Un esfuerzo total, es una victoria completa
(Mahatma Gandhi)
¿Hasta qué punto puedes dar lo mejor de tí? ¿Eres capaz de concentrarte en lograr la perfección?,
¿Durante cuánto tiempo puedes soportar un esfuerzo prolongado sin quebrar tu espíritu?
En Japón existe el concepto Ganbaru, (頑張る) que quiere decir “trabajar muy duro y tenazmente en tiempos difíciles”, de donde viene la expresión de ánimo hacia la lucha Ganbatte!!, que se puede traducir como “¡lucha!”, pero también como “¡Haz tu mejor esfuerzo!”, “¡Permanece!, “¡No te rindas!” “mantén el enfoque”, “¡Adelante!”, así como “buena suerte”, “difícil”…
Ganbaru se centra en la importancia de terminar una tarea y no detenerse hasta alcanzar el objetivo.
El esfuerzo continuo para superar los obstáculos (incluso si no se tiene éxito) es un concepto muy importante en Japón.
Ganbaru se trata de un proceso activo de participación en algo concreto, mientras que existe otro concepto, propio del Budismo Zen, familiarizado con éste, que se entiende como una actitud hacia la vida; Gaman 我慢 “soportar lo aparentemente insoportable con paciencia y dignidad”.
Gaman-tsuyoi, 我慢強いque añade tsuyoi («fuerza»), significa «sufrir lo insufrible», o «tener una gran capacidad de resistencia estoica».
Gaman se traduce generalmente como «perseverancia», «paciencia», «tolerancia», o “abnegación”, y se describe como una costumbre que significa “actuar lo mejor que uno pueda en tiempos de adversidad y mantener el autocontrol y la disciplina”.
Con este concepto de Gaman, se reconoce en psicoanálisis la actitud cívica de los japoneses en las grandes crisis de su historia, así como su comportamiento ante las catástrofes de la naturaleza, cuando todos colaboran en la reconstrucción, sin contemplar la idea de realizar saqueos o robos.
Mostrar gaman es visto como un signo de madurez y fuerza. Mantener en silencio los asuntos personales, problemas y quejas, demuestra fuerza y buena educación, pues los demás podrían tener problemas mayores. Si una persona fuera a recibir ayuda de otra, debería mostrarse humilde, sin pedir más ayuda que la necesaria, ni expresar ninguna preocupación.
En Kyokushin, nuestro concepto Osu!, proveniente de la expresión Osu no seishin, Espíritu de la Perseverancia, recoge los conceptos activos y pasivos antes nombrados.
Osu! Al ser usado como saludo, identifica a los participantes del estilo dentro de una misma filosofía de perseverar bajo presión. Así mismo, como sujeto activo de la acción, sirve como anclaje hacia un espíritu de superación y resistencia personal, mediante un método de programación neurolingüística.
Este método consiste en elevar una expresión -En este caso Osu!– a la categoría de recurso de activación personal y grupal, ante una explicación, de cara mantener la atención, y ante un reto o adversidad, con el fin de que la costumbre sitúe al practicante en la acción con la predisposición deseable para ello.
El cerebro almacena información en redes neuronales que se conectan con las partes que controlan el movimiento, como el del habla, y las sensaciones internas y externas, como el sonido. El aprendizaje de información o una habilidad ocurre cuando se establecen nuevas conexiones y se fortalecen las que ya existen.
Por este proceso se considera que la práctica continuada del kata ayuda a los karatekas a generar una red neuronal particularmente eficiente, en términos esotéricos, podemos hablar de Mushin (mente no mente, actuar eficientemente de forma natural sin pensamiento previo) Asimismo este condicionamiento, se da de igual manera con la costumbre de la voz OSU!, que suele ir acompañada del movimiento de cruce de brazos y tensión de los puños.
El movimiento estandarizado, conlleva una leve reverencia, que recuerda al practicante la cortesía y la humildad que requiere un esfuerzo completo.
La elegancia de la cortesía no tiene por qué ser cómoda. La elegancia tiene una parte de sacrificio personal para satisfacer la visión del receptor.
Ante un comportamiento elegante, el receptor se siente alagado a la vez que genera respeto y aprecio por la persona elegante.
Las costumbres y comportamientos corteses propios del Budo Karate, como la ropa adecuada de entrenamiento (dogi), el saludo en forma de reverencia, el aguante físico en posición erguida después de una situación de estrés físico y mental, etc. crean unos hábitos de disciplina y rectitud por los cuales es posible poder ser reconocido como budoka, y además podrán ser extrapolados al combate en situación de adversidad.
Sin humildad, no es posible hacer un esfuerzo completo, incluso aceptando la propia muerte en el intento.
Salir del confort personal es propio de un entrenamiento efectivo.
Ser capaz de someterse a las instrucciones soportando frío, calor, sed, cansancio, sin llegar a doblegarse, creará un espíritu de perseverancia inquebrantable en momentos de estrés.
En resumen, los rituales propios de la práctica marcial, lejos de ser ceremonias obsoletas, son parte del entrenamiento espiritual del budoka. Entendiendo que el mundo espiritual en artes marciales, está relacionado con las emociones a las que se puede aferrar durante las crisis.
El budoka normaliza la humildad, cortesía, respeto, esfuerzo diario, disciplina, etc. como una parte normal de su rutina de entrenamiento, ya que no se trata de mejorar tan solo sus marcas deportivas, sino de mejorar su carácter a través de la vía marcial.
GANBATTE KUDASAE!!!
OSU!!!