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Descifrando el Karate total

Descifrando el Karate total

Las piezas de un puzzle no encajan si queremos que todas funcionen de la misma manera. Esto mismo pasa con la historia del Karate. Muchas veces se oye y se lee discutir sobre Karate, y se llega a la conclusión de que jamás se llegará a un total entendimiento puesto que no se tienen los mismos conceptos de las cosas.

Un precepto en filosofía, al menos desde Tomás de Aquino, es que no se puede discutir de un concepto si los contertulios no tienen la misma idea del mismo. Es decir, si para mí un banco es un lugar donde sentarse, y para mi interlocutor es una entidad financiera, jamás llegaremos a un acuerdo de cómo funciona un banco.

Esto mismo pasa cuando se discute sobre Karate. Y por lo que he podido comprobar, no es una nueva discusión, sino que, por sorprendente que parezca, es incluso más antigua ¡que el propio arte marcial!.

Antes de llamarse Karate Do, ya se discutía sobre qué era… y no había acuerdo sobre ello, quizá porque no se puede unificar algo que ha nacido para no ser único, si acaso unitario, y aun con ello, su fuerza radica en la propia personalización de la forma y la estrategia.

Pero aun más, la historia, origen, finalidad y desarrollo ha sido, en muchas ocasiones, muy diferente, por eso, en este “Karate unitario”, pero nunca único, una de las características inevitables son los estilos. Suponiendo una agresión pretender estandarizar una forma que nace del individuo y de su experiencia, y no del conjunto.

Y sin embargo, ante la obviedad de las diferencias notables de estilos, seguimos empeñados en un fin común… por eso se han creado monstruosidades como el llamado “karate oficial/olímpico/federado”… o como se le quiera llamar a ese “monstruo de Frankenstein” que no tiene nada que ver con el Karate original/ancestral (Karate Koryu), por mucho que se quiera vestir de “tradicional”; me refiero por supuesto al sistema propio de la WKF.

Algo que no consiguió entender el Karate japonés, es que el Karate Do, antes de serlo, y de ser ni tan siquiera Karate, sino Tuidi, o Te… (para esto tampoco hay consenso) se refería a las artes marciales del antiguo Reino de las Ryu Kyu.

Al incluir toda una cultura marcial con todas sus diferencias y particularidades en otra, en este caso el Budo/Bujutsu japonés, se intentó sistematizar en un solo método que pudiera controlar la Butokukai (sociedad de las artes marciales), bajo los auspicios del gobierno japonés.

Hoy en día, se considera que a partir de una famosa reunión acontecida el 25 de octubre de 1936 (actual día mundial del Karate) se establecieron las bases para que el Karate se entendiera como este estilo “unitario” al que me refiero, incluyendo ceremonias y trajes de práctica. Aun con ello, lo cierto, es que no todos los estilos o fórmulas de las artes marciales de Ryu Kyu siguieron inmediatamente esta estela.

Y es que, en efecto, al hablar de aquel “Karate Koryu” o primitivo, debiéramos traducirlo como las artes marciales de Ryu Kyu, al igual que hoy, cuando hablamos de las artes marciales de Japón (Budo/Bujutsu), nos referimos al Ju Jutsu, Kenjutsu, Sumo, etc. o en China, si hablamos de Wushu: Wing Chun, Tai Chi Chuan, Shuai Jiao…

Por esto, insisto, si hablamos del Te/Toudi/Tode/Karate-Jutsu/Karate-Koryu de Ryu Kyu, tenemos conceptos tan dispares como los estilos que usan armas, los que se centran en técnicas de golpeo, los que se basan en la lucha, o los que dan gran énfasis a sistemas gimnásticos o energéticos; así como en sistemas pensados para las diferentes castas del reino, incluyendo desde los sistemas reservados a la realeza, los propios de la nobleza militar, o incluso aquellos pertenecientes a clases plebeyas.

En las sucesivas reuniones entre los maestros que brincaron del siglo XIX al XX, se hablaba de devolver eficacia al Karate… por lo que se entiende que si deseaban recuperar esta funcionalidad, es porque notaban que esta se estaba perdiendo.

Cuando hoy en día se reúne los expertos, se ha llegado al acuerdo de que la deportivización del Karate ha anulado técnicas sumamente eficientes para el combate, haciendo del Karate una espada de filo romo, asumiendo además, que en otras ocasiones en el pasado no existían estas prácticas. Sin embargo, podemos asegurar que las prácticas deportivas son inherentes al Karate, por muy atrás que nos vayamos.

Los retos consensuados, por mucha seriedad que se le confieran, no dejan de ser prácticas deportivas o deportivizadas, si se prefiere.

La realidad es que incluso en muchas poblaciones, en los cruces de caminos principales de determinados barrios se adoptaba la costumbre de colocar una piedra donde enfrentarse en retos consensuados, creando prácticas como, en el caso de los estilos sureños, el Kakie ó el Kakedameshi, para los cuales existen incluso formulas formales dentro de los estilos de Karate. Esto también sugiere que determinadas técnicas de los kata, sólo tienen sentido dentro de estas lógicas, y no responden tanto, como se tiende a pensar, a un sistema de lucha no consensuada.

También, además de este tipo de práctica, se pueden encontrar sistemas de combate libre (jiyu kumite) que terminaban con la rendición de uno de los adversarios, como el Iri Kumi empleado en Goju Ryu.
En el siguiente estudio puede el lector extender su conocimiento respecto a estas prácticas:

Kake-Kumite/Kakedameshi: El Combate Libre Original de Karate

Este tipo de sistemas se han seguido practicando hasta el día de hoy. De hecho, en Kyokushin Karate, antes de la regulación del sistema característico de Knock Down, en los años sesenta, lo común era realizar este tipo de prácticas poco restrictivas en cuanto a las normas.

Tal y como contaba en una reciente entrevista con Kaicho Bernard Creton, durante su formación en los años setenta en Nueva York con Kaicho Tadashi Nakamura, era el tipo de entrenamiento habitual.

Así mismo, otras formulas presentes en el Karate Okinawa, son heredadas directamente de sistemas energéticos/gimnásticos chinos, similares al Qi Gong, Pakua ó Tai Chi Chuan. Entendiendo que el acondicionamiento es una parte fundamental en la práctica de cualquier luchador, tanto como lo es la meditación, estática y dinámica. Es más, algunos de los patriarcas originales fueron monjes e introdujeron su filosofía basada en el budismo en las prácticas físicas y la etiqueta moral del Toudi (Karate Koryu/ancestral).

Y es que esto, al igual que los sistemas consensuados de práctica, con más o menos restricciones, son en efecto una herramienta más para el desarrollo de las capacidades marciales, y también lo sabían los antiguos maestros, tanto de Okinawa, como de China, Tailandia, Japón… donde existen también practicas acordadas de combate.

Cuando se refieren a prácticas menos restrictivas, basadas normalmente en una mezcla de técnicas de enganche (kakie), junto con golpes (atemi), derribo (nage waza), controles (sume waza), luxaciones (kansentsu waza), etc. y se refieren a “combates reales” –kakedameshi o Iri Kumi- debería entenderse más como combate libre realista, ya que existía un protocolo y una intención de no dañar seriamente al contrincante. El propio hecho de que se inicie con la colocación de los antebrazos cruzados (kumite: cruzar las manos) y se finalice con la rendición, ya está enmarcando una práctica acordada, y por lo tanto una herramienta realista, pero no real de combate, reservando la realidad para la defensa personal.

El Karate, quiso entrar con todas las consecuencias en Japón, ya que aun en 1936 se seguía considerando a los habitantes de la isla como “chinos de Okinawa”, y por lo tanto, japoneses de segunda, de hecho, algunos de estos maestros, ni tan siquiera hablaban japonés, sino el idioma de Ryu Kyu, el Uchinaguchi, por lo que se les consideraba en baja estima y poco pulidos.

En aquella época, quien otorgó el impulso definitivo para que le Karate ingresara en la Butokukai y fuera reconocido como un Gendai Budo (Nuevo arte marcial) fue Jigoro Kano, fundador del Judo, por lo que los karatekas no tenían intención de rivalizar con el Judo en su práctica, ni tampoco con el Kendo, que también les brindó sus dojos. Entonces, fueron desarrollando, a partir de sus prácticas deportivas que ya existían en Okinawa, nuevas formas de Karate, con el fin de crear un sistema de percusión complementario y no rival de los sistemas japoneses.

La práctica del combate acordado en Ryu Kyu, se llamaba Kakedameshi, y partía del Kakie, en que, siempre con contacto con el rival, los duelistas empleaban sus técnicas de golpe, luxación y derribo, a modo de close combat para someter al rival.

Al eliminar los derribos y controles, utilizaron todo un arsenal de sistemas que existían dentro de la práctica del Kobujutsu (lucha con armas tradicionales de Okinawa), pero también del Kendo (Combate reglado con shinai japonés) para desarrollar un nuevo sistema de Karate en distancia larga y con las manos vacías; una especie de Kendo con puños y pies, y en muchas ocasiones, al igual que en esta práctica deportiva, “con armas sin filo”.

A su vez, se fue relegando la práctica real del análisis del kata (bunkai) a los mismos círculos cerrados de los que emergía el Karate-Koryu/Tuidi. Una práctica que, inevitablemente, cada vez fue alejándose más de los fundamentos originales, creando una nueva práctica, más similar a una práctica de coreografía pautada, que a las posibilidades mucho más realistas de las técnicas y tácticas recogidas en los katas originales.

En el caso de la influencia del Kobujutsu, era una forma natural que ya había nutrido en origen al Tuidi, de su particular sistema de uso de la biomecánica, y también del combate en distancia larga.

En cuanto a la influencia del Kendo, -y no del Kenjutsu, como de hecho fue en origen- supuso, junto con otras artes extranjeras, como el Savate francés, Muay Thay o Boxeo inglés, la plena deportivización de los estilos japoneses de Karate, especialmente el Shotokan posterior a Funakoshi.

Con todo, debemos huir, una vez más, de crear una historia lineal de un solo estilo. Pues a principios del siglo XX parece que había más de doscientos sistemas de Karate diferentes, y no todos ellos, y ni mucho menos al tiempo, asumieron la oficialidad de que ahora goza ese sistema japonés de Karate Do nacido en Okinawa.

Otra cuestión que en ocasiones se destaca, es que se sustituye la técnica marcial Jutsu, por la vía espiritual Do, pasando del Karate Jutsu al Karate Do, al igual que en Japón se hizo con el Kenjutsu, Ju Jutsu, etc.

Este hecho ha sido contestado y criticado en ocasiones, exponiendo que se debería volver a un mayor Jutsu en detrimento del Do, cuando realmente, y desde muy temprano, las tradiciones marciales de Ryu Kyu se imbuyeron de la influencia moral del Budismo, que hacía que ese Karate Jutsu Koryu (antiguo) tuviera un importante componente moralista y de crecimiento espiritual.

Artistas marciales como Takahara Pechin (1683-1762), contribuyeron a que se incluyeran estos preceptos morales heredados de Shaolin en la práctica temprana de Te/Toudi de Ryu Kyu.

En este sentido su legado fueron unos Principios Éticos, basados en tres aspectos o valores:

• IJO. (形状, Keijô, forma). La forma, la compasión, la humildad y el amor.

• FU. (腑, entender que). Las leyes, la comprensión completa de todas las técnicas y formas del Karate.

• KATSU (鬠, hacer un lazo ( o nudo) superior). La dedicación, la seriedad del Karate que debe entenderse no sólo en la práctica o en el combate real, sino además en la esencia y la técnica.

Según transmitieron sus sucesores, algunos preceptos de Takahara fueron:
“Uno tiene el deber consigo mismo y con su prójimo”.

«Karate Jutsu es una forma de vida, la manera de entender y preservar el Karate Jutsu es a través de los kata, por medio del kata y sus aplicaciones es como se pueden enseñar las técnicas de combate real”.

A Takahara se le considera estudiante del mítico Pechin Matsu Higa (1647-1721) a quien se le atribuye la idea de evolucionar de Okinawa-te a Bushi-te, es decir la idea de otorgar a las artes civiles de combate una posición digna de las “artes aristócratas o caballerescas” relacionándolas con los clásicos valores corteses de las élites sociales, siempre imbuidos de principios y valores rectores del comportamiento.

Durante el siglo XX hubo maestros que entendieron que los concepos Jutsu y Do no se contraponen. Así, en el letrero del primer dojo de Masutatsu Oyama, antes de la fundación de Kyokushinkai, se leía Nihon Oyama Karate Jutsu, evolucionando posteriormente a la International Karate Do Organization Kyokushinkaikan.

En esta misma línea, Kaicho Bernard Creton en los años ochenta fundó su propia versión nombrándola Karate Do Renmei Karate Jutsu Kai. Puesto que ambos conceptos son y han sido siempre complementarios.

La búsqueda de un Karate funcional, que además supusiera un desarrollo espiritual o vital del adversario, es el origen de sistemas como el citado Karate Kyokushin de Mas Oyama, que crea su propia tradición a partir de la información que pudo recopilar en vida, y por supuesto de su propia experiencia vital.

Oyama y sus sucesores, quisieron idear un Karate moderno y japonés; por lo tanto basado en los preceptos del Budo Samurai, descifrando, y en ocasiones simplificando los katas a través del estudio, tanto de las tradiciones del Karate que habían heredado, como de otros sistemas a su alcance, tanto japoneses, como el Kobujutsu, Nihon Kenpo, Judo ó Aiki Ju Jutsu, como extranjeros: Taikiken, Boxeo tailandés y occidental, y otros.

No obstante, añadieron a la práctica del estilo un sistema deportivizado, que promoviera una lucha concertada realista en cuanto a la fortaleza e intensidad del combate, si acaso, aun más intenso que un combate real, al restringir los golpes de puño a la cara: el Knock Down Karate (Full Contact Karate).

Con ello se pretendía incentivar la filosofía de resistencia y perseverancia de Osu no Seishin, eje central del Karate de Oyama. Sin embargo, Kyokushin no ha sido ajeno a los problemas derivados de la deportivización, por lo que sesenta años después de la fundación del estilo, nos encontramos con dificultades similares a las vividas por otros estilos, que ha ido olvidando la verdadera funcionalidad del arsenal técnico del Karate, creando mayor distancia cada vez entre la técnica, forma y combate (kihon, kata, kumite).

Del Kyokushin, no obstante, surgieron otras ramificaciones que procuran cubrir vacíos en su práctica: Kickboxing, que incentiva el combate en larga distancia añadiendo los puños a la cara, Ashihara Karate y sus derivados, que promueve las técnicas de Sabaki (giros tácticos y manipulación física del contrario), All Round Fighting, Kudo y MMA, que procuran sistemas de lucha en todas las distancias y posibilidades, etc.

Es en la idea de All Round Karate que en World Independent Budo Kai, estamos trabajando para fomentar, a partir de la práctica realista del Kihon y Kata, un sistema de combate tan moderno, que sea capaz de recuperar y/o conservar las verdaderas esencias del Karate Koryu, y si acaso seguir evolucionando hacia la mayor eficiencia de los luchadores, sin olvidar las demás tradiciones y sistemas que componen una práctica eficiente del Karate Do, preocupado por la aplicación del mismo en cualquier aspecto de la vida real del artista marcial.

Nuestro Karate aspira a la plenitud.

 

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¿Premiar a todos o la gloria del Olimpo?

¿Premiar a todos o la gloria del Olimpo?

Es un debate abierto entre los profesionales del deporte si se debe premiar a todos los participantes de una competición para valorar su participación, o si por el contrario se debe premiar tan solo al ganador.


El lema del Comité Olímpico Internacional es “Lo importante es participar”, sin embargo, la medalla de oro sólo es para el campeón, y aunque existen otros premios (plata, bronce y diploma olímpico) esto sigue estando reservado para los inmediatos clasificados en la competición.


Se consideran dos tipos de motivación: Extrínseca; cuando viene de fuera, e intrínseca, referente a la motivación personal.


Hoy en día los modelos educativos más avanzados huyen del conductismo (premio/castigo) que trata de que un agente externo refuerce o castigue de cara a moldear una conducta deseable.


Teorías como la “Pedagogía del Oprimido” de Paulo Freire acentúan la importancia de la liberación del individuo por medio del diálogo entre el educador y el educado, de tal forma que su interrelación convierta a ambos en sujetos que se prestan a ser inter educados, y eliminen la figura del opresor (el que educa) y el oprimido (el educado).


En la educación tradicional (educación bancaria) el receptor es un recipiente de información y el educador vierte el conocimiento que a él le interesa que se aprenda, normalmente con un fin concreto. Esto deja de lado el auto descubrimiento y la capacidad reflexiva frente al aprendizaje, así como el espíritu crítico, que fomenta la libertad personal.


Por otro lado, los avances en el conocimiento son menos profundos y abundantes pues el sistema se basa en la repetición de patrones impuestos y elimina la creatividad, fundamento natural del Humanismo.


Dentro del sentido filosófico del deporte encontramos dos conceptos que aunque aparentemente puedan parecer contrarios, son en realidad complementarios:


Por un lado está la universalización del deporte. Que todo el mundo tenga derecho a realizar deporte como una actividad esencial para la salud y para el desarrollo humano.


Por otro lado está valorar el desarrollo de las marcas humanas a través de la competición. Esta teoría argumenta que a través de premiar el logro humano, las marcas deportivas, y por lo tanto del desarrollo físico de la humanidad, han aumentado considerablemente con la práctica de la competición deportiva.


En este sentido el debate surge entre premiar la participación o la capacidad para ser mejor que los demás.


Es innegable que todo esfuerzo merece una recompensa, sin embargo esta recompensa tendrá más valor si es intrínseca, es decir de auto satisfacción, ya que, un esfuerzo completo es un éxito total. Sin embargo, ¿qué valor tiene conseguir ser una punta de lanza para la humanidad desafiando las marcas deportivas propias y las generales, si el resultado será el mismo se haga lo que se haga?


Ante este último argumento, es lícito que el lector piense que el deporte base suele estar lejos de modificar los records humanos. Sin embargo, es innegable que esta superación es el resultado de las marcas previas, reconocer la excelencia y superar la frustración, otorgando valor educativo a la derrota, como marca de ajuste personal y signo de humildad ante el reconocimiento al que ha sido mejor, así como crear nuevas metas en base a expectativas de mejora.


Desde mi punto de vista, creo que es diferente reconocer la participación, a premiar a todos los participantes. En ese sentido, el valor simbólico de la medalla o el trofeo debería preservarse para reconocer la excelencia en la prueba. Si se quiere otorgar un recuerdo de la participación es mejor hacerlo mediante otro detalle que mantenga la diferencia entre el que ha sido el mejor, al que no lo ha conseguido, dando, no obstante, esperanzas a los demás, de que puesto que otra persona ha conseguido el logro, otra puede repetirlo o superarlo, pues quien lo hizo era tan sólo otra persona.


Otra cosa distinta, es que el detalle final reconozca la marca personal en la participación, por ejemplo en una carrera, que se reciba una medalla con el tiempo realizado, o un diploma, tiene un sentido práctico y orientativo, sin embargo el ganador seguirá siendo reconocido como vencedor final de la prueba.


En las artes marciales hay mucha confusión con los premios y los niveles, y para diferenciarlos conviene definirlos:


Premio: Recompensa, galardón o remuneración que se da por algún mérito o servicio.


Nivel: Altura que algo alcanza o a la que está colocado.


Mérito: Acción o conducta que hace a una persona digna de alabanza.


Campeón: Persona que obtiene la primacía en el campeonato.


Definidos estos conceptos, resolvemos que la primacía en una prueba tan sólo la obtiene el que gana, y por ello es destacado con un premio que reconoce el mérito, y el hecho de que los inmediatamente posteriores obtengan su medalla y lugar en el podio, también debería contribuir a que el ganador sea consciente de que hay varios que están cerca de alcanzarle.


Que se reconoce el mérito al esfuerzo, sin embargo esto no es suficiente para alcanzar la primacía en el resultado final, aunque se pueda premiar una determinada marca personal de esfuerzo.


Que un nivel no corresponde a un premio, sino a llegar a una altura predeterminada.
Por lo tanto, un grado no es un premio, ni se obtiene tras una competición, sino que se llega tras alcanzar unos niveles mínimos.


Que todos ganen, es equivalente a que todos pierdan, ya que no se alaba el mérito particular y especial que hace diferente al campeón.


Que hay que reconocer individualmente el esfuerzo de cada uno, pues independientemente del resultado la marca personal es un indicador de mejora, pero no en la misma medida del que lo ha hecho mejor que el resto.


Por último, pondero, que la motivación intrínseca y basada en hechos reales, debería ser más importante que cualquier reconocimiento externo, que puede o no llegar.


Humidad: Virtud que consiste en el conocimiento de las propias limitaciones y debilidades y en obrar de acuerdo con este conocimiento.


Modestia: Ausencia de vanidad o engreimiento. Es una forma de humildad que consiste en la moderación, recato y la sencillez.


La diferencia principal entre ambas es que la humildad es una forma personal de comportarse y aceptarse a uno mismo, mientras que la modestia tiene un componente social basado en el deseo de aceptación de los demás; es reprimirse en el concepto de brillo propio.


La humildad es una virtud necesaria para progresar en cualquier disciplina a través del aprendizaje, mientras que la modestia es una concesión al resto para evitar comportamientos grandilocuentes que puedan llegar a ser rechazados por un tercero.


La modestia nos ayuda a matizar la perspectiva personal.


La humildad es la que permite llegar al máximo potencial aceptando bajar a los infiernos personales.


Una de las cualidades de los grandes héroes de la mitología, como Hércules, Teseo o Ulises, fue precisamente que consiguieron llegar hasta el mismo Averno y salir de él victoriosos y reforzados.


Otros, como Orfeo, quien representa otro tipo de pasiones más bajas, aunque pudo descender al Averno para rescatar a su amada Eurídice gracias a su habilidad en la música, no tuvo la humildad suficiente como para aceptar las condiciones a su regreso, y su misión se vio truncada por no aceptar sus debilidades, en este caso su miedo e inseguridad.

Orfeo debía salir del Averno sin mirar atrás, para rescatar a Eurídice.


De entre todos ellos, tan sólo Hércules ascendió al Olimpo.

 

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Ixone Elosegui: Ikigai.

Ixone Elosegui: Ikigai.

Ixone Elosegui Sensei es una de las grandes referentes de la historia del Kyokushin en España.

Ixone Elosegui durante un Campeonato de Europa

Kyokushin Budo Karate no empieza y acaba con la competición, sino que una vez que se inicia el camino la potencialidad de sus aplicaciones es infinita.

El ikigai es un concepto japonés que representa el propósito vital gracias a la integración de las distintas facetas de la vida.

Cuando se implica el Budo a esta ecuación vital las posibilidades son ilimitadas.

Sensei Ixone participó en el primer campeonato del mundo femenino de IKO1 y tuvo una brillante carrera internacional.

3er dan de Taekwondo y 2° dan de Kyokushin Karate, abrió una puerta a todas las mujeres que posteriormente se dedicaron a competir.

Tras un largo periodo viviendo en China, actualmente dirige la empresa GLO (@glo910spain) desde su residencia en Tailandia.

https://upeuskadi.spri.eus/es/startups-de-euskadi/140557-glo/

El cinco por ciento de los beneficios de esta empresa van destinadas a una fundación que contribuye al empoderamiento de niñas y mujeres asistidas por la fundación Daughters Rising Thailand. @daughtersrisingthailand

https://daughtersrising.org/

Además, Ixone acude regularmente, junto con su maravillosa familia, a la fundación a compartir su tiempo, con el fin de realizar talleres y entrenamientos de Kyokushin Karate.

https://youtu.be/nMsAbRFxt2M?si=d0SiKbZmysL4KeTx

Tal y como me contó Sensei Elosegui «que el Kyokushin les sirva para empoderarse»

Sensei Ixone Elosegui, en Tailandia con el libro Kyokushin Karate: Budo Esencial

Desde este blog quiero felicitar y agradecer a Sensei Ixone, quien fue mi Senpai y referente, que continúe utilizando el Budo Karate en todos sus propósitos. Es admirable ver ¡cómo se puede conseguir IKIGAI! (Propósito vital) con amor, dedicación y ¡Karate!.

 

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CAFÉ AL KO! Entrevista

CAFÉ AL KO! Entrevista

El domingo 6 de Agosto se emitió en el canal de YouTube «Tu dojo de Karate» del Senpai Marc Vela, la quinta entrega de la serie de entrevistas «Café al K.O.»

En esta ocasión he tenido el honor de ser el invitado para conversar sobre Budo en el Siglo XXI.

Quisiera agradecer al Senpai Vela su amabilidad y darle la enhorabuena por su impecable trabajo técnico y humano.

 

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Budo Karate: Cuando convergen arte, tradición y ciencia.

Budo Karate: Cuando convergen arte, tradición y ciencia.

Según las consideraciones de la UNESCO, «la civilización contemporánea y su evolución futura reposa sobre la tradición cultural de los pueblos».

La conservación de las tradiciones artísticas y culturales es un deber ético pues son testimonio del pensamiento y el sentido espiritual de las personas del pasado. Es un puente de conocimiento y eternidad.

Las ciencias, por otra parte, son las diferentes ramas del conocimiento humano, de cuyo estudio y conservación depende la propia evolución.

El arte es el resultado de la iluminación personal, y su conservación es una muestra de respeto a la excelencia. Así el científico y divulgador Richard Dawkins exponía que «si Shakespeare no hubiera escrito Mcbeth, nadie más lo hubiera escrito, sin embargo, si Darwin no hubiera vivido, alguien más hubiera teorizado sobre la evolución natural». Por lo tanto, se considera que la ciencia es una consecuencia lógica, mientras que el arte es una creación única producto de la expansión espiritual del individuo.

El Budo Karate es una creación mitad artística y mitad científica, hay otros sistemas de combate que han llegado a las mismas conclusiones de eficiencia en la lucha, ya que la anatomía de los cuerpos es única, sin embargo, las peculiaridades del entrenamiento del Karate, son producto de la creación artística de artistas marciales, que tuvieron unos contextos históricos y culturales concretos, para crear un método genuino científico y artístico basado en la capacitación físico-técnica, a través de la repetición continua de rutinas refinadas y precisas (kata), que son capaces de condicionar de forma eficiente las capacidades humanas mediante el fortalecimiento del cuerpo y de la materia neuronal del cerebro: activando reflejos, potenciando la precisión técnica, mejorando las capacidades físicas y favoreciendo la eficiencia en el combate; mientras que a la vez, se apoyan en unos códigos éticos en relación al virtuosismo del llamado Bushido: respeto, rectitud, benevolencia, lealtad, valor, honor y honestidad.

La convergencia de los factores artísticos y culturales propios de las artes marciales de Ryu Kyu y Japón, junto con el desarrollo de un método científico de combate refinado y eficiente, hacen del Budo Karate un sistema único de mejora personal y social que debe estudiarse y conservarse como un patrimonio cultural de la Humanidad, cuyos valores de no agresión (Karate ni sente nashi) y de superación personal (Osu no Seishin) son exportables a cualquier sociedad que aspire a ser más justa, desarrollada y mejor.

 

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Promoción a 6° dan, Rokkudan

Promoción a 6° dan, Rokkudan

El sábado de Noviembre tuve el honor de ser graduado con el cinturón negro 6° dan de Karate Kyokushin de World Independent Budo Kai otorgado por el Comité Ejecutivo de WIBK formado por Kaicho Bernard Creton, Kancho Claudio Alessi y Hanshi Konstantin Bely.

El acto se llevó a cabo en la localidad de Coppet (Ginebra-Suiza) durante la celebración de la Copa del Mundo de Budokai WIBK.

Además, se graduó con el 4° dan a Sensei Sacha Décosterd, vigente campeón europeo de Kyokushin y vencedor de la copa del mundo de All Round One Match, quien superó el Goju Nin Kumite.

También se reconoció con 4° dan la trayectoria marcial de Sensei Antonio Sanhueza, Representante Nacional de WIBK para Chile, además de promocionar a 1er dan a su estudiante Senpai Vicente Cifuentes.

El 6° dan es el primero de los grados Yin (espirituales).

Se basa en el conocimiento de los demás, tras haber superado los grados físicos (yang) que exploran el interior del practicante.

ROKUDAN 6º DAN

Elemento Tierra Yin.

Elaboración.

Principios básicos a nivel espiritual. A través de la conducta de los demás es capaz de buscar respuestas que le llevarán a buscar sabiduría.

Refuerza la tradición como lo más importante.

Leer más: https://kyokushin-sipr.webnode.es/kwf/progresion-kyu-dan-/

Cada grado supone una nueva responsabilidad en el desarrollo del Budo Karate, agradezco la confianza que el Comité Ejecutivo de WIBK ha depositado en mí para afrontar esta nueva tarea.

Osu!

 

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La dialéctica en el Budo: Karate con palabras.

La dialéctica en el Budo: Karate con palabras.

El Karate, entendido como una forma genuina de Budo debe ser trasvasado a todo aspecto de la vida del budoka. De nada sirve el virtuosismo técnico en las artes marciales, sino se acompaña de su natural filosofía guiada por el particular método del Budismo y otras filosofías orientales.

Las virtudes del Budo son las madres rectoras de nuestro comportamiento.

Si el cambio físico no está acompañado por la mejora mental y moral, indiscutiblemente el Budo no tiene presencia en el practicante.

Nuestra forma de discutir, rebatir o aceptar ideas son también un modo de combate al que debemos aplicar ciertas reglas propias de los métodos corteses de las clases caballerescas.

La humildad inherente en el Budo regulará la pasión propia del luchador, evitará la ira y la irritación, pues conducen al fallo, a la ofensa y arrepentimiento por haber atacado a flancos éticamente prohibidos por la rectitud y la benevolencia. En ocasiones, es mejor incluso abandonar el combate con técnicas de evasión si tememos que no nos quedará mas remedio que desenvainar la espada y matar, ya que es un último recurso que no suele merecer la pena.

No obstante, el valor heroico del samurai, nos invita a defender nuestras ideas, argumentando con recursos válidos que no dañen gravemente al adversario, pues el respeto es el elemento rector de nuestra dialéctica.

Evitaremos la ofensa gratuita y utilizar como contra argumento el ataque personalizado en lugar de refutar la idea del adversario, en palabras de Schopenhauer: argumento Ad rem en lugar de Ad personam.

Posteriormente a la confrontación, al igual que en un combate, no celebramos nuestra victoria, no nos vanagloriamos de un resultado a favor, por fácil o duro que haya resultado, pues en ello no obtendremos más que una falsa identidad de vencedor eterno, que conduce a la sospecha de nuestro interés por vencer y no por perseguir la verdad. Además, en la mayoría de las ocasiones no existe tal verdad, ni siquiera tal identidad.

El Karateka está siempre de parte de la Justicia (G. Funakoshi)

Defender la justicia y la verdad es una causa por la que podemos señalarnos y comprometernos, sin embargo, hay que entender que entre todas las “verdades” no todas ellas responden a términos absolutos.

Tal como explicaba el filósofo Hegel, si escribimos una verdad acordada pero no absoluta en un papel a las 12 de la mañana, como: “Es de día”, y recuperamos el documento entendido por verdadero tan solo diez horas después, nuestra verdad se habrá convertido en mentira. Por lo que el luchador vehemente no tendrá más remedio que avergonzarse de la pasión en su defensa de una idea que puede cambiar con la perspectiva, el paso del tiempo, el espacio o el receptor de la idea.

Un comportamiento éticamente irreprochable, inevitablemente inclinará la balanza en favor de esa autoridad moral, incluso si el objeto de debate no tiene que ver con las conductas; una reputación fidedigna suele estar precedida de méritos virtuosos, por lo que vivir de acuerdo con los códigos éticos del Bushido, además de promover de facto un comportamiento aprobado por cualquier sociedad, y otorgar beneficios físicos y mentales al individuo, beneficiará al practicante de un incuestionable peso moral.

En ocasiones podemos no estar de acuerdo con ideas que argumentan las denominadas “grandes personas” que viven de acuerdo con altos principios de conducta, sin embargo, sus argumentos siempre invitan al memos a la reflexión y consideración de las personas cultas. Siempre tendrán un espacio para ser oídos, o para actuar como jueces en una confrontación.

El uso de nuestro lenguaje debe ser tan delicado como el cuidado de nuestra espada. No debemos permitir que se oxide, ni utilizarlo para remover estiércol. Es probable que en antiguos usos, algunos guerreros bañaran sus sables en el estiércol de sus caballos para extender infecciones y pestes en sus enemigos, pero no recuerdo a ninguno que haya presumido de tal acto, es contrario al ideal del caballero.

Del mismo modo, deberíamos evitar usar palabras malsonantes cuando exponemos nuestros argumentos, así como hablar de los demás dejándonos llevar por bajas pasiones como el odio, envidia o el cotilleo.

No es lo mismo denunciar públicamente una conducta reprochable con argumentos fidedignos, que emponzoñar los oídos y corazones de la gente con mentiras en nuestro favor.

Mucho cuidado también con aquellos que traen regalos envenenados, como confesiones que le hizo sobre ti su enemigo cuando se llevaban bien, las preguntas inevitables al impostor son: ¿Por qué no me lo dijiste antes?, ¿Crees que esta información me será útil ahora?, ¿Tú piensas lo mismo, y por eso pones en su boca tus pensamientos?, etc.

No nos debemos exaltar con los insultos y las provocaciones, tal como dice la parábola samurai: Si un regalo no es aceptado ¿quién es el propietario?, obviamente la persona que lo ofrece; lo mismo ocurre con los insultos.

Escuchar la crítica es a mi juicio positivo, pero hay varios tipos de crítica y no se puede estar pendiente de todas las opiniones, pues no todas son apreciables, ni tampoco esperar que los actos de cada uno estén al gusto de todos, un budoka es juez de su propias acciones, y debe vivir conforme a su propio criterio. Una persona iluminada por un objetivo ideal no se preocupa por el chismorreo, así como el león no se preocupa de la opinión de los corderos.

Escucha la crítica de los expertos y de los que quieran tu bienestar. Y de las demás obtén su beneficio: Normalmente serán destructivas, sin embargo, si se saben analizar, pueden ser de gran ayuda, y se pueden analizar dependiendo del momento en que hayan sido emitidas; del motivo o la pasión que las guía; o del contrapunto de la misma, por ejemplo:

Si alguien habla mal de ti después de haber perdido en una confrontación, sabes que le guía su propia baja pasión, y busca una justificación a su fracaso en vez de una forma de mejora. Compadécele, pues nunca podrá mejorar si la culpa es de las males artes de su adversario o del árbitro, y no de no haber sido capaz de ser muy superior a su adversario e incluso a la opinión de los jueces.

Puede ser que la critica haya sido recibida tras haber logrado tú un éxito personal… normalmente hablará la propia envidia, que es la otra cara de la moneda de la admiración. Digamos que los iluminados admiran, mientras que los oscuros envidian, no existe la envida sana, es una forma execrable de aceptar los propios malos instintos adjetivando positivamente el odio.

En la dialéctica, nuestros sentimientos debería ser igual de nobles. Por supuesto, hablando del Budo, y de las clases samurais, no podemos olvidar que los códigos del Bushido son una idealización utópica de la clase guerrera del Japón feudal, y que ellos, en la realidad histórica, tramaban y argüían toda clase de malas artes para vencer, no obstante el crecimiento personal se consigue en base a la honestidad y no a conseguir la victoria utilizando cualquier medio.

El general chino Sun Tsu, en su obra El Arte de la Guerra; base de todo el pensamiento militar oriental y occidental, expone que la única forma civilizada de vencer en una guerra es evitando que mueran personas, y se destruyan recursos e infraestructuras. Por el contrario prefiere conquistar en base a influencias, afinidades y estrategias de control personal.

Por supuesto, Estados Unidos demostró a Japón en 1945, que se puede vencer en una guerra destruyendo dos ciudades usando las bombas atómicas, pero ¿a caso alguien puede sentirse orgulloso de tal deplorable hazaña?…

El objetivo del Budo Karate es mejorar nuestro carácter a través de la práctica, y no vencer a toda costa. Recuerda las palabras de Voltaire: La paz vale más que la verdad.

El éxito ganado sin virtuosismo tiene cortas raíces y tarde o temprano se demolerá, mientras que una derrota infligida a un gran oponente que ha usado tácticas meritorias, elevará a los dos, incluso en ocasiones el derrotado será el héroe: Héctor de Troya y Aquiles, Ramses II contra los pueblos del mar, Leónidas de Esparta que murió defendiendo Grecia de los persas, Hannival de Cartago que fue derrotado por Roma, Viriato en Lusitania que fue traicionado por sus generales o Napoleón, que aun enfrentándose contra el mundo conocido, logró expandir las ideas de la Ilustración y su gloria.

En ocasiones, una derrota digna es más valiosa que una victoria inmerecida, pues la percepción de nuestro propio honor quebrado es como nuestra sombra, nos sigue allá donde vayamos como una mancha negra.

El comportamiento honorable en una discusión es más similar al ippon kumite (combate preestablecido) y sobre todo al Ju Kumite, combate de entrenamiento en que se permite que el oponente lance sus ataques, que al combate deportivo o al real, en que debemos anular cualquier intento de agresión de nuestro oponente. Si estamos seguros de nuestro argumento, será suficiente defensa, y no tenemos por qué evitar escuchar el argumento del interlocutor.

Es posible que él intente apabullarnos, con ataques continuos y sin descanso. No quieras defender cada golpe, pues la mayoría son inocuos, y solo acabarán cansándole. Busca la oportunidad para localizar su flanco descubierto, desplaza tu posición manteniendo tu objetivo, disimula tu verdadero golpe con una técnica de distracción y golpea con sinceridad y control, ya que no es necesario dañarle, la técnica limpia y clara asestada sin defensa, será suficiente para marcar la superioridad de tu argumento.

Cuando sea tu turno de atacar, expón tu habilidad midiendo a tu adversario con técnicas corteses, que no sean demasiado impactantes, utiliza preguntas, como se utilizan las grandes combinaciones de patadas, para, de un modo socrático, desentrañar sus contra-argumentos. Una vez que conoces el poder de sus respuestas, así como tu distancia de ataque potencial, enfoca tus cuestiones hacia su error, si solo trata de defenderse, la distracción hará que no pueda contra atacar y quede a tu merced para una técnica certera o un derribo. No obstante, cuidado con perseguirle allá donde vaya… “a enemigo que huye, puente de plata”.

No te anticipes en tus respuestas si no estás seguro de utilizar contra él su propio argumento, en ese caso, la anticipación te otorgará cierta omnisciencia que invalidará su argumento.

Sé claro en tus técnicas, piensa que no se trata de un verdadero combate, por lo que es mejor utilizar técnicas que sean reconocidas por todos. En una argumentación es preferible, según Aristóteles, argumentar con opiniones reconocidas por todos, que utilizar argumentos dudosos.

Cuando tu rival sea muy superior a ti, y puesto que se trata de un entrenamiento, no te de vergüenza admitirlo, de hecho es común que en estos casos el rival superior quiera humillar a su interlocutor, en ese caso, reconocer su fuerza y habilidad, suele evidenciar al rival calificándole indirectamente como un “abusón”, seguramente se sienta avergonzado de su egolatría y baje a un nivel donde el combate sea más asumible y tengas oportunidad de lanzar tus argumentos e incluso vencer, pues intelectualmente la soberbia tiende a ser pecaminosa, y resulta difícil de perdonar.

Cuando luches con un rival inferior en capacidades, para no caer en la problemática anterior, y vencer indiscutiblemente con honor, valida a tu adversario. Incluso si sus técnicas/argumentos no son buenos o son falsos, tenlos en consideración. No te cruces de brazos, ni demuestres pasividad ante el ataque de un niño que no puede hacerte daño, pues le estarás humillando.

Las técnicas de validación son aceptar los argumentos y encadenar tu contra sobre ellos, haciendo que él también disfrute y se sienta partícipe de una construcción de pensamiento común. Te reconocerá como el rival que le ayuda a crecer y no tendrá problemas en llegar a un consenso ideológico contigo. Si se siente humillado solo obtendrás negación y rencor, no habrá crecimiento para ninguno de los dos.

Permite que llegue con sus ataques mostrando interés, que no te importe simular el fallo para que obtenga respuestas por sí mismo, ya que el autodescubrimiento es el mayor de los aprendizajes. Ya sabes que eres mejor… no necesitas que nadie más lo reconozca, es obvio, no hay gloria en aplastar al principiante, y sí en la transmisión.

El último consejo es que apoyes cualquier corrección con amabilidad y una sonrisa, de esta forma el mensaje no solo llegará, sino que impulsará al interlocutor a sumarse a tu idea y mejorar. Los reproches pertenecen al pasado, y vivimos en presente, los errores construyen las mejoras del futuro, la introspección, utilizando preguntas conduce a la sabiduría.

Por lo demás existen muchas y variadas estratagemas relacionadas con vencer en una discusión aún no teniendo razón, sin embargo, no responden a la auténtica forma cortés del Budo. Recomiendo a tal efecto, y más bien como elemento de protección: Los Tópicos de Aristóteles o El arte de tener razón de Schopenhauer.

Recuerde y medite que Kyokushinkai es la Escuela de la Verdad Suprema y que “nunca olvidaremos la verdadera virtud de la humildad”.

 

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El poder del pensamiento único

El poder del pensamiento único

El célebre Daimyo Yamamoto Tsunetomo, autor del Hagakure, escribió:

“El pensamiento único es el más potente”

La idea de pensamiento único tiene connotaciones diferentes en nuestra Europa actual, que en el Japón de la era feudal.

Esta idea, en Europa, fue desarrollada en su origen por el filósofo Arthur Schopenhauer, y posteriormente Ignacio Ramonet y otros aplicaron el concepto al tipo de desarrollo social, propio de la izquierda, basada en una pirámide tecnocrática de jerarquía social.

El concepto moderno, según Schopenhauer, es el de aquel pensamiento que se sostiene a sí mismo, de modo que constituye una unidad lógica independiente. Posteriormente, esto fue redefinido por Herbert Marcouse como pensamiento unidimensional, como crítica a un pensamiento global dirigido hacia unas características sociales determinadas, y en relación a las élites dominantes que no permiten la diversidad de pensamiento, la negación y la crítica.

El término, en el concepto del Budo, tiene cierta relación en cuanto a varios aspectos relacionados con la orientación del pensamiento comunitario, y se caracteriza por un concepto diferencial, esencial e individualista; en Budo, el pensamiento único, trata de la detención y control del pensamiento propio.

Un pensamiento único, o unificado, en el que todos los miembros de la comunidad cooperan por un objetivo común, es en efecto, potente y valioso. Otra cosa, es que la idea del pensamiento común tenga un fin moralmente reprobable o sea socialmente válido.

En este sentido, se entiende que la diversidad de la sensibilidad humana considera como positiva su finalidad. Es decir, si todos entendemos que el reciclaje y el cuidado de la naturaleza es un elemento de valor para nuestro desarrollo social, ese pensamiento único ayudará a que todos los miembros del grupo social contribuyan positivamente al cuidado del medio ambiente. Si por el contrario, una parte del grupo social considera que otra de las partes es el origen de los problemas de su civilización y merecen el exterminio, ese pensamiento único aprobará atrocidades como el Holocausto promovido por Adolf Hitler en la Alemania Nazi.

Es necesario, por lo tanto, apoyarse en valores universales aprobados por toda la comunidad, de tal manera que puedan ser ratificados por los componentes de todo el espectro social, y aun en distintas generaciones, como por ejemplo la Declaración de Derechos Humanos.

Convencionalmente, la práctica de las Artes Marciales -entendiendo cada dojo como una pequeña sociedad compuesta por una pirámide jerarquizada con un objetivo de desarrollo personal y cuidado de la sociedad-, se nutre de los valores propios de Budo, recogidos en siete virtudes en la obra de Inazo Nitobe, Bushido, escrita como compilación de la tradición Samurai: Benevolencia, Valor, Humildad, Lealtad, Respeto, Honestidad y Rectitud.

Además, cada escuela se nutre de su propio sistema de valores, en el caso de Kyokushin, el lema es:

Cabeza baja (humildad), ojos altos (ambición), boca cerrada (respeto) y buen corazón (amor filial), Los padres son el punto de partida.

Junto con un conjunto de promesas de participación recogidas en el Dojo Kun, que expresan los compromisos de los participantes con el fin de mejorar su carácter a través del entrenamiento: entrenamiento constante, atención a las enseñanzas, abnegación, cortesía, humildad, sabiduría, fuerza; y en resumen, comprender el verdadero significado del camino marcial a través de la práctica.

Este pensamiento único de toda la comunidad promueve un sistema de valores fuerte y unificado, que tiene como fin avanzar hacia la paz mundial.

Por otra parte, en el contexto en que se escribió el Hagakure, propio de la mentalidad y filosofía Budista, el pensamiento único supone una mirada hacia el interior del individuo.

En la práctica del Karate el pensamiento único está bien definido por el Kime, fuerza fisico-mental de determinación hacia un objetivo. También Kiai la unificación de la energía físico mental exteriorizada mediante un grito.

Todos tenemos tendencia a un pensamiento que divaga en muchas ideas a la vez. De manera natural, nuestra mente tiende a funcionar de forma automática, permitiendo que estos pensamientos circulen libremente, sin filtro, como pelotas de pin-pon rebotando dentro de nuestra cabeza. Lo que provoca “pensamientos rumiantes”, que nos llevan inevitablemente a detenernos en las emociones más duras, tendentes a provocar un estado de estancamiento emocional: dolor, ira, tristeza, melancolía, miedo, rechazo… Obviando, a su vez, aquellas que resultan más atractivas de digerir: alegría, ilusión, esperanza, optimismo…

Los sistemas de alerta de nuestra mente se alteran ante la presencia de las emociones que provocan alarma, ya que naturalmente estamos diseñados para ocuparnos de las situaciones críticas en primer lugar. Sin embargo, tendemos a confundir esta alerta con un rechazo a las demás sensaciones, ya que las emociones consideradas positivas suelen corresponder a proyectos de presente y futuro, mientras que las negativas se alimentan del pasado; de lo ya experimentado de alguna manera, y que rechazamos; o de previsiones pesimistas para el futuro en base a este aprendizaje, que pueden ser reales o propias del prejuicio ideológico. Es decir, el miedo a la muerte no está alimentado por la experiencia real, sino por el prejuicio natural a ella, ya que nadie la ha experimentado realmente en varias ocasiones y ha aprendido en base a sensaciones reales empíricas.

Podemos imaginar que nuestras emociones son como las olas del mar, y nosotros somos un surfista.

Obviamente todas las olas que vengan van pasar por nosotros y de alguna manera, las vamos a experimentar, pero nosotros elegiremos la más conveniente a nuestro fin para surfearla.

No quiere decir que evitemos las que no nos convengan, tan solo las dejamos pasar, para que se rompan en la orilla.

Los surfistas experimentados, son capaces de atravesarlas navegando o sumergirse en el agua para no ser arrastrados por la ola que no desean. Esto mismo se hace con las olas emocionales mediante técnicas de distracción. La emoción seguirá estando, pero cada vez se irá más lejos hasta desaparecer. Para ello, empleamos meditación; unificamos el pensamiento y lo paralizamos; para posteriormente centrarnos en la emoción más conveniente.

Otra técnica de entrenamiento es temporalizar las emociones, no permitiendo que una misma emoción nos invada por más de 10 minutos.

Durante esos diez minutos, en los que se pasa por las diferentes fases de la experimentación y reconocimiento de la emoción, hay que buscar estrategias de distracción. El fin es encadenar la emoción con otra nueva más liberadora, que permita que podamos dejar pasar esa “ola” que nos está reteniendo dentro de una emoción no deseable, y escoger otra más “sobrellevable” que distraiga el pensamiento.

No podemos luchar contra las olas del mar, ya que la fuerza de la naturaleza es inevitablemente más fuerte que nosotros, pero podemos aceptar sus condiciones con amabilidad: ¡Ningún surfista está obligado a lanzarse al mar! Lo hacen por disfrute y conexión con la naturaleza.

Durante el entrenamiento diario en Kyokushin Karate, podemos entrenarnos en esta práctica desde el mismo inicio de la sesión. Sentados de rodillas, en una postura ligeramente incómoda (seiza), aceptamos con amabilidad y dignidad esa posición, que nos mantiene en una cierta tensión que recibimos como una alerta de nuestros impulsos, bajo el propósito de unificar el pensamiento en la práctica rigurosa del entrenamiento. No luchamos contra el dolor, lo aceptamos, y nos servimos de la respiración profunda para tal fin.

Incluso el momento en que llega la hora de ir al dojo y nos invade una emoción de pereza: preparar el karategi y la mochila, salir de casa, cambiarse… el propio proceso ritualizado de doblar adecuadamente el karategi y el obi (traje de práctica y cinturón) se pueden convertir en un ejercicio de distracción para dejar pasar esa emoción. Ritualizar esta práctica, mientras nos alimentamos de las emociones positivas vividas en relación con su uso, nos pueden animar a acudir al entrenamiento (keiko) para mejorar un día más.

El sentimiento de dignidad que ofrece el ritual nos compromete también con la práctica, ya que le aporta valor y profundidad.

Este sistema de preparación de la vestimenta, fue ritualizado por los antiguos samuráis del periodo Edo. La forma de realizar la lazada de la hakama (falda-pantalón propia de los samuráis), era usado como un periodo de meditación para centrarse en la aceptación de la muerte y la frugalidad como forma de vida.

Atención plena. La mente del samurai

Las terapias relacionadas con el Mindfulness (atención plena) que se basan en la meditación budista y en el estoicismo clásico, hablan de tres tipos de mente: Mente emocional, racional y sabia, según el tipo de estado por el que nos dejemos guiar.

El concepto de “mente sabia” fue desarrollado en 1993 por Marsha Linehan en su terapia para el tratamiento de las personas diagnosticadas de trastorno límite de la personalidad: la terapia dialéctico conductual. Esta terapia tiene entre sus objetivos la regulación del afecto, el aprendizaje de habilidades y la aceptación del cambio como algo inherente a la vida.

Cuando nos encontramos en el uso activo de la “mente emocional”, percibimos lo que nos pasa en función de lo que sentimos en ese instante. Si nuestras emociones son muy intensas, podemos distorsionar la interpretación que hacemos de las situaciones y de nuestras circunstancias y actuamos «en caliente». Pero, también, podemos encontrar la motivación, la pasión y la energía que necesitamos para alcanzar nuestras metas, para ayudar a los demás o para sobreponernos a las dificultades.

Por otro lado, cuando se activa nuestra “mente racional”, observamos nuestra vida desde la lógica y el empirismo. Nos centramos en los hechos y en la razón, dejando aparcadas las emociones, y actuamos «en frío». Este estado nos permite llevar a cabo planes, seguir instrucciones, dirigir equipos y tareas, etc.

Ambos estados tienen sus funciones y beneficios. Por ello, aunque a veces podamos anhelar desactivar alguno de ellos, necesitamos tanto de la razón como de la emoción para vivir. Nuestro objetivo último es el de integrarlos, utilizando la «mente sabia», y aunque no logremos mantenernos en este estado continuamente, si lo logramos, conseguimos cierta distancia del problema a resolver (maai) para verlo con lucidez, encontrar soluciones o al menos relativizar su gravedad.

La definición que el teólogo y filósofo catalán Joame Balmes dio en el siglo XIX al respecto es:

“La razón es fría, pero ve claro; darle calor y no ofuscar su claridad; las pasiones son ciegas, pero dan fuerza; darles dirección y aprovecharse de su fuerza.”

En el libro “La meditación del guerrero”, el autor y artista marcial Richard L. Heigth explica el tipo de mentalidad que, en el mundo actual, con su estrés y rapidez, deberíamos adoptar del antiguo mundo samurai:

“Debemos imaginar un campo de batalla con solo samurai rodeado de múltiples oponentes que intentan matarlo.

La atención de cualquier novato salta de un oponente a otro en un ansioso intento de defenderse.

Tal intento cansa pronto al guerrero, que será derrotado.

Un guerrero experto dirige su atención de manera uniforme en todas las direcciones. Pero aun y así, experimenta ansiedad mientras planifica mentalmente su estrategia. Su pensamiento y su ansiedad pueden ser su perdición si sus oponentes son verdaderamente hábiles.

La atención de un maestro samurai, al igual que la del guerrero experto, se reparte uniformemente, pero él permanece tan tranquilo como la superficie de un lago en calma, sin tener una idea predeterminada de cuales pueden ser sus acciones. Su cuerpo elegirá la acción correcta sin un solo pensamiento.

Necesitamos que nuestras acciones, en un mundo tan apresurado, fluyan desde la profundidad de la consciencia. La meditación ayuda a expresarse de forma natural.”

La forma natural de combate, contra uno o varios oponentes, al igual que en el enfrentamiento con la propia existencia, es aceptar las diferentes situaciones como las acepta el agua, adoptando la forma de su recipiente y buscando la salida en forma de movimiento y cambio. Si no encuentra una grieta para seguir su curso, se evaporará, pero siempre buscará la salida de una forma creativa, de lo contrario se estanca, enferma y muere. El agua acepta y entiende el cambio. Y nosotros somos agua.

En sus enseñanzas Buda no entiende a los humanos como formas fijas o estáticas, sino que nos describe como un serie de cinco procesos cambiantes: Procesos del cuerpo físico, de los sentimientos, las percepciones, las respuestas y el flujo de conciencia que los experimenta a todos.

Nuestro sentido del Yo surge por el apego e identificación con uno de estos procesos. Nos podemos identificar con nuestro rol social, con nuestros deseos, con nuestro deber, con nuestros sentimientos o incluso con nuestra situación económica, eligiendo arquetipos que nos protegen como una armadura. Sin embargo, estas armaduras nos pueden llegar a ahogar y convertir nuestra identidad deseada en una tumba en vida hecha del prejuicio y falsa identidad, provocando miedo a la pérdida y la derrota.

Si acepto que ese no es mi mundo, y que puedo ser nada y todo a la vez, superando mis propias barreras, podré adoptar un pensamiento flexible y creativo, sin necesidad de anclarme en emociones que no me permiten fluir con mi propia corriente.

Toda evolución positiva pasa por la aceptación amable del cambio. Y esta evolución debe estar dirigida por un pensamiento unificado, una voluntad de pensamiento único hacia la liberación personal.

 

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KAMAE: Manos de diablo, corazón de Buda.

KAMAE: Manos de diablo, corazón de Buda.

KAMAE

El Kamae está en el corazón, no en una manifestación física.” (Chooki Motobu)

C. Motobu

En Karate no hay una posición determinada de combate (karate ni kamae nashi)… Para comprender esta aparente paradoja debemos percibir que la verdadera posición de combate es interior… No hay que tener imágenes prediseñadas, se trata de fluir de un modo natural. Para cultivar este estado mental conviene practicar Fudoshin…” (Kenwa Mabuni)

K. Mabuni

Las posturas de Karate (kamae) permiten que el cuerpo ejecute mensajes del cerebro y realice los movimientos requeridos de la forma más fácil y económica posible. Por supuesto, la postura física debe ir acompañada de cierta preparación psicológica… Cuando se acerca un enemigo, casi todos automáticamente plantan los pies firmemente en el suelo, extienden los brazos y, por medio de la actitud física, representan la determinación mental de resistir el ataque… Un gato con el pelo erizado, el lomo arqueado y enseñando los colmillos advierte al perro que se acerca que no tolerará tonterias… El gato, en otras palabras, ha asumido una postura de batalla…” (Mas Oyama)

M. OYAMA

La mente humana es una con el cielo y La Tierra”

Nuestra circulación sanguínea corre paralela a los ciclos del Sol y la Luna”

La inspiración representa la blandura, la espiración, la dureza”

Adaptarse a las condiciones cambiantes”

La respuesta debe suceder sin pensamiento consciente”

La distancia y la postura determinan el resultado del encuentro”

ver lo invisible”

esperar lo inesperado”

(Ocho preceptos del Quanfa, Bubishi)

Ilustración Bubishi

El Kata, con toda su aparente rigidez, confiere libertad al Kumite, pues compone las conexiones naturales entre mente, cuerpo y espíritu” (Claudio Alessi)

C. ALESSI, el kamae interior

Es una constante en las artes del Budo entender que Kamae (posición de combate) es una forma ecléptica (adaptable al practicante) de predisposción al combate.

Por encima de ser una serie de posturas fijas, se trata de una actitud mental concreta, que se acompaña de una serie de posiciones ergonómicas que permiten una mejor economía de movimiento ante una amenaza.

También, en la tradición china, se estudian una serie de posturas previas al combate ritual que identifican a los combatientes como miembros de una tradición marcial específica. Esto también se extrapola al tipo de cortesía marcial o saludo, y tiene más que ver con la filosofía y tradición del linaje de la escuela.

Con ello, todos los autores coinciden en que el kamae adecuado es aquel que mejor se adapte al practicante para el tipo de tarea combativa que va a realizar.

Un dato curioso es que, en el caso concreto del Karate tradicional, muchos de sus kamae proceden de sistemas previos de lucha armada.

En la edición del Bubishi, traducida y comentada por Patrick McCarthy, se nombra un dato curioso respecto a la influencia de la lucha armada en el desarrollo del Karate y viceversa, en la que se explica que el Jefe de la segunda generación de la escuela de tradiciones militares de Satsuma (región y clán que conquistó Ryu Kyu en el siglo XVI) fue adiestrado en la lucha con aperos de labranza y herramientas cotidianas, para que a su vez, instruyera a los granjeros de Satsuma, y así evitar posibles invasiones, tal y como un siglo antes habían hecho los habitantes de Ryu Kyu, precisamente contra el clan Satsuma. Este adiestramiento para-militar, fue ocultado en una forma de danza folklórica llamada Jigen Ryu Bo Odori.

Reproducción de la danza Bo Odori de Satsuma publicada por el investigador Andreas Quast.

Según los estudiosos en la materia, no está claro qué tradición influyó en la otra, si la okinawense en Satsuma, o viceversa. Lo que parece claro es que, también en los kata de Karate, se realizan una serie de posiciones que tienen más que ver con la lucha armada, que con la aplicación de las técnicas de mano vacía.

Así en el libro Advanced Karate de Masutatsu Oyama, explica claramente:

…Dado que el Karate es un arte de combate, comparte ciertas posturas con otros métodos de lucha, pero está especialmente cerca de la esgrima japonesa (Kendo). De hecho, varias posturas de Karate se han tomado directamente del Kendo. Tal vez la similitud surja del hecho de que la espada, una vez que entra en contacto violento con el cuerpo de un oponente, puede significar una muerte súbita, al igual que un sólo golpe de Karate devastador significa destrucción inmediata…”

kendo
Karate Shobu ippon

Esta idea, sin duda influenciada en el Karate japones moderno, principalmente la escuela Shotokan, por la estrecha vinculación entre el Kendo y el Karate, desarrolla el sistema de competición por puntuación Shobu Ippon, en el que, al igual que en Kendo, los practicantes se lanzan con una técnica limpia para conseguir la máxima eficacia en una sola acción. Este tipo de pelea requiere de cierta distancia respecto del oponente y una guardia más bien extendida al frente y con una mano más avanzada que la otra. Es una forma estratégica que caracteriza principalmente a las escuelas que provienen de la tradición okinawense de Shuri Te, con sus acciones penetrantes y rectilíneas.

Según Sosai Mas Oyama, este tipo de acciones tienen también origen en el Shorinji Kenpo (escuelas derivadas de la tradición de Shaolin del norte). De hecho, el Shorinji Kenpo de la escuela Renshinkan, fue una fuente principal para el desarrollo posterior del Kumite específico de Kyokushin, debido a los frecuentes contactos de Oyama con esta escuela, con el objetivo de poder practicar Jissen Kumite, o combate con contacto pleno. Tanto es así, que el propio Sosai específica que Kyokushin se influye tanto del Karate de Okinawa, como del Kenpo japonés.

Oyama, Jion Kamae, originario de Shorinji Kenpo
shorinji kenpo

Cuando el combate es más cercano, se hace necesario la elevación de la guardia, por motivos obvios de defensa de la cabeza, por lo que en la tradición del Kyokushin primigenio, el combate en distancia corta segúia las directrices de la línea Naha te, a través de la fuente de Goju Kai de Gogen Yamaguchi, optando por un movimiento de manos (normalmente mano abierta) que no se mantienen fijas, si no, que al igual que en la costumbre de Tensho Kumite (combate sobre kata Tensho) se procura desorientar al adversario con golpes y/o atrapes de mano abierta, y optando por la posición neko ashi dachi; similar a como lo siguen realizando en otros sistemas como el Muay Thai.

En este caso, en que la distancia es menor, y no es siempre posible defender todos los golpes, se necesita un particular desarrollo de la musculatura interior del cuerpo, y una serie de kamae que potencien la tensión de cadenas musculares y permitan defender los ataques principales del adversario, obviando los que resulten secundarios o no sean capaces de lastimar.

Uno no tiene que defender todos los ataques del oponente cuando no hay poder en el golpe”

Uno debe intentar anticipar el ataque en su origen”

En una confrontación real uno debe pegar a la cara primero, porque esto es lo más efectivo”

(Pensamientos de Chooki Motobu)

Mas Oyama fue un admirador de la figura del karate Okinawense Chooki Motobu.

Podríamos pensar a priori, que con la globalización del mundo, y el desarrollo de los denominados deportes de combate propios de occidente, la guardia del boxeo occidental ha sido definitiva en la creación de un nuevo tipo de guardia que hoy en día realizan comúnmente los practicantes de Kyokushin (KUMITE NO KAMAE), y sin duda, la influencia del Boxeo es una de las bases para el estilo de combate Knock Down de Kyokushin y también del Kickboxing, como extensión del estilo. Sin embargo.

Este tipo de guardias no son exclusivas de occidente y aparecen claramente recogidas en la tradición del Bujutsu japonés y su origen chino, y se pueden encontrar en los kamae de ciertas armas de Okinawa, como el tekko, tonfa, sai...

Es conveniente ver la presentación de los kata de Kobudo para enteder ciertos elementos relacionados con el kamae. Tekko Jutsu

Por otra parte, vemos que es habitual que en los kamae tradicionales de Okinawa aparezcan posiciones de brazo con el reverso del puño apuntando hacia abajo, curiosamente igual que en el Boxeo occidental antiguo. Según los historiadores, se debe a que el boxeo ingles no contó con reglas fijas hasta finales del siglo XIX, cuando se prohibieron las patadas y se comenzó a usar el guante.

Los guantes de boxeo favorecen la protección del rostro y evitan provocar cortes con los nudillos en la cara del adversario. Los golpes con los nudillos que provocan tanto cortes, como noqueos, debido a apuntar a puntos precisos, son una especialidad característica del karate.

La guardia de Mabuni es igual que la de los boxeadores del XIX
El kamae empleado en Kobudo con las manos armadas es el mismo que en Karate.
Boxeo antiguo

En la tradición de Kyokushin, Sosai Oyama confiere importancia fundamental en concreto a dos kata: Tensho y Kanku.

De Tensho nos dice que es el kata más característico de la escuela, y que es un estudio de todas las defensas bajo la premisa de la teoría del punto y el círculo.

Tensho es un kata de la línea Naha te, que estudia el combate en distancia corta, y evoluciona como un homenaje a Sanchin, siendo una representación de los opuestos Yin Yang o Go Ju (duro y blando).

En su última técnica, que consideramos energética, se encierran, no obstante una serie de kamae propios de la distancia corta, que comúnmente podemos denominar JUJI KAMAE o guardia cruzada.

Juji kamae
Aplicación de Juji kamae al Kumite deportivo
Guardia cruzada propia de la escuela de esgrima fundada por Miyamoto Musashi

Este tipo de guardia con las manos superpuestas en torno al abdomen y al pecho, procuran la protección del torso de los ataques del adversario, además de la capacidad de trabar sus brazos.

No se trata de una posición fija, sino que por el contrario evolucionan continuamente a formas de defensa, utilizando el poder de los codos y anclando los brazos con la fuerza de la musculatura corporal. Es una posición que se puede ver en los combates de Kyokushin a corta distancia.

Esta guardia tiene algunas variantes en que el cuerpo se posiciona de forma lateral, para evitar contacto frontal con el adversario como GARYU KAMAE, que suele resultar después de una defensa, o TASHIN KAMAE, que es la misma posición que juji kamae, pero usada desde el lateral y que probablemente provenga del kamae de espada SHIN KAMAE (verdadera guardia)

Shin no kamae
Tashin kamae
Garyu kamae

Podemos encontrar estas guardias en alguno kata superiores, como por ejemplo Saifa, en que tras el primer pasillo, en que se acaba con un uraken; que se convierte en kamae, se evoluciona a un neko ashi dachi, con una guardia lateral previa, en que utilizamos Garyu Kamae para prevenir ataques de los costados.

Se continua a una guardia frontal con una preparación de la pierna llamada NEKO KAMAE (guardia del gato).

Neko Kamae

También en Seienchin, antes de finalizar el kata, se cierran los brazos con las manos abiertas en una guardia denominada KAISHU KAMAE, que se suele considerar como una atracción de la cabeza del rival.

Kaishu kamae

Kanku Dai es un kata Shuri te y se define en Kyokushin como el kata supremo, sobre el que se extrae incluso el emblema del estilo, una vez más influenciado por la teoría del punto y el círculo, sobre la que Sosai insiste que es la única forma posible de máxima eficiencia en combate.

Kanku en su origen, es un sistema compilado por los habitantes de Ryu Kyu, de las enseñanzas de un funcionario chino, al que llamaban Ku Shan Ku, y que enseñó su estilo en el antiguo reino.

Según se interpreta se trata de un estilo que permite luchar en la oscuridad, pues se basa en los principios de Ataru (tantear) y Utsu (golpear).

La posición final de Shuto mawashi uke de Kyokushin, que tiene su origen en el Taikiken en su ejecución, es sin embargo, en su finalización, un kamae fijo, que proviene de guardias propias de Shuri te, y por ende del kamae propio de la lucha armada a dos manos, tal y como se realiza en otros sistemas como el Nihon Tai Jitsu o el Aikido. Sin embargo, la mano atrasada se pega el cuerpo para favorecer el agarre de tipo hikite y la kinestesia, es decir la sensación física de la mano que está preparada para contra atacar.

Shuto Mawashi uke es el inicio del kamae enshin kamae, o guardia circular
En esta guardia, Enshin kamae en contacto con el rival, se tantea al adversario para después atacar o defenderse.

El primer Kamae del Kanku de Kyokushin es diferente al de otras variantes del kata, en que las manos se elevan directamente unidas por encima de la frente para posteriormente abrirse en un círculo concéntrico al cuerpo.

En Kyokushin este círculo se repite de forma ascendente y descendente, tratándose de un estudio de un kamae transcedental propio de la tradición del Shorinji Kenpo.

En un momento dado, las manos se posicionan a cada lado del cuerpo formando el kamae MAEBANE KAMAE, es una posición de no agresión, que es capaz de recibir ataques en sus diferentes alturas (jodan, chudan y gedan) además de seguir los principios de la persuasión al atacante, por tratarse de una postura en la que no se cierran los puños.

MAEBANE KAMAE
CHUKEN KAMAE

En la psicología humana, los puños cerrados frente al oponente sólo tienen dos salidas posibles, la disuasión del atacante, o el combate al sentirse este amenazado.

Con las manos abiertas en situación de calma, podremos apaciguar y persuadir al agresor de su amenaza a la vez que estaremos preparados para defendernos, anticipar, agarrar…

Los movimientos laterales posteriores no responden tanto a una defensa real, sino a una preparación o kamae a ambos lados, pues recordemos que se trata de una forma de pelea nocturna, en la que además se ofrece la opción de defenderse en el punto vulnerable de la guardia, es decir por el lateral, con movimientos de evasión.

El resto del kata es una sucesión de elementos en los que se tantea dónde está el rival tocándole para a continuación golpear en la dirección de nuestra mano o pie.

De este kata, en relación con la influencia posterior del Shorinji Kenpo, tambien nacen una serie de posturas defensivas que Oyama denomina JION KAMAE, y que también se llaman ZANSHIN KAMAE, cuando se trata de una guardia de finalización tras el derribo del oponente. Pues la palabra zanshin hace referencia directamente al estado de alerta.

Es algo también habitual en los combates de Kyokushin tras noquear al adversario, y que en sistemas como Shorinji kenpo, corresponde más bien a la guardia inicial previa al ataque.

JION KAMAE
Detalle de dos púgiles de la Grecia Clásica

Otro kamae, cuya historia explicaré por lo curiosa de la misma, es el denominado TANSHIN KAMAE, según cuenta Sosai Oyama en Advanced Karate, es una posición también original de China, que se hizo popular debido a un enfrentamiento histórico entre un monje de Shaolin llamado Tan Shin y un grupo de malhechores.

El monje, que llevaba un sutra sagrado en la mano, lo quería proteger a toda costa, por lo que lo apretó junto a su cuerpo, mientras extendió su otro brazo, defendiéndose de los ataques con la misma mano que le servía de defensa, para lo cual anticipaba usando su larga guardia, o cortaba los ataques atacando a las articulaciones.

Esta guardia ha sido recogida en el Kata Sushiho de Kyokushin, en la que desde la posición Neko ashi dachi se avanza con tres pasos, en seiken tsuki jodan, y el cuerpo mucho más ladeado de lo habitual. Con el fin de llegar a la máxima extensión del brazo.

TAN SHIN KAMAE

Por último, y para no hacer este artículo interminable, es necesario explicar que los kata están llenos de formas simbólicas y guardias naturales, en ocasiones tratamos de ver en los símbolos aplicaciones poco realistas, siendo formas puramente calisténicas o el final de una aplicación que termina en esa posición, como el MANJI UKE final de Pinan sono go, que representa una esvástica budista, y es realmente el final de una aplicación de anticipación y derribo, y no un doble bloqueo como en ocasiones se ha visto.

La primera defensa de Pinan sono ni, HAIWAN UKE, lejos de ser nuevamente un doble bloqueo de uchi uke y judan uke frontal, en una suerte extraña de defensa frente a un ataque múltiple, la mano elevada se está realmente preparando para entrar en acción complementando la defensa del brazo avanzado en una técnica a la que Gichin Funakoshi denominaba HASAMI UKE.

Bunkai del inicio de Pinan sono Ni
MANJI UKE. I. Pérez Robles

En la tradición de Budo Karate, el kamae fijo no existe, es por eso que se tiende a realizar los ejercicios de Ippon Kumite y sus derivados desde un SHIZEN KAMAE o posición de YOI DACHI, en que el receptor está preparado mentalmente, e incluso física y espiritualmente, y aparentemente tan sólo está erguido frente al agresor. Pues el deseo del karateka no es más que vencerse a sí mismo, y sabe que el mejor combate es el que no se hace.

Secuencia de Zanshin no kamae, espíritu de alerta. S. Décosterd
ZANSHIN KAMAE
MAS OYAMA MAEBANE NO KAMAE
 

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Entrevista en Radio KO

Entrevista en Radio KO

Ha comenzado recientemente un nuevo proyecto audiovisual dirigido por Sensei Raúl García Romero (Just Warriors) y Senpai Marc Vela (Tu dojo de Karate).

Radio KO (Radio Karate On Line) surge para dar voz a la comunidad del Kyokushin.

Estos son los vídeos de la promoción y entrevista que me realizaron.

Muchas gracias. Osu!

 

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