continuidad y la acción circular: Esfuerzo, ambición, profundidad y continuidad, son las claves de nuestro Karate.

Por otra parte, el lema del estilo es ojos altos, cabeza baja, boca cerrada y buen corazón, representando las metas a conquistar, humildad, respeto y el amor por los semejantes, comenzando por los padres.

Conseguir un estudiante que se muestre respetuoso, a la vez que ambicioso con sus objetivos, que sea capaz de esforzarse al máximo, mientras se preocupa por sus semejantes y cuida su hogar y su entorno, es un reto que comienza por romper esas burbujas de bienestar, que nos alejan del orden natural de la vida.

Soñar e ilusionarse, y crear mundos personales, es algo positivo y legítimo, siempre que esos mundos estén en este, y sean capaces de respetar y convivir con los demás planos y proyecciones de nuestros semejantes. Un mundo egoísta y libre de responsabilidad, es un camino hacia la extinción.

Los profesores de Karate no debemos caer en las mismas contradicciones naturales que las familias representadas en este artículo. Esto no tiene que ver con la crueldad en el trato. De hecho el trato positivo, motivador y empático, capaz de validar los pequeños logros, es algo positivo para el crecimiento. Como también lo es la exigencia y la firmeza en valores importantes, propios de nuestra práctica, sobre todo relacionados con el respeto, la abnegación y el esfuerzo personal y colectivo.

Por otra parte, los padres tienen también una función importante en el proceso de preparación de sus hijos. Para ellos, en Ludus SIPR Dojo, tenemos un decálogo que damos a los padres de cara a las competiciones.

DECÁLOGO DE COMPORTAMIENTO PARENTAL LUDUS SIPR DOJO

  1. Inculcad a vuestros hijos una educación basada en el respeto a los principios éticos deportivos, que les harán ser mejores personas y deportistas.
  2. No les exijáis más de lo que pueden dar, ni les comparéis. Con ello sólo se consigue disminuir su autoestima y fomentar la ineptitud.
  3. Estimuladles pero no les sobrevaloréis, se creerían perfectos e incapaces de perfeccionarse. También tienen limitaciones y tiempo para mejorar.
  4. El hecho de que sean vuestros hijos no equivale a que tengan la razón; hacédselo ver.
  5. Tratadles respetuosamente. Será la manifestación de vuestro aprecio. 
  6. No proyectéis en ellos vuestras frustraciones ni aspiraciones insatisfechas.
  7. Vuestra labor en la competición puede ser animarles, pero no gritarles, ni darles órdenes.
  8. Respetad el trabajo del entrenador y sus decisiones.
  9. Sed los primeros en respetar las decisiones arbitrales, para que ellos las respeten.
  10. Mostraos siempre correctos en vuestra actitud y vocabulario.

 Tened en cuenta también que:

– Si demuestras respeto a todas las personas participantes en el evento deportivo, tu hijo hará lo mismo, especialmente al árbitro, recuerda que es un deportista y un artista marcial como ellos y como tal merece respeto, que vuestras frustraciones no vayan desviadas a él.

– Enséñale a rechazar cualquier uso de la violencia o de comportamiento incorrecto. El Karate es para disfrutar, no para crear malos hábitos. Al terminar la competición valora lo realmente importante, es decir, la mejora personal y colectiva, sin importar el resultado. No por ganar lo has hecho muy bien o por perder, mal.

– Y sobre todo, no olvides: TUS ACCIONES SON UN MODELO A IMITAR POR TUS HIJOS. DALES EJEMPLO.

 

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Artes Marciales Low Cost y la alquimia del Karate

Artes Marciales Low Cost y la alquimia del Karate

El siglo XXI es la era del “low cost”; el bajo coste económico, la edición de bolsillo y baja calidad de los productos que antes estaban reservados al lujo: El bienestar de bazar.

Ahora se puede viajar a bajo precio y obtener productos antes reservados para altos poderes adquisitivos, a cambio de renunciar al confort o a la garantía de durabilidad. Vivimos en la plenitud y aceptación de la obsolescencia programada. Los bienes de consumo tienen una duración limitada para generar mayor consumismo.

Somos beneficiarios del auto servicio, renunciando al trato de venta de profesionales entendidos, especializados y preparados para ello. Incluso vemos como retrógrada la atención adecuada y personalizada, y se reserva tan sólo a los altos poderes adquisitivos. Ahora todos podemos disfrutar de servicios y bienes como los ricos… Igual que ellos pero a lo “cutre”.

Nos hipotecamos para pagar unas vacaciones, en las que durante unos días, podemos vivir como nos gustaría vivir el resto del año. Preferimos asomarnos al lujo, que invertir nuestro tiempo y esfuerzo en conseguir una vida sostenible, estable y de calidad.

Esta misma filosofía se lleva a la formación. ¿Qué me puede dar beneficios a corto plazo? ¿Cómo puedo hacer lo mismo que aquella persona del escaparate?

El deportista de élite que ha conseguido un gran desempeño en su deporte, al igual que el empresario de éxito, muestra su vida una vez que ha pasado por los diferentes estadios de sacrificio personal.

Vemos a determinado hombre de negocios bajando de su jet privado, pero no nos lo queremos imaginar montando su primer negocio en el trastero de la casa de sus padres. Nos interesa saber dónde pasa sus vacaciones y nos gustaría pasarlas igual, pero no podemos ver qué es lo que hace hasta llegar a esa playa a descansar.

No vemos las horas de disciplina, austeridad y sacrificio personal hasta llegar a los objetivos profesionales, artísticos o deportivos del producto final.

En las Artes Marciales y deportes de contacto profesionales, admiramos el momento del combate, la promoción del espectáculo y la bolsa obtenida, pero no terminamos de ver el proceso de llegada a la cima.

Queremos tener la definición técnica de un artista marcial, sin haber pasado por las sesiones de tecnificación que ha hecho. Deseamos sus aptitudes físicas sin tener en cuenta el proceso de habilitación de su cuerpo, admiramos su esfuerzo, sin tener en cuenta los periodos de formación de su carácter y disciplina, con sus privaciones, limitaciones, frustraciones y reajustes de su entrenamiento y de su  propia vida.

El “low cost” también se acaba pagando: Lo barato sale caro.

Esto, por supuesto, no lo digo tan solo en términos económicos. Ya que el precio, tiende a ser un convencionalismo social, y en muchas ocasiones, en nuestro arco cultural, un falso certificado de calidad: Cuanto más cueste mejor será. Sin embargo el valor no siempre está relacionado con el precio.

Cuando las artes marciales se han mantenido durante cientos, e incluso miles de años, como procesos de transformación del cuerpo y el carácter, para modificar al individuo en algo nuevo y perfecto, con métodos de larga duración e individualización ¿quién puede creer que debido a una moda, alguien que ha aprendido algunos trucos por un tiempo limitado y breve, puede estar a la altura de un artista marcial preparado?

Incluso pudiendo conseguir en un corto periodo cierta habilidad y destreza, el proceso transformador del carácter del practicante, sólo se consigue con el entrenamiento prolongado, ininterrumpido y disciplinado del practicante.

Desarrollar las destrezas mentales del artista marcial, es superior a dominar algunas técnicas y poseer ciertas habilidades físicas, que se irán perdiendo con el tiempo.

Los espíritus deseables del budoka, tan solo se desarrollan a través del tiempo, práctica y mentalización del propio proceso: Shoshin (predisposición), Zanshin (alerta), Fudoshin (estoicismo), Mushin (reacción natural) y Senshin (iluminación) sólo se consiguen a través de de Osu no Seishin (perseverancia).

Aquello que se aprende despacio, se aprende para siempre.

El instructor en artes marciales, no es un monitor deportivo, ni un amenizador para los más jóvenes. Es un mentor y transmisor de una ciencia ancestral, con las claves de la técnica moderna, además de un reflejo de una sociedad que parece que se aleja en la utopía. Una sociedad en la que se premia el esfuerzo, en que la ponderación social, se obtiene con méritos virtuosos, y donde el esfuerzo y la constancia educan con el ejemplo.

El profesor de Artes Marciales es como el antiguo artesano que moldea o fragua una pieza de auténtico valor personal y social, y por eso ha sido tradicionalmente respetado, tanto como un alquimista, que es capaz de transmutar la materia mundana en oro, con métodos reservados al iniciado que se entrega al estudio y la práctica.

En la fragua del dojo, el martillo del herrero es sustituido por la disciplina, el yunque por el respeto, el fuego donde se forja es la intensidad del entrenamiento y el agua donde se enfría es la atención del sensei, de cuya habilidad irán saliendo herramientas de mayor o menor calidad, en base a la materia prima y al tiempo de forja. Incluso con una materia prima poco atractiva, si la voluntad del herrero es buscar la perfección, será capaz de ver y extraer el espíritu de katana que se puede llegar a refinar con el esfuerzo y el arte adecuados.

Cada uno evolucionará a su ritmo, reclamando la atención que precise. Con el riesgo de que un material fácilmente moldeable en un principio, puede llegar a labrarse menos, por considerar que la pieza es ya demasiado bella, mientras que la que recibe más y más pliegues y golpes de martillo, podrá superarla en eficiencia debido a la constancia en la herrería.

Cuando la voluntad es la adecuada, el Karate puede ser el proceso alquímico para convertir la piedra de hierro bruto, en una joya de oro.

Cuestión de satisfacción personal, dedicación y esfuerzo, que serán multiplicadas gracias a la actitud adecuada en el desempeño, que blinda estas cualidades en base a disciplina y respeto.